El desconocido de desconfiada mirada, detallaba con seriedad al par de jóvenes bien vestidos que estaban en la sala. El muchacho recién llegado no aparentaba más de 20 años, y Zacarías, que había acomodado su corbata por mera costumbre, no podía despegar su mirada de él.
—¿Quién es?— Maximiliano salió apresurado de la cocina mientras limpiaba sus manos con un trapo. Se veía curioso y en cuanto vio a Felipe tan serio, miró a la puerta con una ceja alzada. Entonces una inmensa sonrisa se apoderó de sus labios—. ¿Esteban?— El doncel no tardó en reconocer a su querido primo y en correr hacia él—. ¡Qué sorpresa!
El llamado Esteban no dudó pues en alzar a Max entre sus brazos en un gran abrazo, una leve sonrisa de alivio apareció en sus labios en cuanto el menor le sonrió con dicha. Había vuelto a casa y su pequeño primo Maximiliano le había recibido con cariño después de casi 6 años sin verse.
—Sigues siendo pequeño, Maxi— Esteban rio ligero al bajar a su primo nuevamente al piso y pronto le despeinó el cabello, costumbre de cuando eran mucho más jóvenes. El castaño por un momento había olvidado la presencia de los desconocidos en la casa.
Sin embargo, Felipe estaba de pie tras el sofá de la sala y miraba con atención y neutralidad la clara muestra de afecto de Esteba hacia Maximiliano. Sus brazos estaban cruzados y en su rostro se podía notar la irritación del momento que estaba presenciando, porque no le gustaba que alguien más tratara con tanto cariño a su pareja, aún si ese alguien era familiar de éste.
—Y...— pero Esteban volvió a su semblante inexpresivo, tomó a Max de la cintura y lo acercó a su cuerpo en lo que volvía su mirada a los jóvenes elegantemente vestidos—, ¿Quiénes son estos personajes tan despampanantes?— Preguntó con desgano y obvia desconfianza, pues aquel par de muchachos se les hacía irreconocibles y de poca importancia.
Max no borró su tierna sonrisa al fijar su mirada en Felipe, quien al instante intentó calmar su frío semblante para que el menor se preocupara. El doncel estuvo por hablar, quizá presentar al príncipe de Erini como su actual pareja, pero no tardó en verse interrumpido por el mismo.
—Me llamo Felipe— el susodicho dio unos cuantos pasos hasta verse más cerca de Esteban, y ofreció su mano al contrario aún con su imperturbable expresión—. Es un gusto conocerle— agregó con simplicidad, sin verdadera emoción al recibir el apretón de manos de Esteban. En segundos sus manos se separaron.
—¿Qué eres de mi primo?— Esteban no dudó en preguntar, era natural para él ser directo, buscar las respuestas. Sobre todo cuando trataba de alguien que estaba en su casa y que al parecer tenía algo que ver con su pequeño y consentido primo.
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No Eres Un Simple Doncel
Short StoryDISPONIBLE EN DREAME Felipe no era un príncipe de cuentos, no era ese que le sonreía a cualquiera, no era ese que dejaba su trabajo a los demás, no era ese chico egocéntrico que presumía de sus genes "azules" y denigraba a los que eran de menor esta...