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A veces, cuando salía de mi permanente oscura habitación, sentía que el cielo cada vez se acercaba más a nosotros, y que a su vez se hacía más infinito. No realmente era así, tal vez era mi imaginación afectada por los calmantes y las drogas, o por mí.

Tal vez así es como el famoso "fin del mundo" o "apocalipsis" se haría presente. El cielo nos aplastaría y succionaría hasta la galaxia, y ahí nuestras cabezas explotarían gracias a la falta de oxígeno.

Puede que una de las formas en la que todos moriríamos es gracias a un gran temblor, un virus, una grieta o los océanos atacando a cada continente, congelándolos al instante.

También podríamos morir enamorados. Es una forma de la que muchas personas mueren. Unos matan por amor, otros mueren por amor, otros mueren con un amor y otros mueren luego del amor. Es uno de los virus más destructivos existentes en este mundo tan pequeño.

Todos sentimos amor en algún momento. El amor y la muerte se asocian. A veces el amor te golpea, causando daños graves que podrían dirigirte a la muerte. También, el amor se siente como morir, ya que es la mayor adrenalina que uno puede sentir. Tu corazón es compartido y corres riesgo de que lo asesinen, acabando con tu vida al instante.

Lo que quiero decir, es que vamos a morir de todos modos. Y si tuviera que elegir una de estas formas, elegiría morir enamorada. Es una aventura que cualquiera puede contar, o sentir, pero cada uno lo interpreta de manera diferente, y lo siente de manera diferente. Para mí el amor es la esencia de la muerte, y la manera de cómo quiero morir; enamorada de Noah Wells.

— ¿En qué piensas tanto, Stone? —Ahí estaba él, interrumpiendo mis pensamientos como siempre lo hacía. La razón era porque no soportaba el silencio, y según él, le gustaba cuando hablaba.

— ¿Acaso te interesa, Wells? —Pregunté de la misma forma, sonriendo como una loca enamorada.

Nos encontrábamos como siempre pasábamos cada tarde; él sentado en el mueble cerca de la ventana, observando la ciudad que aquella podía brindarte, y yo sentada en la cabecera de mi cama, frente a él, también admirando la vista de la ventana que se encontraba cerca.

— Ya deja de pensar en mí. Te mojarás y tus sábanas quedarán húmedas. —Solté una carcajada. Noah nunca fue un chico egocéntrico, creyente de que el mundo giraba a su alrededor. Pero cuando fingía, podía sacarte varias sonrisas de lo malo que era intentándolo.

— ¿Cómo sabías que pensaba en ti? —Dije socarrona, él se sonrojó levemente. Pero intentó mantener su seriedad rodando los ojos.

Luego de un momento, todo volvió al antiguo silencio que reinaba antes que las palabras.

A veces soy muy inestable, y es porque mi cabeza está dañada. No me importa, en absoluto. Aprendí a vivir con ello. Pero ahora, justo en este momento de paz y armonía reinantes en la habitación, tenía que recordar.

Recordar mi infancia sin amigos aceptables, sin alegría o preocupaciones mínimas, sin pijamadas o charlas de chicos con amigas, sin consejos sobre cómo superar un corazón roto, sin nadie más que a mí misma para protegerme y sobrellevar todo esto.

¿Sabes? Puede que los obstáculos de la vida te hagan más fuertes, pero no siempre. No siempre serás fuerte. Habrán días en los que necesitarás estar roto y débil, porque alguien fuerte es alguien débil, y un ser humano no puede cargar con tanto.

Mi pasado no es algo de lo que tenga que estar orgullosa, pero lo estoy. Luego de tanta mierda y tanta soledad, aprendí a vivir sin depender de nadie más que de mí misma. Sí, soy un esqueleto con ojeras enormes bajo sus ojos, y una familia y demás personas que creen que estoy loca por tener un amigo que piensan que no es real. Pero no me importa en lo más mínimo.

Ahora mismo, estoy llorando en el pecho de Noah. Porque de todas las personas que eligieron matarme internamente y hacer de mi mente un basurero, él fue el que decidió ser sincero y alejarme de cualquier mal; alejarme del mundo que se me venía encima. Él fue uno en un millón.

— Nunca creas en el mal que las personas dicen querer hacerte. Mientras menos lo creas, menos te lastimará.

trust meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora