Capítulo 103

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Había comenzado a llover y las ansias de volver a su casa casi ganaban hasta que Oliver apareció doblando la esquina.

—Creí que te habrías ido. —dijo Oliver al llegar a la entrada de su casa donde Amber lo esperaba sentada en el pequeño escalón que se encontraba justo debajo de la puerta.

—No podía irme sin que habláramos primero. —dijo ella desviando la mirada.

—Tienes razón, ¿Quieres entrar?

—Claro—respondió Amber poniéndose de pie—, solo para que sepas Anna acaba de irse hace solo unos minutos.

Justo cuando estaba por ingresar a la casa Oliver la detuvo. —Espera... Ella solo vino a disculparse...

—Lo sé —dijo la castaña cortando su explicación —. No necesitas explicarme, ella ya me lo dijo todo en cuanto ustedes se fueron.

Él solo asintió, dio un paso hacia atrás y la dejo ingresar a su casa.

—Antes de que hables... Solo quería decirte que independientemente de lo que decidas yo siempre estaré a tu lado, seguramente a lo largo de tu vida conozcas millones de personas mejores que yo, o que te puedan darte más de lo que yo podría darte, pero escuchame bien... Nadie, absolutamente nadie, podrá igualar el amor que yo siento por ti.

Amber lo observo, un nudo estrujó su garganta, sus ojos se llenaron de lágrimas, jamás creyó que unas simples palabras podrían cavar tan profundo, se sentía inundada, como si estuviera ahogándose en sus propios sentimientos, pues eran tantos que ni siquiera los llegaba a identificar por completo.

Sin siquiera meditarlo salto a los brazos del chico que tenia en frente, estrujado su cuerpo con fuerza y enterrando su cabeza en el hueco que hay entre el hombro y el cuello.

Oliver igualó su fuerza y rodeo su cuerpo con ambos brazos, un abrazo quizá no pueda compararse con un beso, pero sin lugar a dudas este abrazo tenía más sentimientos que aquel inesperado, pero hermoso beso.

Ambos se separaron con lentitud, en ningún momento perdieron la mirada del otro, de los ojos de ellas brotaban pequeñas lágrimas que en su caída iban dejando una estela salada mojando sus mejillas, los ojos de él, brillaban, su felicidad era palpable, pues no creía que algo pudiera hacerlo tan feliz como tener a su amada justo entre sus brazos.

—Lo siento. —hablo Amber, rompiendo el momento.

—¿Por qué te disculpas? —pregunto Oliver, confundido.

—Fui tan ciega, me negué por tanto tiempo a reconocer mis propios sentimientos, que sólo termine por causarle daños a las personas que más me importan.

—No voy a negar que esto se pudo haber terminado mucho antes—dijo él a la vez que secaba con su pulgar, las lágrimas que mojaban las mejillas de la chica—. Pero, ya no importa, lo importante ahora es que estás aquí, conmigo, y que ya nadie va a poder entrometerse.

Beso sus labios con suavidad, solo un pequeño rose, pues quería que ella le respondiera una última duda.

—Me gustaría que me respondieras algo... —tomo aire y luego soltó la pregunta que tanto lo atormentaba—, ¿Realmente me escogiste a mi?

Amber, lo observo perpleja, no había esperado que él hiciera tal pregunta, de hecho creyó que preguntaría un "¿Me amas? ", pero no esperaba que se sintiera tan inseguro de si mismo.

Tomo una gran bocana de aire, y busco las palabras correctas para expresar todo lo que en verdad sentía.

—Cuando te conocí me caíste muy mal, te despreciaba, no podía creer que alguien, prácticamente de tu misma sangre, pudiera traicionarte así —noto como Oliver bajaba la cabeza—. Pero luego comprendí que no podía juzgarte, que nadie me da el derecho de hacerlo, y que detrás de todo esa traición debía haber un motivo.. ¿Tú la amabas, cierto? — él solo asintió.

Hola, Extraño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora