Sombra

Ojos Azules

Hogsmead durante los fines de semana de clases, es visitado por una gran cantidad de alumnos de Hogwarts que iban a sus calles a distraerse de los estudios, sin importarles el frío que empezaba a hacer por la llegada del invierno.

Esta era tal vez una de las razones de porqué tres leones y una serpiente paseaban por sus calles. Los cuatro chicos andaban a paso lento, Hermione y Ron caminaban un poco más adelante con los brazos enlazados, mientras Draco y Harry un poco alejados de ellos caminaban en silencio, uno más incómodo que el otro.

Para Harry, esta era una de las salidas que lo tenía más ansioso, pues no dejaba de preguntarse si podía tomarla como una cita, o mas bien cita doble. Luego se recalcaba a él mismo que era el único que pensaba así, Draco apenas y mostraba interés en algo que no fueran las vitrinas de las tiendas al pasar.

A esas alturas el león aceptaba que el chico a su lado en verdad le gustaba y ese día iba a hacer un movimiento: estar a solas con él.

Sólo tenía que deshacerse de una forma sutil de sus dos amigos y así tener al rubio sólo para el.

Además, desde hace un par de días antes había notado la extraña complicidad entre Draco y Ron, si bien aún guardaban las distancias entre ellos, se notaban más relajados el uno con el otro, hasta se llamaban por sus nombres, mientras él seguía siendo sólo Potter. Si no fuera por los sentimientos que sabía Ron le tenía a Hermione, ya estaría estallando de celos.

Y apenas un día antes, fue el mismo Draco quien les pidió salir a Hogsmead diciendo que quería salir del encierro del colegio.

Para Draco, esa ida a Hogsmead era de lo más aburrida, no tenía nada de que platicar con Potter, y no iba a interrumpir en la plática que tenía la pareja. Ahora para colmo, Azuré parecía empeñado en alejarse de él, esa mañana tenía pensado llevarlo con ellos para no aburrirse demasiado, pero apenas se descuido un momento y la ave se había ido.

Para Draco, que estaba tan acostumbrado a la presencia del ave, le era irritante la actitud tan esquiva que estaba teniendo con él. De sólo pensar en eso, sentía que empezaba a molestarse.

Al dar un vistazo al frente, pudo ver la fachada de Las Tres Escobas, donde se suponía irían, al mismo tiempo Ron le dio una mirada ansiosa. Vaya favores tenía que hacer.

—Iré a comprar unos ingredientes para pociones que me hacen falta— dijo el rubio de pronto, haciendo que todos se detuvieran

—No hay problema, te acompañamos Draco— habló la chica para empezar a caminar llevando a su novio con ella.

—No hace falta— la detuvo de nuevo — ustedes dos pueden adelantarse. Que Potter me acompañe.

La cosa era sencilla, tenía que llevarse a Potter con él y dejar seguir a la pareja sola a Las Tres Escobas. Lo que la serpiente no sabía era que le estaba dando una oportunidad a Harry para acercarse a él, oportunidad que el león no pensaba desaprovechar.

No hubo reclamos por parte de la pareja. Para Hermione era perfecto, lo que más quería era que esos dos se volvieran más íntimos, inocentemente hablando.

Apenas habían perdido de vista a la pareja al caminar hacia otro lado y Draco ya estaba suspirando de alivio.

—Bien Potter, volvamos a Hogwarts

—¿Qué? Pero los chicos… tus ingredientes… mi…mi…

Harry no tenía idea de que pasó, un minuto antes tenía su esperada oportunidad para estar a solas con Draco dada por él mismo, ahora quería volver a Hogwarts sin más. 

—No, no podemos dejarlos esperando— definitivamente no iba a dejar ir a Draco— ¿y qué pasa con lo que querías comprar?

—¿Ron no te dijo? — le cuestionó incrédulo la serpiente—… ese idiota