Las batallas ganadas y las perdidas

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Mientras se bañaban, Yuto no pudo evitar en ningún momento de mirar a detalle el cuerpo de Yuya y compararlo con el propio. Si eran dos seres que provenían del mismo, entonces tenían que ser bastante parecidos. Y estaba en lo cierto, si bien, el cuerpo del proveniente de Standard era más delgado y con menos músculos, todas las demás diferencias eran casi inexistentes. Los brazos y piernas eran iguales y la piel blanca de los dos era casi del mismo tono salvo que el del proveniente de XYZ era algo más bronceado. Eran idénticos y a la vez demasiado distintos. Esas pequeñas diferencias enloquecían a Yuto y sólo lo hacían amarlo más.

La toalla se frotaba con suavidad en los cabellos bicolores rojos. Yuya no tenía demasiada energía y se encontraba distraído mientras pensaba en distintas cosas sin orden aparente. Se quitó la toalla y la puso alrededor de su cuello con la cabeza gacha. Pensaba quedarse allí hasta nuevo aviso pero uno de los que era dueño de sus pensamientos en ese instante no planeaba permitirlo. Con suavidad, Yuto levantó un poco el rosto del chico y lo besó como su los labios rojos e hinchados de los dos no contaran.

El chico de ojos rojos no puso objeción al nuevo beso que aquellos labios le propinaban y puso sus manos alrededor del cuello del contrario acercándose un poco más mientras agarraba suavemente su cabello. El de ojos grises se puso a explorar su espalda recién

lavada y toda su extensión tras un momento de sonreír en medio de aquel beso. Cuando se separó, el proveniente de Standard tenía una respiración agitada y el otro no le soltó la espalda por puro capricho. Hace algún tiempo atrás había aprendido que hacer esas acciones de egoísmo no lo llevarían a ninguna parte, pero realmente eso no le importaba en ese instante.

—Yuya—murmuró acercándose a su oído y haciéndole cosquillas con la punta de su nariz—. Mi Yuya...—dijo en un tono tan bajo que nadie aparte del aludido podría escucharlo ni aunque quisiera.

—Te amo—murmuró para sí. Yuto solo lo abrazó y lo pegó aún más a su desnudo pecho (por que no se iba a bañar con toda su ropa) y le besó una parte de la nuca al otro. Dejando así en duda, si le había escuchado o no.

Se quedaron así durante un rato, contrarrestando el frio. Conociendo el cuerpo del otro aún más, como si conocerlo de lejos no bastase y tuviesen que estarse tocando todo el tiempo sólo para saber que están allí, vivos, respirando el mismo aire, sin barreras, sin nada más aparte de ellos. Ninguno era un fantasma que servía para alimentar la ira interna, ninguno era un ser con dos almas en el mismo cuerpo, ninguno estaba en peligro, no más guerras, no más luchas dimensionales, no más dolor. Sólo ellos abrazados en medio de un baño estilo japonés tradicional. Sólo ellos, dos chicos amándose.

—Yuya, es hora de vestirse...—murmuró en el oído Yuto. Yuya se estremeció ligeramente—No podemos quedarnos aquí todo el día.

—Entiendo...—asintió el otro. Un pequeño beso se posó tanto en su mejilla como en su cuello. Yuto se levantó mirando como Yuya se sonrojaba poderosamente—¿M-Me ayudarás a vestirme?

—Claro que sí.

—Pero... La ropa interior...—miró hacia otra parte penoso. Al chico de ojos grises se le tiñeron las mejillas de un tenue rosado.

—Te ayudaré con eso nuevamente—dijo después de unos segundos—, y no miraré nada, lo prometo.

—E-Está bien—siguió mirando hacia otra parte. Yuto sonrió para sí y se acercó al otro. Le tendió una toalla que sobraba, pensó que quizá podría usarla un poco por si quería taparse un poco más de lo que estaba con su toalla en la cintura del chico.

—¿La puedes sostener un momento por favor?—preguntó, Yuya miró la toalla y la acarró mientras asentía suavemente, se quedó un poco entretenido mirándola hasta que el proveniente de XYZ lo agarrara de la espalda y de detrás de las rodillas, y lo alzaba por los aires—Gracias.

OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora