Entre el Destino y la Casualidad.

Cuatro: Vivimos de promesas rotas.

Actualidad...Noviembre 2016.
(Trece años después de perder todo rastro de Kim SungKyu)
Seúl, Corea del Sur.

~•~

Bebo el último sorbo de mi café tibio antes de sacar unos cuantos billetes y colocarlos en la mesa, tomo mi abrigo y salgo en dirección a las frías calles de Seúl que parecen estar un poco abandonadas, exhalo el aire restante de mis pulmones recordando aquellos ojos que una vez fueron mi perdición, hablar del tema me pone melancólico y MiJoo siempre logra eso, se fue por asuntos pendientes en su trabajo de medio tiempo en el almacén, a diferencia mía Lee MiJoo es becada y tiene que trabajar para pagar la mitad de sus gastos escolares y un poco de su consumo, pero eso jamás ha sido impedimento para relacionarme con las personas, SungKyu me había enseñado que todos somos seres humanos y lo que importa es el interior, lo que tienen para ofrecer al mundo y no la etiqueta, tal vez MiJoo es de clase media pero tiene un gran corazón.
Sigo mi camino hasta llegar al complejo de departamentos en Gagnam, abro la puerta y coloco las llaves en aquel fino portallaves dorado que mamá me regaló en mi cumpleaños número veinte, de un solo golpe logro colocar mi abrigo en el sillón del living para dirigirme a la cocina y abrir la nevera para sacar algunos huevos y verduras cerrando la puerta con mi pie mientras leo la caducidad de algunos productos.
Mis manos son hábiles y ahora están limpias, logrando encender los quemadores para colocar dos sartenes, uno para los rollos del huevo y el otro para su relleno, termino de cocinarlos para colocarlos en el plato  tomando un vaso y el zumo que también saqué de la nevera.
Mi hora de comida siempre ha sido en silencio mientras los palillos empiezan una lucha con el plato y terminan en una batalla perdida en mi boca.
Inevitablemente una lágrima cae por mi mejilla haciendo caso omiso a mis súplicas internas para que no escape, mis ojos se humedecen por completo nublando mi vista logrando sacar algunos sollozos para dejarme vencer por mis sentimientos.

Así pasan los minutos mientras que afuera se oyen los sonidos urbanos, bocinas de automóvil y sirenas principalmente hasta que llega la noche, mi móvil ha vibrado en varias ocasiones, mensajes de mi madre, mensajes de YoungMi y una llamada de DongWoo, una que me hace salir de mis ensoñaciones. Deslizo el ícono verde casi provocando una carcajada en mi. DongWoo me saluda con efusividad logrando que mi estado de animo se estabilice un poco (no sé como lo hace pero siempre lo ha logrado desde que éramos menores)
Pregunta por mi día y no le doy más que evasivas para no responder que nuevamente recordé a SungKyu y lloré, seguro respondería: "Ya debes superar a ese hombre y buscarte a alguien más"...
Siempre me lo decía, hasta el momento en el cual decidí vivir solo.
Mi hermano sabe de mis preferencias y aunque no las compartimos me ha respetado bastante y eso jamás se olvida.
Cuelgo después de despedirme de mi hermano quien insistió en llevarme a una fiesta, me negué, mañana tenemos clases temprano y con resaca y náuseas no quería llegar.
Es casi media noche y mis ojos están demasiado hinchados y rojos así que decido dormir. En fin mañana será otro día.

(...)
Después de una ducha en la mañana y un poco más tranquilo salgo de casa y subo a mi auto encendiendo el estéreo conectando mi móvil oyendo un poco aquel grupo femenino, una sola canción memorizada moviendo la cabeza al ritmo tratando de no salirme del tono. El tránsito fluía con tranquilidad y la mitad de mi lista de reproducción apuntaba a Chris Brown, mis dedos están entumidos por el aire pero me sienta bien.
Aparco cerca de las aulas de la universidad mientras MiJoo me saluda desde la acera, una linda chica esta a su lado, bellos rizos y piernas largas cubiertas por un vestido con vuelo color azul marino también se une al saludo, reviso mi teléfono y lo desconecto guardando el aparato en mi bolsillo, sonrió mientras acaricio el cabello castaño de MiJoo.

-Ella es Kim JiSoo, se acaba de mudar a Seúl con su hermano.
La chica se inclina y saluda un poco tímida, correspondo a su saludo y me presento.