A su capricho
brota la hierba joven
en el campo invernal
Tan Taigi, Haiku
Yugo casi se queda dormido encima del techo. No fue nada muy extraño, de hecho, una vez se quedó dormido en el techo del orfanato. Solo que esa vez, era porque estaba distraído imaginando como sería competir en una Friendship Cup. Ahora, solo estaba triste y no quería que los demás se preocuparan de más por algo tonto. Claro, aceptar por fin que una amiga tuya se había ido para siempre era algo realmente tonto. Deseaba que las cosas fueran un poco más simples.
La taza de Chocolate fue lo que lo mantuvo despierto, el pensar que no debía dejarlo por allí, fue lo que le dio la fuerza de voluntad para bajar de ese aislamiento. Cuando lo hizo, lavó la taza con desgano, escuchando algo de movimiento en la sala. No se alarmó. De hecho, apenas y lo notó. Dejó el pocillo encima del mesón y se dirigió a la habitación casi como un Zombie. Pasó por alto la sección de besos que pasaba en la sala, les deseaba silenciosamente que lo disfrutaran y se acostó en el futón al lado de Yuri. No lo notó al entrar, pero sabía que solía hacerse allí. Así que solo se acostó a su lado y cerró los ojos.
—¿No vas a saludar? —preguntó Yuri en un murmuro—¿O siquiera decirme al menos "buenas noches bebe"? —Yugo abrió los ojos y lo miró.
—¿Por qué te diría bebe? —preguntó en tono suave. Realmente confuso, sin seguirle el juego a Yuti.
—Porque apuesto a que soy menor que menor —escuchó, la oscuridad no lo dejaba ver caramente—. Te ves mayor —dijo no tan serio como debería. Ese detalle, se le escapó al chico de ojos esmeraldas
—Agh, como si eso importara —rodó los ojos—. No tengo que llamarte bebé de todos modos.
—Te llamaré bebe entonces —Yugo abrió los ojos un poco más—, ya que tu no quieres...
—¿Tenemos que darnos ese apodo mutuamente? Pues no me gusta, y no lo quiero —refunfuñó. Yuri pareció por un momento sonreír descaradamente.
—Lo que digas bebe —dijo sonriendo—, creo que es hasta mejor que el dichoso Yugou.
—Es Yugo —bufó suavemente—, no Yugou, no bebé —se cruzó de brazos.
—En fin, ¿cómo les fue? —preguntó Yuri. Yugo no estaba seguro, pero parecía que el otro le estaba mirando. Pero no podía estar seguro—¿Ya podrías dejar de alardear sobre tu dichosa Neo Domino City?
—Me gusta mi ciudad —suspiró en la oscuridad—, y si, nos fue bien. Y... umm... vimos a Rin —Yuri arrugó su ceño. Sabía quien era la dichosa chica—. Y creo que logramos despistarlos un poco, hice que... umm... ella... nosotros...
—¿Qué pasó Yugo? —preguntó. Yugo tomó aire. Pensó en que quizá debería saberlo. No quería que fuera como en los programas que veía antiguamente Martha en sus ratos libres, donde la mentira terminaba por destruir relaciones.
—Nosotros nos despedimos —soltó. Yuri pareció tomárselo con calma, pues esperó a que la explicación llegara—. Yo, yo le pedí el favor a Yuto y Yuya que me ayudaran. Me despedí de ella, le dije un par de cosas para que estuviera tranquila y entendiera que no teníamos nada que ver contigo —suspiró de nuevo—. Me despedí de ella, le pedí que no me buscara... nunca más. Creo que es lo más sano para... nosotros y que así al menos...
—Yugo —dijo firme el otro—. Tranquilízate, estás hablando demasiado rápido. Es molesto.
—No me reclames por esto —le enfrentó. Tomó algo de aire—. Me acabo de despedir de la amiga de toda mi vida, ¿cómo esperas que reaccione? ¿Bien?
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Oscuridad
FanfictionTras una serie de eventos, Yuya tendrá que enfrentarse a los subconscientes de sus homólogos.