Cuando las luces se prendieron, un gran escenario salió en frente suyo. Una multitud hambrienta gritaba con furia mientras la arena esperaba por tener algo más de sustancia. Todos estaban esperando por lo inevitable, por la batalla que se iba a ver en esos momentos. Casi se parecían a la audiencia que había tenido en City. Se miró a sí mismo. Vio el traje tan extravagante que tenía, casi parecía un vaquero. Se quedó sorprendido. Las voces exigían acción. ¿Cómo podía dar acción? No era más que un chico en medio de un escenario.
Y fue atacado.
El rayo de Luz fue algo totalmente inesperado. Le habían atacado por la espalda sin más. Como si fuese el peor de sus enemigos. Era el peor de sus enemigos en esa arena. De no ser por la puntería tan errada de su contrincante, sus sesos hubiesen volado por los aires. Yuya no perdió el tiempo y se volvió hacia el otro que estaba dentro de la arena. Un monstruo de duelo enorme estaba justo en frente de él. Estaba preparando otro ataque, y no podría evitarlo. A menos de que utilizase su ingenio.
Casi por acierto descubrió que tenía un disco de duelos a su disposición. Se preguntó si era lo que los demás querían que luchara por su vida. No quería hacerlo. Eso no debía de ser de esa manera. Pero así eran las cosas, así tenía que actuar. Tenía que defenderse ante lo que se le pusiese por delante, o si no se lo comerían vivo. Sacó una carta con determinación. Incluso si tenía que luchar no lo haría, iba a esquivar, iba a huir. Eso era cobarde, pero era lo más sensato. Sin mirar que carta había sacado la puso sobre el campo sorprendiéndose a sí mismo por tener una forma tan desesperada de actuar.
Odd-eyes Pendulum Dragon rugió hacia su contrincante. Yuya, que sentía que no tenía más opción, se subió a su cabeza con rapidez y torpeza. Esquivaron juntos lo que venía de rayo de luz. El de ojos rojos soltó aire liberando tensión y miró a su alrededor con desesperación buscando alguna manera de salir de esto. No hubo nada que pudiese ser su salvavidas. Así que actuó a la desesperada huyendo del lugar, moviéndose por toda la arena siendo perseguido por el otro. La audiencia poco a poco fue pidiendo más. Presionando para que atacara de vuelta. Esperando por verlo, por ver sangre, por ver conflicto.
Esperaban con ansias ser espectadores de un conflicto brutal del cual podían disfrutar. Y Yuya ya estaba tratando de evitarlo. Volvió a sacar otra carta. Dark Rebelion XYZ Dragon. No lo entendía, salía este monstruo que se suponía debía estar en el extra Deck, pero no, estaba allí, diciéndole que debía de ser invocado. Volvieron a atacarlo y en defensa propia lo invocó para qué distrajera un poco al contrincante. El público enloqueció, las personas se levantaron de sus asientos y comenzaron a emocionarse aún más. Esto no era lo que quería, jamás podría soportarlo. Las cosas se empezaban a salir de control cuando atacaron al monstruo XYZ. Yuya lo sintió en su corazón, un fuerte latido acompañado de un dolor en el pecho. Estaba claro. La rabia había comenzado a entrar en su pecho y a apoderarse de a poco de sus emociones, eso no le agradaba en lo más mínimo. No podría tan siquiera pensar en volverse a dejar llevar, no después del desastre que había hecho, de las personas a las que probablemente les había arrebatado la vida... Demonios, no podía pensar en ello. No debería.
Pero su entorno sólo le recordaba lo feroz que podía llegar a ser, su ira tan imponente y lo que había hecho. La presión estaba tan metida en su cabeza ahora que lo pensaba que ya no sabía ni siquiera si era él mismo o lo que sus impulsos y el público decía que era.
Ahora simplemente pensaba en... Atacarle. Destruirle. Escuchar más de los gritos de júbilo del público.
Se estaba corrompiendo.
Y no podía entender lo mucho que lo empezaba a disfrutar.
-.-.-.-
Casi fue decisión propia abrir los ojos en ese momento. Sorprendentemente no estaba gritando o llorando. Sólo estaba allí, mirando al techo confundido mientras asimilaba lo que acababa de ver. No supo en que creer o pensar. No supo que hacer o que decir. O si tenía que decir algo. Si tenía que llorar por las pesadillas o simplemente pensar en ellas como un sueño más. Las cosas parecían confusas. Nada cuadraba en su cabeza. Y eso en vez de carcomerle por dentro, no parecía hacerle mayor daño. No después del momento inicial.
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Oscuridad
FanfictionTras una serie de eventos, Yuya tendrá que enfrentarse a los subconscientes de sus homólogos.