7. Intentando conseguir un trato

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Unos gritos atronadores me despiertan. Repito: gritos. Salgo de mi habitación corriendo aun en braguitas y sujetador me encuentro con nada más y nada menos que mi madre riñándole a mi hermano.

      -¡Eli! – Exclama cuando me ve antes de que me dé tiempo a escaquearme - ¿Tú sabes algo de lo que hizo tu hermano ayer por la noche?

      -Umm… Sí, estuvo hasta las tantas de la noche mirando películas conmigo cuando volví de Dany´s, ¿por? – le digo inocentemente.

Mi madre compone una mueca y después suelta un largo suspiro.

      -Está bien… por cierto, vuestro padre llamó ayer por la tarde, dijo que llamaría hoy – una sonrisa se extiende por mi rostro mientras en el de mi madre aparece una mueca de disgusto.

Por si no os lo había dicho: mis padres no se soportan, buen mi madre no soporta a mi padre, él simplemente se dedica a lanzarle indirectas sobre cosas como lo vieja que está y esas cosas.

      -Fred, quita ya esa canción, ¿cómo tenéis tan mal gusto para la música? Y Eli, por favor, quítate eso – me dice a mí señalando mi ropa interior, ¿qué le pasa? Es lencería normalita.

Cuando mi madre se va yo entro en la habitación de mi hermano riéndome, ¿mal gusto? Esta es una de mis canciones favoritas.

      -Eli toma – Fred me tiende una caja de discos con mi nombre - ¿Te acuerdas que este disco te gustaba? Te hice una copia, quitando las canciones que no te gustaban y añadiendo otras que sí.

Le doy un gran abrazo, a pesar de ser insoportable a veces, otras era verdaderamente adorable. Cuando me separo de él veo que su vista baja un poco, cuando sigo su mirada cojo un cojín y se lo tiro a la cara.

      -¡Idiota! – exclamo riéndome.

      -No grites – dice sujetándose la cabeza. Jódete, por beber ahora tienes resaca – Además soy un chico, adolescente… hormonal, ¿qué esperabas?

      -Touché – replico.

Vuelvo a mi habitación y me pongo una camiseta negra de manga corta, una camisa roja y negra de cuadros sin abrochar, un mini-short vaquero, medias negras un poco por encima de la rodilla y mis Converse grises, el pelo suelto y los ojos delineados de negro. Lista.

La canción Sweet Child O’ Mine sale de mi móvil indicándome que mi padre me está llamando. Lo cojo rápidamente y me lo pongo entre la oreja y el hombro mientras recojo mi habitación un poco.

      -Hola papá – lo saludo.

      -Hola cariño, ¿qué tal? – me pregunta y oiga la voz de mi hermana quejándose de que no encuentra no sé qué cosa.

      -De maravilla, papá, ¿qué es eso que Dana no encuentra? – le pregunto riéndome.

      -Las puntas creo – me responde - ¿Qué tal tú hermano y tus amigos?

      -Dile que mire en la bolsa del día anterior – le digo – Bien, ya sabes, intentando meterle mano a Cat quién cada vez se ríe más de él y lo vacila, y Dan… bueno, ahora tiene novia, oficialmente – mis últimas palabras me dolieron, mucho.

      -Tú hermana dice que mires en la bolsa del día anterior – le dice mi padre a Dana, supongo que tapando el micrófono del teléfono con la mano porque no se le oye gritar, y eso es raro – Tú hermano no tiene remedio, y me alegro por Dan, ¿seguís discutiendo cada dos por tres?

      -Todo sigue igual papá, te echo de menos, a ti y a Dana – le digo pensando en la adorable y tierna de mi hermana.

Dana es la melliza de Fred, Fred es el bromista, Dana se quedó con el cerebro y quiere estudiar lo mismo que yo, danza.

Amor, Sexo Y Otras Drogas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora