Dieciocho: Las cosas que nunca te dije.

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La razón por la cuál me fui esa noche no fue mi hermano, aunque estoy seguro me hubiese roto la cara si no lo hubiese obedecido. Era mi poco orgullo, la poca decencia que me quedaba, no estaba tan mal pero tampoco era la mejor del mundo, ya no podía hacerle mas daño...
Estos trece años solo deseé que WooHyun me olvidara, pero solo conseguí en tres días que me odiara. Y en otros siete que me dejara atrás, estaba bien, no lo culpo yo mismo me odio.

Ésta noche ha sido la peor de todas, sí tuviera una lista de mis diez peores noches ésta sin duda sería la peor.

—SungKyu, debemos hablar.

—Ahora no, por favor SungYoung, déjame solo.

—¡Ya basta! ¿Hasta cuando dejarás de huir? ¿hasta cuando vas a reconocer que te equivocaste? Hasta cuando vas a ser alguien maduro.

—SungYoung...tu no entiendes...

—¡Entonces explícame, estoy harto de toda tu ineptitud. Tu falta de madurez...lastimas a todos a tu alrededor!

—¿Estás gritándome porqué mamá se fue?

—Deja, de usar a mamá...¡mamá tiene trece años muerta!...
Puedo ver como mi hermano se detiene cierra el puño mientras cierra los ojos, sabe que le duele lo que va a decir—. SungKyu no solo era tu madre, pero no todos huimos en cuanto ella se fue, o cuando papá murió, es difícil ver a tu hermano menor sufrir y para no hacer mas grande su dolor tienes que ser fuerte para él, para el mas pequeño, para YiJeong, para ti...y verte huir, ver como te conviertes en presa de tus miedos...es tan difícil y yo ya no puedo verte así...te irás a Toronto en dos días, y por favor no vuelvas hasta que reflexiones sobre ti mismo.

—No puedo irme ahora, WooHyun...

—Es más sano para WooHyun que te alejes ya ha sufrido bastante...

—No me iré, lucharé por él...así que déjame solo.

—Esa es mi última palabra...

Su salida es anunciada por un fuerte portazo y yo termino de ahogar un grito en mi almohada, no puedo rendirme ahora, no ahora.
Mi ritmo cardíaco se altera, mis manos comienzan a sudar, siento que todo se acaba... Y no se porqué.
El sonido de la puerta abriéndose me hace girar el rostro, no quiero que me vean más vulnerable de lo que soy.

—Tu teléfono ha sonado dos veces...deberías devolver la llamada.
MyungSoo pone el teléfono en mi buro...
—. SungKyu, WooHyun lleva siete días sin ir a la universidad, y tampoco ha llegado a su departamento desde aquella noche. Es él quien ha llamado, por favor arregla este asunto, amo a tu hermano más que a nadie en está vida pero WooHyun es mi amigo. Por favor ...
Sus pies arrastran por todo el piso y sale, la almohada que abrazaba sale disparada como proyectil hacia algún lugar del suelo.
Y efectivamente WooHyun ha llamado dos veces, mi dedo tembloroso pulsa el ícono verde... Y el teléfono comienza a sonar...

—¿Hola?
Su voz es suave, y casi inaudible tiene la nariz mermada.

—WooHyun...

—Hablemos SungKyu. Te espero hoy en Namsan a las cuatro de la tarde...
El sonido de la llamada culminada es lo único que queda del otro lado de la bocina.
Mi mano cae con lentitud y el teléfono se desliza por la colcha de mi cama. Son justo tres treinta y el tiempo parece estar en mi contra, las llaves del auto van a dar a mi bolsillo, y salgo corriendo de ahí.
Oigo a mi hermano gritar pero eso no me hace detener...
A estas alturas la puerta es lenta y yo comienzo a desesperarme...creo que me estoy volviendo loco.
El camino a Namsan es más largo de lo que recuerdo y la lluvia otra vez amenaza mi camino, golpeo el volante con tanta fuerza que estoy seguro casi rompo mi muñeca.
Los veinte kilómetros restantes son eternos hasta visualizar el árbol de cerezo...el mismo de hace trece años, donde empezó todo esto.

Entre el Destino y la Casualidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora