4

29 3 0
                                    

— Cariño, aquí está tu desayuno. —Avisó mamá, detrás de la puerta.

— Ya sabes qué hacer.

Luego de mi respuesta, oí el sonido de la bandeja chocar con el frío piso, y pasos alejándose de mi habitación. Dejé que pasaran unos minutos y abrí la puerta, para entrar la bandeja con el desayuno.

— No te necesito. —Le dije a la comida, que ahora se encontraba siendo tragada por el inodoro.

Volví a mi cama, y tomé la nota que había en la bandeja. Mamá todas las mañanas dejaba notas en ella.

"El pilar que crees que sobrevivirá al fin del mundo, se desplomará en un simple temblor"

— ¿Qué crees que signifique?

El avellanado, que se encontraba sentado en mi mueble observando cada una de mis acciones, como si de una película de suspenso me tratase, se limitó a encogerse de hombros ante mi pregunta.

— Tu madre cree que eres rara. Por ende, intenta entenderte siendo como lo que cree que eres. —Respondió, esta vez, observando hacia la ventana.

— Cree que estoy loca. —Él bajó del mueble, para sentarse a mi lado y tomar mi mano.

— Pero tú no crees eso, ¿Verdad? Ya sabes lo que digo-

— Si, si. "No debes confiar en todo lo que dicen, o estarías matándote lentamente" —Imité su voz. Él rió levemente.

— Exacto, cariño. —Besó mi coronilla y se dirigió a su lugar otra vez.

— Pero nadie creería que estoy loca si tú te aparecieras aunque sea una vez delante de ellos. —Reclamé, haciendo que su expresión seria se hiciera presente.

— Ya hablamos de esto, Lana.

— ¡Oh, vamos! Sólo pido que te presentes ante alguna puta persona, y que me crean. ¡Que crean que no te estoy inventando, Noah! —Hice un puchero, pero lo oculté al instante.

— Cariño, ¿Está todo bien allí adentro? ¿Quieres tus pastillas? —Mamá comenzó a forcejear la puerta para entrar, pero no iba a lograrlo. Tenía llave, pero olvidé colocarle el seguro.

— ¡Mamá ya vete y deja de molestar! No necesito las putas pastillas ¡Vete! —Grité exasperada. El sonido de la puerta tratando de abrirse, Noah diciendo que tenía que calmarme, mamá pidiendo entrar y mis pensamientos enroscados no dejaban que actuara coherentemente.

Todo pasó tan rápido; mi habitación siendo iluminada por los rayos de la luz detrás de la puerta, por la cual mamá entró con una jeringa, inyectándome el contenido inmediatamente. Noah desapareció mucho antes de que mamá entrara, y yo forcejeé para que esa jeringa no tocara un centímetro de mi cuerpo, pero ya era demasiado tarde, otra vez.

Caí en un sueño pesado, donde él no aparecería en un tiempo, donde yo trato al mundo peor que de costumbre, donde todo era oscuro, y no exactamente mi habitación.

trust meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora