Capítulo II

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[Esta novela se encuentra en edición y será sometida a numerosas modificaciones constantemente.]

Will

-Quita eso. – Dije refiriéndome a la música que resonaba en nuestra residencia.

-Vamos Will, no seas malo Esto es genial, estamos al fin aquí. La residencia de Netherfield de la Universidad de Meryton. Para ricos y contentos. – Rió- ¿Quién lo hubiera pensado? Quería salir de esa estúpida ciudad llena de falsos. – Charles Bingley al parecer estaba más emocionado de lo que se podía demostrar. Daba saltitos y miraba la ventana esperando a que la fiesta de bienvenida muestre indicios de su comienzo.

-A mí me gusta Londres. – Dije algo ofendido.

-Sr. Darcy – Bromeo con tono de burla. – A Usted le gustan las chicas que se encuentra EN Londres, y le aseguro que aquí encontrara una o más de su agrado.

-Sí, búrlate. Pero Londres tenía cosas que esta estúpida Universidad no le llega ni a los talones. – Soné más gruñón de lo que esperaba. – Y quiero creer que estas por bajar esa insoportable música.

-Sí, era... exactamente lo que iba a hacer. – Dijo algo sarcástico aunque obedeció. – Es una fiesta. Chicas linda. Música. Alcohol. No esta tan mal, es justo lo que te gusta.

-Veamos: si se acerca un poco a las fiestas de Londres... No, nadie supera a las británicas.

-Son lindas pero... algo duras. ¡Deja de hablar de Londres! Olvidemos todo por nuestra estadía aquí.

-Jamás olvidare Londres. – Soné algo resignado. – Y mucho menos a las británicas.

-Suenas como mi padre. – Dijo antes de salir y dirigirse al baño.

-Como quieras. – susurre. – AL menos no sueno como el mío. – Grite antes de saber que ya no me oiría.

-No estaría tan seguro. – Agregó antes de desaparecer.

Llegué a la fiesta horas después de su comienzo. Siendo el invitado de honor no podía llegar primero. Es obvio que quedaría como un perdedor y además tenía unas cosas que resolver. Como encontrar a Charles. Que luego de irse de la habitación nunca lo vi regresar. Seguramente había encontrado algo más entretenido que acompañar a su mejor amigo a la fiesta de bienvenida que habían organizado única y exclusivamente para nosotros. Espero que al menos su entretenimiento sea interesante, porque entonces no habría valido la pena dejarme venir sólo.

Pero este ya no era mi problema. Si lo encontraba mejor, sino, que se pierda. Ya me pediría ayuda.

Tomé de la mesa una copa de algo que estaban sirviendo. No tenía idea de lo que era, pero no salía más de lo que yo traía en efectivo en mi billetera. Aquel ponche, o vino tal vez, era asqueroso, tire mi copa a un costado de una maseta. Para mi mala suerte pensé que nadie me había visto: me equivoque.

-¡Que grosero es Señor Darcy!- Era Char.

-Idiota, ¿Sabes el susto que me diste? Te podría haber costado la cabeza. - le mire enfadado.

-¿Seré el próximo jinete sin cabeza de Londres?

-"El jinete sin cabeza" es de Irlanda. Y no hablaba de esa cabeza- Le amenace. - Sé que piensas que soy un aguafiestas, pero el vino de la fiesta es terrible y me dejaste sólo.

-¡Vamos Darcy! - me dio un puñetazo en el brazo. - ¿Quieres que te acompañe al baño y te sostenga el bolso? - Dijo con un tono sarcástico. - Amigo, has dejado en claro que nunca has necesitado a nadie más. Sólo me fui un minuto. -Se justificó.

-Sí, dije eso en Londres. Ahora estoy en otro continente al que tú me arrastraste. Ten la sutileza de no dejarme sólo. No entiendo nada, estoy... perdido. Antes, venir si quiera a América me parecía una idea horrorosa.

-Lo siento. Es sólo que vi a una chica antes y ahora no la encuentro por ningún lado.

Por fin. Una chica. Algo que si entiendo. Digo, si es que aquí son el mismo tipo de chica que encuentras en Londres.

-¿Quién es la elegida?

-Se llama Jane y es... genial. Es justo lo que me gusta. Es dulce, sensible, estudiosa, algo tímida y...

-¿Cuánto hablaste con ella? ¿O cómo es que la conoces tanto...?

-De hecho no hablé con ella. -soltó algo nervioso.

-¿Qué? ¿Cómo sabes tanto de ella? - Me escuché más alterado de lo que esperaba.

-Hoy por la mañana estaba ayudando a una chica con sus tutorías. Y... Es tan...

-Tu.

-¿Qué?

- Si Char, eres tu en versión mujer. Tímida, dulce, sensible. Básicamente son patéticamente tiernos. Como un perro.

-Me llamaste patético y tierno.

-Técnicamente, te llame perro. - Aclaré.- Bueno pero eso ahora no importa. Tenemos que conseguirte una cita con la chica. ¿Cómo dices que se llam...?

-Jane. Jane Bennet.- Me dijo con los ojos brillantes.

-¿Bennet? ¿Cómo los directores?

-Si pero no creo que sean familiares. Ese apellido es muy común. Sin mencionar que la pude observar un poco y créeme. No se parece en nada a la directora.

-Más vale. Oí que están en una mala situación económica. Mi tía me advirtió que tratara de mantener la distancia.

-No, Will. Te juro que ella es... Increíble. Ademas no sabe quien soy. No te preocupes.

-Trataré de no preocuparme. - Dije con un deje de sarcasmo en mi voz.

Orgullo y Prejucio: la nueva generación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora