Eres Mi Motivo Para Soñar. (Exorinha)

Capítulo 1

Hola a todos! Se preguntarán quién soy...

Solo soy un chaval, adolescente, que sigue estudiando en un instituto.
 
Pero no vengo a hablaros de como soy yo. Más bien voy a contaros una historia, no voy a decir que la viví con mis propios ojos, pero la sentí como si realmente hubiera pasado en la vida real...

Vosotros diréis, este tío que está contando.

Pues parece loco, pero qué pasa si os digo que puedes vivir tus propios sueños. ¿Alucináis, verdad?

Pero no todo es bonito, también puedes vivir pesadillas.

Pero para mí, la verdadera pesadilla era la realidad.

Aunque parezca mentira, los sueños tienen reglas, un poco raro ¿no?

Y también tienen su propio guía, que es la persona que te ayuda en cada sueño que tienes.

¡Bueno! Creo ya os dije todo lo básico. Ahora empezamos con esta historia!

Ah, casi se me olvida, me llamo Andrés! Pero pueden llamarme Exo.

Yo era un tío que no era muy sociable, solo tuve un verdadero amigo que se llamaba Gona. Pero él se fue de la ciudad por sus padres. Solo hablamos por Skype cuando podemos.

Luego de que él se fuera, no tuve el amor y cariño que te dan pocos amigos.

Mis padres trabajaban mucho tiempo, y no los veía casi en todo el día.

Luego del instituto era yo y mi ordenador.

Un día por una extraña razón, que aún desconozco, el mundo se volvió en contra mía.

Fue un día horrible, en mi instituto me hacían burla tras burla. Y me preguntaba ¿Qué hice mal? ¿Me habré levantado de la cama con el pie izquierdo?

Llegué a mi casa, frustrado, sin ganas de hacer nada.

Me tumbe en mi cama, y empecé a llorar.

Y dirán, "¡los hombres no lloran!" Pero ¿Los hombres no son humanos?

En fin, sin darme cuenta caí en un sueño profundo. Lo cual me despertaría al otro día, o eso pensaba...

Me desperté al día siguiente. Pero todo estaba raro...

El sol brillaba más que nunca esa mañana. Algunos objetos de mi habitación se cambiaron de lugar, y otros eran nuevos.

Pero eso no era lo único raro, porque luego vi a una persona jugando en mi ordenador.

—Oye, ¡¿Tu quien eres?! — grité asustado.

Esa persona se dio la vuelta y me respondió —Soy...

¡Continuara!