uno

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para alguien que amaba la naturaleza, yo raramente salía. Déjame explicarlo. Yo estoy enamorado con la idea de la vida silvestre. Me encantaría perderme en la selva con solo un joven y apuesto chico y un pequeño frasco de agua a mi lado. Ver el atardecer o las aves migrando sería un honor. Pero odio estar afuera. Afuera como en las veredas llenas de chicles pisados y los molestos carros. Afuera como en la pérdida del Wi-Fi y un increíble aumento de mujeres groseras de mediana edad con horribles highlights.

Esto explicaría mi falta de habilidades sociales y mi placer, en general, con las personas, y te ayudaría a entender que dada mi situación, ir a la cafetería en la 3rd Street y McKinley era bastante difícil. Yo solo podía caminar hasta ahí y pedir mi café (quemado) porque (a. Estaba aterrado con la idea de cruzar la pista cuando los gigantes buses rojos se paraban en las líneas para cruzar y b. la pintura de Paris en la pared adyacente era la cosa más hermosa que mis ojos habían visto).

Así que, a las 7:23 A.M. del 12 de enero de 2012, caminé a la puerta de la cafetería en la 3rd Street y McKinley y ordené (1) taza de café (quemado) y (1) silla debajo de la pintura más hermosa que mis ojos habían visto.

Yo no había ordenado a un hermosísimo joven con (1) alocado sentido del humor e (2) increíbles hoyuelos profundos o a un partner in crime que entendía perfectamente París y la migración de aves, pero yo obtuve eso de todos modos.

Y fue (mucho) mejor que el café.


"Underneath Paris" [traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora