Sombra

Nuevos Comienzos

—…y él estaba furioso, pero yo no entendía porqué. Luego me lo explicaron, yo no podía volar la puerta y atacar a las personas sin estar seguros de que fuesen a quienes buscábamos. Admito que la chica se veía indefensa por un momento, pero luego de que se pusiese de pie lo primero que hizo fue intentar hechizarme, y yo no me iba a dejar. Para cuando todos llegaron a donde estaba, ya tenía a todos en la habitación inconscientes, y ella, que fue la única que me dio pelea, estaba a un lado mío aún despierta, pero con una contusión grave en la cabeza. Yo no sabía que era menor de edad, no me enteré hasta después de llevarlos a interrogar y tratar sus heridas. No fui sancionado, pero si me llamaron la atención, el peor sermón de mi vida. Y así fue mi primera redada, logramos capturar a los vendedores de artículos malditos, no hubo bajas de ninguna parte y yo fui sermoneado.

Después de decir lo último, el profesor Elferd tomo su taza de té y un bocadillo para llevárselos a la boca, era obvia la falta de modales de ese tipo.
Draco llevaba casi media hora escuchando lo asombrosa que fue la primera vez que el Auror estuvo activo en el campo y ya se sentía irritado.

Cuando llegó donde el profesor, fue claro pidiendo que fuera al grano con lo que quería.
Pero por más claro que hubiese sido, el siguió hablando sobre sus primeros años, o más bien, días de servicio.

—Si tiene algo que pedir, hágalo ahora— habló al notar que el otro no tenía pensado seguir parloteando.

—Draco, querido, ni siquiera has tomado tu té. — el profesor estaba bastante tranquilo, al bajar su taza, revisó el reloj de su muñeca — Ya es bastante tarde, el tiempo vuela cuando lo pasas bien, ¿cierto?

—Si no tiene nada más que decir, me retiraré. — Draco se levantó de su lugar dispuesto a irse y no tener que soportar al profesor.

—Espera, espera, no te molestes. Podemos llevarnos bien, después de todo soy tu profesor y Auror asignado. — a paso lento se acercó al chico que estaba a medio camino de la puerta, aún tenía una ligera sonrisa cuando llegó hasta él— te conviene ser lindo conmigo.

Estaban lo suficiente cerca para sentir el aliento del otro. Draco era bastante alto, pero el profesor Elferd le ganaba por varios centímetros, no sabía si intentaba intimidarlo o sólo se divertía con la situación, pero estaba seguro de algo, él no pensaba a darle el placer de verlo retroceder.

No iba a retroceder

—…pero que molesto…— susurro el profesor, su sonrisa se borró. Por impulso, el mayor sujetó el cabello de Draco y lo tironeo hacia atrás sin cuidado, lo que quería era sacar un poco de la ira que le provocaba el sólo ver al chico. Quería doblegar un poco el orgullo de un Malfoy.

Pero de nada sirvió, la mirada de Draco era igual, o tal vez más desafiante que antes. No mostraba gesto de dolor, aún cuando si lo sintiera, después de todo él ya estaba acostumbrado al dolor físico.

—…sumamente molesto— después de una mirada de desprecio soltó su agarre de una manera nada amable llevándose entres los dedos varios cabellos que se sacudió

—Está semana hubo 4 muertes más en Azkaban. —siguió hablando al dar media vuelta para no ver la cara de Draco— el Ministerio está impidiendo que la información se filtre. Aunque, después de todo, ¿a quién le importaría si basura como esa muere?

—…

Se hizo un silencio por un minuto, parecía que ambos necesitaban acomodar sus ideas.

—Sabes, mi padre siempre decía; “no importa que tan mal lo estés pasando, si te esfuerzas puedes salir adelante” … grandes palabras para un hombre tan inútil…— parecía perdido en sus recuerdos. con un suspiro se volvió a verlo de nuevo al rostro con la sonrisa renovada— Esta vez que sean 4 mil galeones, a la misma cuenta. Y que sea para antes del Domingo.