Capítulo 9

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Luego de que Luh me pellizcara, agarré mi móvil y vi la hora.

¡Joder, ya es tarde!— Rápidamente me levanté, me cambié y fui al instituto sin comer.

Ya estando allí, mientras la profesora explicaba un tema que no presté atención, yo pensaba en una solución para que Luh me dejara estar con Sara.

Yo no gustaba de ella, solo me parecía una persona interesante.

Me había encariñado muy rápido de ella, creo que más de que lo debía.

Señor Andrés ¿Se encuentra en este mundo?—La profesora me vio la cara de empanado que llevaba.

Sí, si...—Conteste.

Entonces no tendrá ningún problema en hacer el ejercicio dos de la página 58.

"¿ejercicio dos de la página 58?" Me preguntaba en mi cabeza y buscaba la página. Y fue en ese momento que me di cuenta que estaba en matemáticas...

Tiene menos de 5 minutos para resolver el ejercicio.— Me ordenó.

"Genial, un ejercicio que no tengo ni puta idea como resolverlo" Me decía a mi mismo.

Más tarde, ya en la salida del instituto, yo estaba afuera para ir a mi casa. Todo estaba tranquilo, hasta que tres chicos se pararon a mi alrededor deteniéndome el paso.

— ¿Dónde vas Andrés? ¿Tan rápido te vas a tu casa?— Me dijo uno de ellos.

Sí, ¿Algún problema?—Levanté la mirada.

¿No quieres divertirte antes?— Cerró su puño.

Otro se acercó, me agarró de la camiseta y me dijo—Así nos divertimos.

Rápidamente lo empujé, y en ese momento entre en pánico. Lo primero que se me ocurrió fue correr.

Y fue lo primero que hice. Corrí como nunca antes, mientras ellos me perseguían.

Corría para ninguna dirección. Me metí en callejones y lugares que nunca vi en mi vida.

En un momento mire para atrás y no veía a nadie.

Ya me habían pedido.

Miré a mi alrededor para saber dónde estaba, y me di cuenta que estaba dentro de un cementerio.

No sabía ni como entre.

Justamente, tenía una tumba delante de mi. Me llamó la atención porque arriba de la lápida, tenía un ángel que en su mano derecha sujetaba un atrapa sueños.

Me acerque, y vi el nombre que estaba escrito: Sarinha Piñeiro.

Me quedé duro, sin poder creerlo.

Ella me dijo una sola vez su nombre completo, y también me comentó que murió en la realidad.

Lo que me sorprende es que ella era de esta ciudad.

Una lágrima salió de mi, y cayó en la lápida. ¿Una lágrima de tristeza? No lo sé.

Por una extraña razón, en mi mente me vinieron muchos recuerdos de ella... De su hermosa sonrisa, y sus ojos brillosos.

Miré al cielo y sonreí, como si ella estuviera haciendo lo mismo.

Mejor me voy, ya es tarde...— Me dije.

Hice dos pasos hacia atrás lentamente, me di la vuelta y fui hacia mi casa.

Me voy solo para verte.— Sonreí.

¡Continuara!

Eres Mi Motivo Para Soñar. (Exorinha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora