El resto de días y semanas fueron más lentos mientras se acostumbraban a tantas cosas que pasaban por su mente en ese entonces. Yuya ocupaba sus pensamientos constantemente en cualquier cosa que pudiese hacer desde su posición estando sentado o recostado, se había convertido en el principal doblador de ropa y organizador de cajones. Los demás se habían dedicado poco a poco a organizar la casa de la mejor manera posible. Arreglando las cosas como se podía y saliendo de vez en vez al pueblo del lado donde conseguían materiales si les hacía falta. Todo era muy lento y de hecho bastante confortante.
Todos estaban algo extrañados de que se llevaran sorprendentemente bien al convivir, en un principio Yuya pensó que quizá Yuri y Yugo tendrían varios problemas y que quizá con Yuto también hubiesen algunos roces, pero no. Estos apenas y habían tenido reales problemas, únicamente con el hecho de que a veces el de ojos fucsias se levantaba más temprano que los demás y que solía despertar a alguno de ellos sin darse cuenta. También estaba el hecho de que Yugo no parecía poder quedarse quieto de ninguna forma. Solo quería hacer algo todo el tiempo se aceleraba mucho en muchas tareas. No parecía querer tan siquiera parar de hacer cosas, lo cual era una ventaja para el día, pero para la noche todos lo vetaban de aquel que quería que la noche fuese eterna.
Pero más allá de eso, de su lenta acomodación y entendimiento del funcionamiento de las cosas, nada ocurría que les impidiera seguir con la vida que habían decidido para ellos. Yuri a veces les decía algunas cosas a futuro, algunas cosas que pudieran hacer manteniéndose en el espectro de lo desconocido, Yuto parecía ser el único que le prestaba al cien por ciento atención dado que Yugo y Yuya solían escuchar, pero nunca comentar. Era tranquilo, y con lo único que tenían para ver el paso del tiempo era la recuperación de Yuya con la que se tomaban su tiempo y trataban con mimo al chico. Curiosamente, para todos ellos era familiar ese tipo de fracturas y estaban acostumbrados a tratarlas.
Las cosas estaban muy normales hasta que una noche, en medio de la calma y el cuarto donde todos dormían, a Yuya le ocurrió algo.
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—Yuto, deja de mirarme—pidió Yuya a susurros, estaba rojo en la oscuridad de la noche y el hecho de que el otro solo le sonriese como si nada no hizo más que avergonzarlo.
—Lo siento—se levantó de las sabanas y el Sleeping que tenía por cama y se acercó a Yuya agachado, sin poder resistirse en lo absoluto—, es solo que... no puedo dormir y quería verte.
—Pero es vergonzoso...—miró hacia otra parte mientras se ocultaba en sus mantas.
—Lo siento en serio, pero eres tú, no puedo evitarlo—se quedó un momento callado, deseando ver el rostro de Yuya con la poca luz que se filtraba en el lugar—. ¿Puedo dormir contigo esta noche?
—Y-Yuto...
—Por favor... no he podido dormir—acercó su mano a la manta que cubría a Yuya e hizo que entrara para tocar su mejilla con delicadeza. Los ojos rojos se dirigieron a los grises—. Creo que me hace falta compañía... tú compañía.
—Nunca antes he dormido con nadie... no sabría si...—se mordió el labio suavemente—Me muevo bastante.
—No te preocupes, te acostumbras a un poco de todo cuando has dormido en un refugio de guerra—con mucho cuidado retiró las mantas de un lado del Sleeping de Yuya y se metió en el mismo ante un chico de ojos rojos totalmente incómodo—. ¿Estás cómodo o me salgo un poco más?
—Estás... estás bien—dijo a medias. Yuto no paraba de sonreírle embobado. Amaba poder hacerlo, poder estar allí a su lado sin problemas, con ganas de besarlo hasta que no pudiese más o que sus labios se quemaran. Quería tenerlo entre sus brazos siempre y de nunca soltarlo. Por ello mismo lo primero que hizo al sentirse acomodado del otro fue repasar su rostro con suavidad, para no olvidarlo—. Mmm, Yuto, ¿qué haces?
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Oscuridad
FanfictionTras una serie de eventos, Yuya tendrá que enfrentarse a los subconscientes de sus homólogos.