Capitulo 33

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Sus ojos estaban fijos en el camino, pero su mente estaba definitivamente en otro lugar, Barbara no podía escuchar absolutamente nada, solo las risas histéricas de aquellos dos chicos que iban con ella en el mismo auto, sus pensamientos eran demasiados, ella pensaba en lo que pasaría cuando ese auto se detuviera, ella pensaba en la camioneta que los estaba siguiendo, si Matías estaba bien, si aquellos tipos que venían con él no le estaban haciendo daño, ella pensó en Micaela, si algo saliera mal de esto ¿Cómo demonios iba a tomarlo? Dios, Barbara se arrepentía tanto de haber estado en la casa de Sara, ahora que las cosas comenzaban a dar vueltas en su cabeza supo que aquella chica tenía algo que ver con todo eso, a eso se debía esa mirada de culpabilidad, esa era la razón por la cual Sara entró en pánico a la hora que Barbara salió por aquella puerta, la chica de ojos marrones apretó con fuerza los puños, sintiéndose tan impotente, tan estúpida, ella prácticamente había ido a la boca del lobo, ella prácticamente se había metido en esta situación, quince, quizás media hora, Barbara no sabía cuánto tiempo habían estado en carretera, de nueva cuenta su celular vibró dentro de la bolsa de su chaqueta de cuero, Barbara no quería sacarlo temerosa de que Alejo se lo quitara, si algo malo pasaba necesitaría algo para comunicarse y no había necesidad de saber de quien se trataba, ella estaba segura de que era Micaela.

El corazón de Barbara bombeó con fuerza, fue como que de un momento a otro todo cayera sobre ella, Barbara se había metido en muchos problemas, peleas y situaciones bastante feas, pero en esta situación ella no era la única que saldría perjudicada, a Barbara lo menos que le importaba ella era misma, Barbara jamás se había preocupado por eso, la chica de ojos marrones había estado en este tipo de circunstancias miles de veces, no era la primera vez que alguien le tendía una emboscada, que alguna persona a la cual había vencido en alguna pelea buscara algún tipo de venganza con más personas involucradas, Barbara lo entendía, lo que no le quedaba claro que es lo que Matías estaba haciendo ahí, porque él estaba involucrado. Ella lo vio completamente aterrado, Barbara estaba segura que su hermano no estaba dentro de esto ¿Por qué demonios Alejo quería vengarse de el también? ¿O solo lo estaba utilizando como anzuelo? Sabiendo que Barbara no lucharía en ese momento para entrar al auto estando consiente de que Matías no tendría escapatoria, todo era tan jodidamente confuso y por primera vez Barbara tenía miedo, no por lo que pudiera pasar con ella, ella tenía miedo de lo que pasaría después, de lo que esos tipos se atrevieran a hacerle a su hermano, de lo que Micaela pudiera sentir si Barbara fuese incapaz de salir ganando de esa pelea era obvio que ella estaba en desventaja, el número de personas no la ayudaba.

-Ni siquiera estés tramando algo Martínez, no tengo que repetirte que tu hermano esta en aquella camioneta con personas que pueden golpearlo fácilmente ¿No?- Alejo dice mirándola brevemente con una sonrisa sínica en sus labios, los ojos de Barbara echaban lumbre, sus puños estaban tan fuertemente apretados que podía sentir sus uñas enterrarse en las palmas de su mano, ella apretó la quijada con fuerzas, lo más duro posible para que su ira se mantuviera bajo control, pero Barbara estaba haciendo un esfuerzo sobre humano, ella retiró la mirada de él, sus ojos ahora de nueva cuenta en la carretera

-¿Qué tiene que ver él en todo esto? El problema es conmigo ¿no? Era entre tú y yo pero al parecer necesitas de tus amigos para tratar de vencerme, ese tipo de cosas se usaban cuando eras chico, por dios Alejo ya eres todo un hombre capaz de defenderte por ti mismo- El auto se detuvo de golpe y Barbara tuvo que meter las manos para no estamparse contra el tablero del mismo, sus ojos miraron rápidamente a Alejo y Martín, los ojos cafés se mantenían en los suyos, él rió levemente negando con la cabeza.

-Relájate Martínez, solo vamos a tener un poco de diversión- Alejo dice antes de salir del auto, Barbara estaba completamente confundida, sus ojos se posaron en la ventana y dada a la oscuridad de la noche y el lugar era difícil saber dónde estaban, la puerta se abrió y Barbara no tuvo más opción que salir de aquel auto, por supuesto, ellos estaban en una playa y por los minutos que estuvo ese auto en carretera sabía que no era alguna playa cercana, sus ojos rápidamente miraron a su alrededor, el estacionamiento completamente vacío, solo dos autos, el suyo y en el que su hermano venía, Barbara rápidamente trató de acercarse hacia donde la puerta de aquella camioneta se estaba abriendo, enseguida una mano apretó su brazo impidiendo que caminara, Martín le sonrió y negó con la cabeza chasqueando la lengua.

La novia de mi hermano (barbica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora