II. Family.

112 19 3
                                    

Diez minutos después estaba metida en el Suburban del fiel guardaespaldas y chófer de Damon, Markus Sullivan, un hombre ancho de hombros con el pelo rubio ligeramente canoso y los ojos azules, su cara era la mismísima representación del respeto y seriedad, llevaba ya mucho tiempo con Damon, él le confiaria mi vida y la suya, por supuesto. Desde que le conocía siempre había fantaseado con que fuese un soldado ruso retirado, aunque seguramente solo sea otro guardaespaldas con aspecto de tipo duro.

Mi cabeza descansa sobre el hombro de mi novio, el traje de seda suave rozaba levemente mi mejilla, Damon tenía su barbilla en mi pelo perfectamente alisado. Me hace sentir tranquila, excepto cuando me saca de quicio, que son la mayoría de veces. Le miro repasando sus hermosos rasgos, aunque tiene los ojos cerrados sabía que le estaba mirando y se gira con una de sus típicas sonrisas arrogantes.

- ¿Te gusta lo que ves?.- le paso una mano por detrás de la cabeza acariciándole el pelo de la nuca.

Pues claro que me gusta y él lo sabe, solo quiere oírlo para alimentar su gran ego y yo no iba a mentirle menos teniendo un plan.

- Claro que si, eres guapísimo.- le alago.

Me atrae con fuerza y une su boca con la mía, solo por estar mas cerca intensifico el beso sentándome en su regazo, pasa sus grandes manos por mi pelo castaño jadeando pero con cuidado y me bajo un tirante del vestido, intentando distraerle, llevando a cabo mi plan.

- Espera.- quita mi mano de su bragueta y cuando vuelve a subirme el tirante con las mejillas sonrojadas de la excitación se que me ha pillado, no me rechazaría sin ningún motivo.- ¿Crees que con sexo me vas a sobornar?.- pregunta sonriendo, agito mis largas pestañas, niega con la cabeza y chasquea la lengua.- Tesoro, a mi no se me engaña.- pasa la mano por mi pelo arreglando lo que puede y yo me bajo de encima suya con los labios apretados y los brazos cruzados.- Además, tenemos una cena a la que asistir.- antes de darme cuenta estamos parados en una calle residencial , puedo adivinar que de Queens, la lámina que insonorizadas la parte de atrás del vehículo se baja dando lugar a Markus.

- Hemos llegado, señores.- informa tan monótono como las otras veces.

Vuelve a subir la lámina y nos miramos, Damon parece decidido pero yo tiemblo como un flan. A parto la mirada hacia la casa de de mi derecha, un pequeño chalet adornado tal y como recuerdo, los mismo malditos adornos, luces de colores, un reno a la entrada, el Santa Claus enorme y el reproductor de villancicos, increíblemente feliz y navideño, pero todo falso.

- Ni siquiera hemos traído regalos, esto no va a funcionar.- digo resoplando. Levemente sonríe, debe de saber que me he rendido y sale del coche, oigo como la puerta de delante se abre también y seguido el maletero, golpeo mi frente por haber sido tan estúpida. - No me lo puedo creer.- murmuro. De un manotazo cojo el bolso y el abrigo, salgo a la calle dando un portazo, una ráfaga de aire frío me recorre el cuerpo obligándome a ponerme el abrigo.- Damon Moore.- levanta la cabeza del maletero y me doy cuenta de las grandes bolsas que hay en el suelo y que sostiene Markus en la mano.-¡¿ Has comprado regalos?!- pregunto exaltada, mi mirada recorre el lugar y me calmo cuando veo a Markus tenso detrás de mi novio.

- No exageramos esta situación, Kathleen.- cierra el maletero de un portazo y se dirige con las bolsas hacia la entrada de la casa.

No tendria que sorprenderme, ni tendria que resistir, es asi, casi me parecia imposible que no hubiese investigado a cada uno de mis familiares, aunque seguramente lo hizo cuando me conoció, no puede dejar ni un maldito cabo suelto, la verdad estoy segura de que les conocerá mejor que yo. Resignada decido pasar una buena velada y colaborar, ya hay suficientes problemas.

Markus va cargado y pasos por detrás de Damon, tuerzo el gesto y me adelanto un poco para llamar su atención tocándole el hombro y frenarlo.

- Dame un par.- dejo la mano y él me mira ligeramente divertido, me pasa dos de cuatro que llevaba en la mano izquierda y sigo resignada a Damon, esta parado en frente de la puerta esperando.- ¿ No llamas ?.

- No me corresponde a mi, tesoro.- dice con un tono de voz dulce y suave. Miro el timbre con indecisión y me muerdo el labio, tocarlo significa volver a estar el la vida de mi familia, de mi padre. Respiro varias veces agobiada y veo como una nubecilla de vaho aparece de mi boca. Me niego a ser una cobarde, mi brazo no responde a las consecuencias y toca el timbre.-¿ Preparada?.

- No.

Su brazo libre rodea mi cadera y me pega a él. Después de haberme arrastrado aquí y de mentirme, sigo rindiéndome a sus pies y avanzando porque a veces creo que él sabe lo que me conviene más que yo misma.

- ¿ Si ?- la voz del telefonillo es totalmente reconocible aún estando distorsionada, es mi tía, Marie, la dueña de la casa y una de las personas más entrañables que he podido conocer, ella es agente inmobiliaria, trabaja en una filial del bufete de mi padre.

- Hola Marie, soy Damon, Damon Moore.- yo me asombro cuando mi tía abre la puerta y nos deja pasar a su jardín solo con su nombre, ¿le conocerá?.- Gracias.

- Ya hablaremos de esto.- le susurro entredientes pero la opresión en el pecho no aminora, creo poder sentir y oír como laten mis sienes, mi respiración se acelera. Damon parece notarlo y me acaricia la espalda.

-¡ Dios mio, es verdad!- exclama mi tía cuando me ve, no para de repasar me de arriba a abajo con los ojos ligeramente llorosos, emotiva hasta la médula. Sé que se está reprimiendo por abrazarme y se lo agradezco, no querían abrazarme cuando denegué la oferta de mi padre.- Pasad, esta helando.- ofrece cuando nota que mis dientes castañean. Damon sube las escaleras detrás de mi tía y yo les sigo con determinación seguida de Markus. Cuando paso al lado suya la miro con mi mejor mueca de inexpresividad.

- Hola Marie, me alegro de verte.- digo y paso a la casa, mis músculos se ponen alerta ante tanta familiaridad, todo lo que me ha dado la espalda.
Me quito el abrigo y me acerco a Damon no pienso separarme de él en toda la noche. Los tacones de mi tía resuenan y se pone al lado de los tres, nos mira y se frota los ojos.

- Podéis dejar los regalos bajo el árbol .- señala una habitación que tenemos al lado, le pasamos todas la bolsas a Markus y me apiado del pobre cuando le cargamos con todo. Volvemos a la situación incómoda en la que mi tía no para de mirarme, yo no se a que lugar mirar más que no sean sus ojos y Damon analizandolo todo.- Están en el salón todos, desearan verte.

- ¿Está Greg?- pregunto firme pero temerosa de la respuesta, ella niega con la cabeza y un peso de mis hombros desaparece.- ¿ Lo sabe?- vuelve a negar con la cabeza y esta vez miro a Damon buscando consuelo. Me coge la mano.

- No te preocupes por ello, seguidme.

- Señor.- la voz de Markus se hace presente, Damon y yo nos giramos, Damon me mira y me da a entender que quiere hablar con él en privado, suelto su mano y sonrío falsamente a mi tía. Ella vuelve a andar por el pasillo dejando a atrás a los dos hombres.

- Todos están muy cambiados y mayores.- sonríe y me froto las manos húmedas por los nervios en el vestido rojo. No debería estar nerviosa son ellos los que cometieron el error, yo pagué las consecuencias.

- Seguro que si.- digo irónicamente. Ella no parece notarlo porque sonriente abre la puerta. La escena que da paso me sorprende, hay tres niños pequeños sentados en el suelo y toda la familia al rededor, puedo reconocer a mi hermano, mi primo y tíos, incluso sus respectivas parejas, pero lo que no me cuadra es que falta gente. Todos parecen reírse con una copa de champange, al oír el ruido de la puerta todos se giran dando lugar a sus estupefactos rostros. - Buenas noches, familia.

Love is power.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora