Quince: ¿Qué puedo hacer?

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Me pierdo en esa última copa que ha perdido la amargura y no dejo de sentirme un idiota, tan fácil se podía solucionar esto pero por supuesto lo había arruinado otra vez. Sonrío, burlándome de mi mismo, me la pasé huyendo casi toda mi juventud en una actitud infantil, dañando con ello al único que pudo haberme consolado en esa situación difícil, sin embargo por los estúpidos recuerdos lo alejé, esperando olvidar.
El sonido del líquido cayendo hasta mi vaso y luego en otro me hace girar el rostro esperando ver a todo el mundo menos a él.

—Nam DongWoo.
Logro articular con la vista medio borrosa y una sonrisa ladina aparece en los gruesos labios que mi hermana ha querido besar por años.

—Así que al final, sí estas aquí. Mi secretaria te vio entrar.
Al parecer hablaba de mi vieja amiga Choi Hyo Jin, la misma chica que se emocionó al tener un buen empleo en una buena familia, y con la que también corté contacto al saber que serían los Nam.

—¿Estás evitándonos a todos, o solo a Hyun?

—Tsgh, ¿has a venido a matarme por eso?

Niega al mover su cabeza, tomando el líquido de un solo sorbo dejando el vaso solo para jugar con el, parece observarme mientras yo trato de seguir lúcido, pero no creo tener éxito, pronto todo empieza a dar vueltas a mi alrededor siento el ácido gástrico subir por mi esófago.

—La cuenta por favor...—dice el heredero de los Nam, el gran heredero de la empresa familiar.

—Yo puedo pagarla DongWoo...

—Estás ebrio y das vergüenza, déjame hacerlo, no es un pago total, es un préstamo.

Puedo oír al barman reír de mi regaño pasando la tarjeta dorada del heredero Nam por la terminal bancaria del sitio. Con pasos firmes y un agarre lastimoso DongWoo me saca del sitio cual costal de patatas, da la señal a Choi subiendo a mi auto justo después de qué DongWoo le da las llaves. Abre la puerta y logra sentarme con un poco de brusquedad apretando el cinturón de seguridad, pude molestarme pero en su lugar me deje hacer porque era lo menos que su hermano podía hacer por WooHyun.
Había sido el mayor gilipollas de la historia al tratarlo con la punta del pie, haciendo sufrir al único que me había amado con el paso de los años, esperando que el siguiera con su vida como yo traté de hacerlo con la mía, esperando que me olvidara, que olvidara todo. Pero al regresar me encontré con todo lo contrario.

—Estabas mejor lejos de aquí, pude haber conseguido que mi hermano te olvidara, pero incluso llegaste antes que DongWoon, arruinando todo.

—¿Hablas del chico que estuvo con él en Namsan hoy?

—¿Los seguiste?

—No, fue casualidad.

—Si tu lo dices —profirió, con más descontento que otra cosa —. Son DongWoon vino a componer tu torpeza.

—¿Le meterás a tu amigo en la cabeza?

—En el corazón, en el cerebro...en todos lados. Lo que sea para alejarte completamente de él...tu no sabes como lo ha pasado estos últimos años, tu no lo has visto irse de casa con las ilusiones mas muertas que vivas, ir a Namsan a cada año a tu maldito portón a sentarse por horas, él cree que no se nada, pero en ocasiones sino era JiAe, era HyoJin o era yo, pero lo seguíamos desde que salía de casa hasta llegar a Namsan, a sentarse en ese árbol de cerezo hasta que anochecía.
Y tú...gozando de la vida en todos lados menos a su diestra.

Nada de lo que dijera en ese momento haría que la opinión de DongWoo fuese diferente, y no lo culpaba, no todos mis sentidos están dormidos como Pra no entender su punto. Es el menor de cuatro hijos, incluyendo a las féminas desde que era pequeño vivía en absoluto cuidado rodeado de mimos, su voluntad era de acero para sus hermanos y yo, hacia lo mismo, era terco y testarudo lo suficiente para hacer rabiar a mi padre, pero era débil con SungJong, aún lo soy.
Y no veo otra cosa en la mirada fúrica de aquel presidente, de aquel hermano mayor.

— ¿Crees que me olvide, sino lo ha hecho en trece años?

—¿Ahora alardeas de ti mismo? Tshg, que descarado. No será fácil lo sé. Pero nada pierdo al intentar.

Su carro frena de repente y detrás de él, el mío. HyoJin baja del auto, una elegancia increíble la cubre, no la culpo vive con pesar por estar enamorada del mejor amigo de Nam DongWoo, y esa buena impresión la necesita conservar.

—Presidente, su hermano ha llegado a casa a salvo, justo ahora me acaban de informar que él joven Son es quien lo ha llevado desde Namsan.
HyoJin me mira de soslayo, y odio que me mire así, con lástima.

«Habla con él SungKyu» insistía por teléfono. «sabes, te extraña y otra vez ha ido a la casa de tu familia, por suerte no hubo nadie» el dejarla hablar era más fácil, ella creía que entendía.
«Jinnie, lo he hecho otra vez...»
Guardó el silencio suficiente para hacerme entender que era lamentable...
«no puedes seguir con eso, no eres un jodido gigolo sin cerebro, pero como viste que ha funcionado en ocasiones ahora esa es tu carta de presentación...olvida eso y vuelve a tus sentidos»

DongWoo me ha pedido salir y volver a desparecer entre gritos. Me ha pedido ser invisible, cómo lo he sido en estos últimos trece años.
Pero quiero quedarme, quiero ver si WooHyun es capaz de seguir sin mi, y si es así, entonces le tomaré la palabra y regresaré a Chile, o donde sea, «es egoísta de tu parte Kim SungKyu» pero aunque no sepa como —aún— trataré de remediar el error mas grande.

—Hazme caso ahora, de la manera amable en la que te lo pido. Sin un SungKyu en la vida de mi hermano será mas fácil que un DongWoon permanezca en su vida para siempre, estas advertido.



Entre el Destino y la Casualidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora