Imagen no relacionada :'v, bueno casi, si lo toman por la tangente es posible.
Tomaba prestado los ojos de alguno de vez en cuando. Viendo las cosas poco a poco, viendo como lo que había creado se estaba haciendo lentamente más concreto y mejor. Las cosas estaban marchando casi sobre raíles. Casi parecía un genio malvado caricaturesco, con esa intensidad con la que miraba las cosas, con esa actitud que cargaba y esas ganas constantes de que algo ocurriese. Era simplemente irreal.
Estaba en un entorno que tampoco daba lo suficiente como para que se volviera loco, eso no lo podría negar nadie. A penas y podía oír las charlas de los demás, pero a ratos. Nadie hablaba con él por mera lógica, era un ser que estaba relegado a estar vagando en la mente de 4 seres que simplemente no querían volver a saber de su existencia. No podía llegar a hablarles normalmente en su casa como si nada. Casi parecía un repudiado. Repudiado por ellos, por Leo, por todo aquel que pudiera recordar su nombre. Casi podía sentirse furioso por ello. Sabía muy bien lo que había hecho hacía los demás y lo que había ocurrido, no podía entender lo que ocurría, porque lo había separado ni porque le odiaban tanto.
Era absurdo, absolutamente absurdo. Cada vez que pensaba en ello se le hervía la sangre como si estuviera en un caldero ardiente y la temperatura se le pegara a la piel. Sus sentimientos solían tener una especie de elemento mágico, casi demoniaco. Resaltando los más negativos y apagando y minimizando los positivos, si se les podía llamar de alguna manera. A veces no el mismo entendía sus sentimientos. O tan siquiera la magnitud de lo que había hecho. Ni siquiera era capaz de entender como lo había hecho tampoco.
Todo había sido realmente confuso, los hizo unirse, hizo que la conciencia de Yuya se paseara por las demás y las calmara. Era casi como si las cosas que hacía no era más que intentos fallidos que daban resultados erróneos. Él no era ningún genio, a duras penas servía para las cartas y poco más. Las estrategias eran lo suyo, pero siempre se había considerado un jugador más reactivo antes que cualquier otra cosa. Él no siempre atacaba cuando veía la oportunidad, pero una instantánea, tomaba las opciones pensando más bien poco. No podían juzgarlo, eso también hacía que su propio estilo fuera agresivo, siempre estaba a la defensiva, tenía un plan de escape tantas siempre y si alguien flaqueaba no dudaba en atacar. Así que se volvió experto en eso, en ser agresivo, y en atacar a la mínima sin dar a tiempo de respiro. No estaba seguro, pero creyó que quizá lo que hacía se había degradado. Había cambiado mucho desde entonces. No estaba seguro de porqué, pero lo sentía.
Y ese cambió también lo hizo diferente. Lo hizo ver como se había alejado ligeramente y lo poco que comprendía a las personas. Se perdía a sí mismo en una parte bestia que ahora sentía le faltaba. Todo el tiempo había estado bajo su influencia, y ahora que se había reducido. Pero seguía siendo parte de él, seguía sintiéndola, esa furia incontenible que parecía ser alimentada de ira, caos y miedo. Estaba allí, en él. Y le hacía pensar en las cosas que había hecho sin querer. Y en lo que podía obtener de ello.
Lo tomaba como un turno después de una paliza aplastante. A solo 50 puntos de vida de una derrota, de una muerte. Pero el Oponente, a pesar de haber jugado todas sus cartas disponibles, se había olvidado de un detalle importante. Apenas él encontrara un mínimo punto flaco atacaría, incluso si tenía que mover muchas piezas para ello. Eso es lo que había hecho, aprovecharse de una falla, algo que había hecho el enemigo sin pensar, o, como en este caso, que lo había hecho él sin pensar. Jugaría con sus cartas, activaría efectos encadenados y cartas mágicas en trampas cuyos efectos puedan formar cadenas de combos para poner tan siquiera tener una oportunidad. Porque frente a lo que tenía, no había mucho. Pero si lo pensaba mejor. Quizá había algo que pudiera hacer. Al final, él no era más que un pobre idiota trabajando con lo poco que tenía, con las chispas creadas por accidente, al borde de lo que parecía ser la muerte. Esperaba que al menos pudiera hacerlo bien.
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Oscuridad
Fiksi PenggemarTras una serie de eventos, Yuya tendrá que enfrentarse a los subconscientes de sus homólogos.