We won, or we think we did

557 28 148
                                    

Yugo acarició con suavidad y cuidado las mejillas de Yuya al ver que no reaccionaba a su tacto. De cierta manera era reconfortante, el estar de esa manera le generaba tantos sentimientos al mismo tiempo que su estómago estaba revolcado y hecho un lío. Pero ese caos era algo que disfrutaba, porque era el de ojos rojos el que lo provocaba, no las sensaciones falsas que alguna vez pareció tener y que se convenció que las tenía. No, aquellas ganas que tenía el de ojos esmeraldas por besarle y por probar aquellos labios delicados con los suyos propios era totalmente verídico. De otra manera querría decir algo, arruinar el momento, romper con aquel silencio que había dejado una conversación sin importancia y la ropa doblada que tenían a sus pies. No quería cagarla, quería seguir en ese trance, mirándolo y perdiéndose.

En aquel instante estaba en una burbuja, con aquella que se formaba cada vez que estaba en un duelo y necesitaba concentración, aquellas veces en las que se centraba y analizaba mejor la situación. Como le diría Yuri, aquellos instantes en los que no era un total idiota y mostraba inteligencia. Quería seguir teniendo esa sensación, esa de que las cosas estaban bien y que Yuya aparentaba comodidad a su mano. Movió los dedos un poco notando como las mejillas se le sonrojaban más al otro y miraba para abajo. Estaba ligeramente avergonzado y además sus ojos brillaban. Yugo casi podía babear en ese instante. Era hermoso, era un chico muy simple, que tenía unas expresiones muy puras, unas que él estaba mirando y que sospechaba que nadie más había visto. Aparte de Yuto.

Tomó entre sus dos manos la cabeza del chico con cuidado, se acercó mirando al sonrojo que se intensificaba y la hermosa cara que tenía. Le removió alguno de los mechones que tenía en la cara y se acercó más al otro. En búsqueda de su rostro le miró pidiendo un permiso silencioso. Ni siquiera se cuestionaba por Yuto, por lo que se suponía que tenían los dos. Yugo no quería romper esa relación, pero por alguna razón, le sonaba a que el más serio de los cuatro no le importaría tanto. Demonios, ni siquiera pensaba bien. Solo sabía que quería al otro, quería sus labios, quería su atención y quería que lo mirara más veces con aquellos ojos que desprendían amor cuando le veían.

Simplemente, quería amarlo y sentirse correspondido.

No hubo real misterio cuando Yugo hizo que juntarán sus bocas. Ninguno de los dos era realmente un experto, solo sabían lo que había visto, y en el caso de Yuya, que Yuto le había mostrado. Así que solo hizo lo que pudo al tocarle con sus labios, se quedó quieto mientras el de ojos esmeraldas hiciera el resto. Era un toque inocente, uno simple, de un par de niños que apenas experimentaban lo que era amarse y lo que podían hacer si el uno correspondía al otro. Fue fugaz, apenas y duró un suspiro. Yugo simplemente se separó un poco después para verlo de nuevo, para ver los ojos que lo convencieron que besarse estaría bien. Y cuando volvió a mirarlos, brillosos, solo sonrió y volvió a acercarse rápidamente para besarle de nueva cuenta.

Lo que no se esperaba era chocarse c las narices con el otro.

—Lo siento—dijo Yugo al escuchar a Yuya quejarse un poco. El aludido rio un poco y negó masajeándose la nariz—, ¿te encuentras bien? ¿Te duele algo? No sé si tengamos hielo, pero puedo conseguir, ¡yo...!—el de ojos rojos solo estaba aguantando una carcajada.

—Lo siento yo—dijo calmándose un poco—, metí la nariz... y no me fije... lo siento—negó un poco aun masajeándose. Lo miro un poco afligido y chasqueó la lengua. Bajó la mirada y se revolcó el cabello—. ¿Yugo?

—Arruiné esto—se vi de repente afligido—. Lo siento.

—Tranquilo—dijo él otro mirándole con ternura, aun sonrojado. Con esos ojos llenos de amor que le guardaba—. Supongo que es normal... yo... bueno, no tengo nada de experiencia en esto—dijo sonriendo algo avergonzado—. Así que... umm creo que eso... ¿suele pasar?

OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora