Benditas tus manos que me trajeron alimentos, que en tiempos de febrero me regalaron un "te quiero".
Benditas tus manos que sudan sin sesar, que no les importa el lastimarse si es por ayudar.
Benditas tus manos, que alguna vez me pegaron, me hicieron no irme por el camino equivocado.
Benditas tus manos cicatrizadas, que el sudor de tu frente es lo que me levanta.
Día tras día eres la primera en levantarte, la última en acostarse. La guerrera, el dragón, chef y hasta estudiante.
Maestra de las miradas explícitas, porque con ellas controlabas mi comportamiento. Sin que hablaras yo tenía que entenderlo.
Benditos tus regaños, tus errores. Todo lo que te ha hecho crecer. Porque crezco yo también.
Gracias por sacrificarte, ensuciarte, desvelarte, enojarte, sorprenderte, me hiciste más humano.
Benditas tus manos, mamá.
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Cuentos de una mente rota
Ficción GeneralRecuerdos, ilusiones, fracasos y lamentos. ¿Qué tantos pensamientos así haz tenido? Seguramente puedas contar más de una desilusión. Este es un compendio de vivencias, ficciones y otros garabatos. Entra y disfruta el viaje a lo más recondito de mi...