—Yuri...—murmuró inconscientemente. Acostado, miró nuevamente al confuso cielo. Era curioso, ahora el cielo estaba de colores distintos a los que había visto con anterioridad. Sin embargo, eso no fue un impedimento para sobresaltarse—¡Yuri!—se levantó rápidamente visiblemente exaltado. Miró a todos lados buscándole. No, no podía haber desaparecido sin más, ¿verdad? Volvió a sentir ese miedo en su pecho, ese miedo que todo lo que tenías estaba resbalándose de sus manos. Quizás era Yuri, pero desechó esa idea. Lo sentía diferente. Era diferente, esa persona no era Yuri, de ninguna manera. Tratando de convencerse de que desesperado no iba a lograr nada, se levantó y empezó a mirar a su alrededor.
Pero entonces empezó a escuchar voces en la infinidad del espacio.
—¡Pero todavía no tengo sueño!—gritó una voz de niña. No la había oído antes pero se le hacía lejanamente familiar. Miró a todos lados con la intención de localizar el origen de aquello. Pero sólo estaba el confuso espacio raro en el que se encontraba.
—Si Martha, por favor cuéntanos otra historia—pidió una voz masculina. Yuya se quedó completamente quieto y muy expectante. Esa voz se parecía demasiado a la de Crow, sólo que más infantil y algo más aguda. ¿Qué era lo que estaba pasando exactamente?
—Está bien, está bien...—accedió una voz de una señora mayor. En el momento en el que Yuya estaba dispuesto a escuchar atentamente a aquella señora para que le diese una idea de que pasaba, una bola de luz se posó en frente suyo. Le llamó la atención y le miró atentamente mientras se quedaba hipnotizado por su luz. El de ojos rojos no supo que hacer, se sintió atraído hacia aquel destello de luz. Alzó su mano para tocarla pero esta se alejó—Les puedo contar otra historia...
—¡¡Sí!!—celebraron en coro unas voces infantiles. Yuya seguía mirando la luz y volvió a tratar de tocarla. Pero una vez más esta se alejó.
—¡Gracias Martha!—agradeció una voz que si el de ojos rojos hubiese reconocido vagamente. Sin embargo, él había estado muy concentrado en alcanzarla. Yuya persiguió la luz por todos lados. No podía dejarla ir, sentía que debía alcanzarla.
—Bien, siéntense niños—dijo una voz maternal, aparentemente la que había accedido a contar una historia más. Fue ese el preciso momento en el que el bicolor rojo logró tocar la bola de luz. Su ceguera fue inevitable.—Hoy les contaré, la historia del duelista volador...
Cuando se dio cuenta estaba una vez más frente a una escena extraña y confusa. Varios niños estaban en una sala de estar algo malgastada y vieja. Apenas y se veía acogedora. La señora mayor del lugar parecía muy anciana y entrada en la edad. Incluso tosió en un momento determinado de la pequeña reunión. Cuando aquello ocurrió, un adulto joven se acercó a ella tratando de ayudarle pero esta se negó. El adulto frunció un poco las cejas y pareció gruñir por lo bajo pero nadie se dio cuenta de ello. Yuya se quedó mirando al grupo de niños intrigado. No comprendía donde estaba y porque, sin embargo de algo estaba seguro, era invisible ante la escena mostrada. Nadie le prestaba atención ni mucho menos parecían si quiera verle. No le tenía porque importar aquello en ese momento, debía concentrarse en la situación en sí. Sin embargo fue inevitable pensar en aquellos pensamientos ligeramente sombríos. Cuando su vista se posó en un niño en especial, se quedó boquiabierto.
Yugo estaba entre los niños.
—Hace algún tiempo...—empezó la mujer avanzada en edad. Todos los niños abrieron los ojos con asombro. Expectantes de lo que iba a pasar a continuación—Existió un duelista muy muy testarudo y terco, pero muy amable y con metas muy fuertes. Quería subir allá arriba.—Los niños se sorprendieron ante tal declaración hicieron gestos de mucho asombro y sobre todos de incredibilidad.—Quería lograr que todos fuéramos iguales, quería justicia. Durante gran parte de su vida luchó para conseguir aquellos sueños que tanto anhelaba, construyó una D-Wheel y se decidió a ser el mejor. Sin importar si Segurity se ponía en medio, sin importar si sus amigos le decían que era imposible, él jamás desistió.—hizo una breve pausa, para este punto Yuya había tomado el ejemplo de los niños y se sentó como ellos a escuchar. Esa historia le sonaba de algún lado, pero, ¿de dónde?—Un día, se dispuso a saltar a su destino, preparó una rampa en un tejado he hizo todos sus preparativos. Sin embargo sus deseos no tardaron en ser escuchados. Segurity se presentó solamente para arruinar sus planes...—algunos niños se asustaron, incluida la única niña del lugar. Yuya se inclinó hacia adelante expectante. Se había interesado sin razón aparente por aquello, pero no podía hacer mucho, estaba picado por lo que estaban contando. Una actitud muy similar a la que tomó Yugo, el cual se mantenía callado, esperando por las siguientes palabras de la mujer sentada en frente. Esta tosió un poco y continuó—Le tiraron cadenas y redes intentando detenerlo. Pero él desistió, siguió avanzando quitándose todos los obstáculos que se le ponían encima. Incluso esquivó hábilmente algunos guardias. Cuando tuvo una oportunidad, aceleró su D-Wheel y a una gran velocidad saltó por la rampa.
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Oscuridad
FanfictionTras una serie de eventos, Yuya tendrá que enfrentarse a los subconscientes de sus homólogos.