Capítulo IV

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[Esta novela se encuentra en edición y será sometida a numerosas modificaciones constantemente.]

Will

-Will ven a bailar con nosotros. -Me pidió Charles.

-No, gracias. Me temo que la única mujer hermosa esta ocupada. - Dije refiriéndome a Jane.- Sin mencionar que ustedes no estaban sólo "bailando". Tres son multitud. -Agregué.

-Si lo sé, es bonita.

- Pero ten cuidado su apellido es Bennet. - Le advertí.

-Oye, vamos. Ven a bailar un poco con nosotros - Insistió.

Y ahí estaba Jane. Junto a lo que parecía lo más hermoso en la fiesta.

-Amigo ¿Quién es la linda chica que acompaña a tu novia? - Le pregunté Charles.

Junto a la tal Jane Bennet había una chica muy hermosa. Algo vulgar por el vestido que traía, parecía más un pequeño pedazo de tela que un vestido. Pero dejaba mucho a la imaginación. Ya quería tener ese pedaso de tela en mis manos y a ella en mi cama.

-No lo se Darcy. ¿Un amiga tal vez? No estuvieron casi nunca juntas en esta fiesta. - Dijo mirando la algo extrañado y confundido.

-Si, porque tu no te le quitabas de encima. Seguro no tuvo ni tiempo de estar con su amiga. - Le dije sin mirarlo a la cara. Solo podía ver a esa chica.

-Bueno, están juntas en otros momentos. Quiero que este conmigo en la fiesta. -Parecía un niño pequeño que quería un dulce muy caro.

-No te preocupes, ahora será su amiga la que no tendrá tiempo de estar con Jane. -Le dije ya acercandome. -Señoritas, señoritas. Lamento interrumpirlas pero me temo que mis deseos por bailar con esta misteriosa y hermosa criatura no me permitieron esperar más. O quizá fue el vestido. - Dije mirando a la amiga de Jane.

-Y tú debes ser Jane. - Dije apenas mirandola. Ella asintió un poco tímida.

¡Vaya, si que era tímida!

Charles ya estaba ahí para secuestrar a su pareja de baile y se la llevo antes de que ella pudiera intentar armarse de valor para contestarme.

-¿Así que soy una criatura hermosa? ¿O mi vestido tiene propiedades mágicas? Igual tengo que advertirle, yo jamás usaría este vestido... digamos que perdí una apuesta.

-Se te ve muy sexy, si me permites. - Le susurre al oído.

Entonces la música paró y una mujer de subió a un escenario.

No cualquie mujer...

Beth

La Sra. Bennet.

Sí, ahí está ella. Sobre el escenario. Lista para arruinar lo poco que me iba a salir bien esta noche.

-Señores y Señoritas... Señor Hemsort deje de hacer lo que esta haciendo por favor y escuché un segundo. - el chico que habian regañado estaba metiendo la lengua dentro de la boca de otro chico. - después podrá... continuar.

-Quería darle la bienvenida a nuestros alumnos de intercambio directo desde Inglaterra, Londres. Creo que he visto a mi adorada Jane bailando con uno de ellos. Pero bueno, no quiero importunarlos más. Continúen.

Y la música volvió.

-Así que Jane si es hija de la directora. - Dijo algo enfadado. La verdad no sabía que pensar. Después de todo el chico no era para nada como yo pensaba, Bingley parecía realmente querer estar ahí con Jane - Bueno, debe ser la única de las Bennet que es hermosa y educada.

- ¿Cómo es eso? ¿Desprecias a Jane por ser una Bennet? - Contesté realmente sorprendida. Parecia que hasta me causaba gracia. -Bueno yo creo que es agradable y hermosa. Me gustaría saber porque no la encuentra tan... bueno a su alcance. A juzgar por su tono de superioridad. ¿No cree que todas las hermanas Bennet sean... de su agrado? 

-No, lo siento. Me temo que me enteré de su situación actual y ni aunque quisiera podría bailar con una de ellas. Aunque Jane si es bastante preciosa.

- ¿Y Elizabeth? Oí que es la segunda mayor de las hermanas. -Pregunté  cautelosa.

No me había visto, obviamente, pero no se rebajará, es claramente una persona orgullosa.

- Sí, la he visto. -Mintió. Mentiroso. Yo jamás le había visto en mi vida - Bastante tolerable me atrevo a decir, pero no tan hermosa como para tentarme.

- Ya veo. - Dije riendo y me aleje tambaleandome como pude.

-¡Espera!- Grité.

Me seguió hasta los límites del campus, donde la música de la fiesta ya no se oía tan fuerte.

Y entonces comenzaron a caer unas gotas de agua. Comenzaría a llover fuerte en cualquier momento.

Me sentía patética, corriendo bajo la lluvia porque un idiota me había despreciado.

Orgullo y Prejucio: la nueva generación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora