A Nazaret Rose, que me ayudó a tomar una decisión importante.
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Estaba sentado. Sentía como su parte trasera era presionada. La gravedad estaba haciendo lo suyo. Estaba muy cansado. Quería dormir. Estaba demasiado cansado. Se desplomó sobre el suelo y cerró los ojos. Poco le importó haberse golpeado, o que estuviera incómodo... o que ni siquiera supiese donde se encontraba. Estaba muy cansado. Apenas sentía que podía respirar bien. Se había desplomado y casi se había desmayado. Entonces, una mirada amarilla se posó sobre él. Le miró durante unos segundos y después se sentó a su lado.
—Me impresionas mucho—habló con voz decidida. Una mano se posó en su mejilla. Pero se retiró rápidamente. —, has podido seguir adelante sin contaminarte de malos pensamientos, sin caer en la rabia. Has hablado con estos chicos, les has calmado, sus pesos sentimentales han sido reducidos a cenizas gracias a ti—se tomó una pequeña pausa para suspirar con desespero. Miró con algo de ira al chico que tenía abajo suyo. Aun así, tenía un ligero brillo de admiración en sus amarillas iris. Habló con tono fuerte.
»Me desesperas, demasiado, tengo que hacerte caer, tengo que mostrarte que no estás bien, tengo que destruirte, eres lo único que me evita la llegada a este mundo Yuya, —le empezó a acariciar suavemente el cabello. Tocó de manera suave y delicada, como si tuviese miedo de que todo se volviese polvo cuando lo hiciese. Soltó una risita— Eres el que más oscuridad guarda en su corazón, el que más ha sufrido, el único que lo han apuñalado por la espalda de una manera tan atroz. ¿Cómo lo haces? ¿Cómo soportas tanto? Tantas veces que te han pateado por la espalda, todo lo que te hacen sólo por ser el hijo de Yusho Sakaki, y tú sigues perdonándolos, sigues creyendo que ellos son buenas personas, que lo único que quieren es hacer el bien y que lo que te hicieron sólo fue un mal momento...
»Quisiera poder hacerlo, quisiera que... Aun pudiera tener esperanzas en los demás. Yo hice lo que ellos querían Yuya, ¿y cómo me lo agradecen? Recordándome cómo una bestia, como el mayor destructor de mundos habido y por haber. Nadie nunca me aceptó, no me quisieron... yo sólo hice lo que ellos querían, ellos me querían aún más fuerte y yo les cumplí, yo lo hice, pero nadie me quiere ahora. Todos los que decían amarme ahora me odian... y peor aún, no me recuerdan tan siquiera, ¿cómo debería de sentirme después de hacer pasado por tanto?—Suspiró una vez más—Te tengo envidia, ¿sabes? Quisiera poder seguir perdonando, quisiera tener esperanza en ellos aun... pero simplemente no puedo. Doy todo por ellos.... Y apenas y recibo algo a cambio, sé que sueno cómo un interesado, pero...
»A veces te esfuerzas mucho por dar sólo para que después no recibas absolutamente nada a cambio. Para ese punto... Muchos de nosotros empezamos a preguntarlos porqué lo hacemos. Y nos encontramos con que, en realidad, no hay nada que nos obligue a hacerlo.
»La verdad, —sonrió de oreja a oreja repentinamente. Como si nada de lo dicho anteriormente dicho le hubiese removido algo en su corazón—no puedo quedarme indiferente ante tu situación, me agradas mucho, eres buena persona, y sé que si estuviéramos en otras circunstancias... nos llevaríamos muy bien. Date cuenta Yuya, somos los únicos que te queremos por quién eres, no por quién fue tu padre. Y tú sabes muy bien que él tampoco es un ángel caído del cielo—si Yuya hubiese estado despierto cuando la figura malévola se le acercó al oído, él se hubiese retorcido de la vergüenza—. Déjate caer en la oscuridad de una vez por todas Yuya. Yo sólo quiero vengar a aquellos que osaron de hacernos daño—terminó con una sonrisa y se esfumó«
O al menos no del todo. Parte de su sustancia se quedó presente en el paisaje rojo y verde tan peculiar que sostenía a un exhausto Yuya. Más temprano que tarde esas pequeñas partes de esencia se volvieron luz. Una luz muy brillante y cegadora. Le cubrieron por completo sin inconvenientes o interrupciones. El espacio en realidad no cambió demasiado. El color verde se sustituyó por un hermoso morado oscuro. Y alguien, cuyos cabellos se difuminaban entre aquel espacio raro, apareció caminando hacia el infinito. Se rascó la nunca en señal de confusión. Estaba perdido. No había dudas sobre ello.
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Oscuridad
FanfictionTras una serie de eventos, Yuya tendrá que enfrentarse a los subconscientes de sus homólogos.