Tres: Sujetos a una infantil promesa.

230 40 8
                                    


Había pasado una noche maravillosa debido al beso de SungKyu, esa era una declaración muy obvia, así que esa noche fue para imaginar un mejor escenario para mi propuesta formal, los libros decían que a los doce era tan solo la primera etapa para descubrir tu inclinación sexual, pero yo ya sabía que quería.
Y a quien, SungKyu era todo para mi desde que lo conocí, verlo esconderse entre las faldas de su madre era digno de recordar...a su modo intento evitarme pero de a poco había logrado introducirme en su pequeño mundo, salvando su trasero en repetidas ocasiones y siempre de las manos sucias de los Lee, ese par de bribones que hasta la fecha seguían nuestros pasos...
Pero hoy justamente cuando todo parecía ir mal ante la aparición de un intruso con ojos saltones SungKyu me había confesado con un torpe beso lo que sentía por mi.

Las siguientes semanas fueron lo mejor, salíamos tomados de las manos y asistíamos todos los días a las clases impartidas por nuestras respectivas madres, no me cansaré de decir que incluso SungKyu era mas ágil e inteligente que yo, o al menos al él no le daba flojera estudiar, afirmando que en ocasiones me dejaba en ridículo frente a mis hermanos, pero eso nunca me molestó, es más amaba eso, alguien tenía que mantenernos en un futuro, y si era él mejor, yo tendría tiempo para cuidar a los niños  desamparados y sin padres...
Hacía algunas semanas SungKyu sugirió que tal vez cuando fuésemos mayores tendríamos una fundación para niños huérfanos, dándole la oportunidad a todas las parejas de darles amor, y eso haría yo, cuidar de los niños mientras unos buenos padres los adoptaban mientras SungKyu llevaba el alimento a mi boca.

Pensamientos infantiles y tontos ahora que los recuerdo.

Todo era perfecto, claro según yo y a esa edad, DongWoo había cumplido su mayoría de edad y celebraríamos en la casa de campo, una fiesta pequeña y privada, solo los amigos cercanos de papá y mamá asistirían agradeciendo internamente que los Kim fuesen amigos de ambos.
Sería un fin de semana en Jeju, en la isla privada de papá, bueno exactamente de la compañía, volamos esa misma tarde otoñal, para poder estar ahí el veintiuno de noviembre un día antes del cumpleaños de DongWoo...
Papá aceptó que todos los menores viajáramos juntos, en el jet de mamá junto con nuestras madres, aunque ahora que recuerdo debí notar la palidez de la señora Kim, sin embargo estaba tan ensismismado en mi mundo a lado de SungKyu que eso quedó en segundo plano. Pude dormir en su hombro mientras escondíamos nuestras manos entrelazadas en el asiento del jet...
Fue un viaje corto pero placentero sobretodo para los mayores, los oí hablar de negocios, asociaciones y un posible matrimonio... Pero era muy joven para entenderlo.

Llegamos a casa y pedí compartir alcoba con mi ¿novio?  Sí, eso era mi novio, cosa que a los mayores les pareció una buena idea, después de todo quien dudaría de esa amistad que hace tan solo unos días se había convertido en más que eso, en una relación gay en la pubertad.

Dormir a lado suyo y despertar de la misma manera era casi como un sueño...uno real y feliz.
Aún así corrimos por todo el jardín de la casa mientras SungJong comía un emparedado de jalea en el césped... Éramos los más pequeños, pero decíamos que si SungJong no salía herido a nuestro cuidado tendríamos la confianza suficiente para poder tener esa fundación y Jjongie no sería otro más que la prueba viviente para poder gritar a los cuatro vientos...
"¡Lo Logramos!"
Las meseras y la fea organizadora obesa coordinaban a todo su equipo de trabajo para arreglar las mesas para el desayuno y la comida, para darle paso a la cena y celebrar el décimo octavo cumpleaños de DongWoo el heredero más cercano de los Nam.

Perdería más tu tiempo si te explico loa detalles de aquella aburrida fiesta acompañada de champagne y canapés algo con demasiado estilo americano para seis familia coreanas tradicionalistas del país.
Es mejor que te lleve al fatídico punto por el cual perdí todo rastro de aquel niño tímido... De ese amor puro de mis doce años.


En la cena y ya casi para terminar SungKyu y yo cenábamos en una de las mesas mas alejadas de la familia. Nuestras manos se peleaban con la infinidad de cubiertos en la mesa para poder trozar un poco de carne cuando JiAe tomó a SungKyu de los hombros para susurrar algo en su oído y minutos después salir corriendo tras ella...

-SungKyu ¡espera!
Traté de alcanzarlo pero cuando quería ese niño sin ojos podía ser realmente veloz, así que tuve que conformarme con no perder su rastro mientras trataba de alcanzarlo, inesperadamente mis pies llegaron a una de las habitaciones principales, en donde el matrimonio Kim se alojaba, escondí mi cuerpo en la puerta apenas dejándome ver a toda la familia reunida, un hombre de bata blanca y una mujer a su lado examinaban a la señora Kim, mientras ella parecía estar dormida, sin responder a los llamados de sus hijos, principalmente los de SungKyu quien había comenzado a sollozar, mi determinación por aquella primera promesa que le hice para no verlo sufrir me hizo entrar a la habitación, pero mi acto fue detenido por las manos de mi hermana.

-No, no entres ahí- susurró afianzando su agarre en mis hombros.

-Pero SungKyu... SungKyu me necesita...
Supliqué con los lagrimales a punto de estallar.

-Es mejor que lo hagas después, ahora SungKyu está con su familia y papá nos ordenó no interrumpir.

Involuntariamente fuí arrastrado hasta llegar al living mientras los invitados restantes seguían disfrutando de la fiesta.
Me sente en el sillón y para evitar una rabieta cerré los ojos esperando ser llevado por morfeo antes de regresar allí donde SungKyu y desobedecer a papá por enésima ocasión.

No supe de mi hasta que al día siguiente desperté en mi cama, tratando de encontrar una razón lógica para entender como es que llegamos tan rápido... Aún sintiendo los ojos pesados y tratando de reaccionar al nuevo día cuando oí la puerta abrirse... Giré en esa misma dirección y pude ver a un SungKyu apagado vistiendo un traje de luto y un pequeño bolso colgando a su lado...
Baje de la cama y atónito logré abrazarlo protegiendo a lo que más amaba, sin embargo no correspondió y entonces comencé a preocuparme.

-Woo.. WooHyun yo... Mamá...ella...ya...ella ya no está

Y pese a mi corta edad comprendí que la señora Kim, la grandiosa madre de SungKyu había muerto.

-Ella nos cuidará desde el cielo Kyu, todo estará bien.

-No es así, en realidad yo...yo vine a...- Y sus ojos se perlaron de nuevo mientras mi corazón latía con desesperación como si adivinara lo que estaría por pasar. -yo vengo a despedirme.

Y entonces mi corazón pudo haber estallado mientras sus palabras hacían eco en mi cerebro.

-Papá quiere regresar a Seúl, dice que estar aquí no le hace bien, anunciará su retiro y DongWoo tomará el control de todo... La partida de mamá nos ha dejado sin nada... Ya no viviremos en Namsan...

Quería creer que todo eso era una mala jugada del destino, una broma de muy mal gusto por parte de SungKyu, pero la seriedad en su rostro me hizo ver que no era así, que Kyu estaba buscando las palabras adecuadas para decirme que se iba, y que pese a mis intentos no podría lograr que se quedara.

-Hagamos una promesa WooHyun-. SungKyu tomó mis manos mirándome por última vez...
-Pase lo que pase nunca nos olvidaremos, y prometo que cuando sea grande te buscaré ¿de acuerdo?

-Te escribiré cartas.
Sugerí casi al instante... Solo asintió dibujando una linda sonrisa, sin llegar a transmitirla en sus ojos.

-¿Lo prometes?

-Lo prometo.

-¡Séllalo!.

Y fue así como nuestros meñiques nos dejaron sujetos a esa infantil promesa.









(...)

-¿Hace cuanto no sabes nada de él?
Preguntó MiJoo, mi mejor amiga de la universidad.

Le di un pequeño sorbo a mi café antes de contestar.

-Han sido trece años ya sin saber nada de Kim SungKyu... Trece años.

Entre el Destino y la Casualidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora