XIX. "We are bound."

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Nada es permanente a excepción del cambio.


Mis labios recorrrieron su espalda de abajo a arriba. Damon estaba profundamente dormido en la cama de nuestro piso de la quinta avenida. Me había levantado antes que él y eso era extraño, debía estar agotado del viaje.

Soltó un gruñido y sonreí, me encantaba como le afectaba el control que ejercía sobre él, llegó a tanto que me convirtió en su esposa, en su mujer.

- Kathleen.- gimió.- Tesoro, detente.- dijo cuando llegué a acariciar el lóbulo de su oreja con mi lengua.

Bufó, entonces supe que no se podía controlar ni un segundo más. Cogió con fuerza mi cadera y me puso bajo su musculoso cuerpo.

- Damon...- gemí, cuando comenzó a besar una de mis tetas, se metió el pezón el boca, succionó, lamió mordisqueó, torturándome.

- Me has provocado.- dijo con una sonrisa, esa sonrisa pícara y oscura, que me llevaba al límite.

Bajó rozanzo mi piel sensible con la punta de su nariz. Le hacían chiribitas los ojos cuando llegó a mi sexo húmedo. Me miraba maravillado y yo solo podía impacientarme al sentir su pesada resporación golpeándome.

- ¿ Todo esto es mío?.- preguntó mirándome, fijé la mirada en su rostro, estaba hambriento, tenso, quería jugar conmigo. Me mordí el labio y asentí, él volvió a sonreir.- No, tesoro, quiero oírtelo decir.- ronroneó.

Yo gruñí, no tenía ni idea de lo que causaba en mi hasta el punto de quedarme sin palabras.

- Soy tuya, Damon, soy tu esposa.- dije con la voz entrecortada, entonces se me quedó mirando por unos segundos antes de volver a bajar la vista a mi coño.

- Mi esposa.- tras susurrar eso puso la boca sobre aquel manojo de nervios sensible que no había dejado de provocar.

- Joder..- eché la cabeza hacia detrás y llevé una mano a sus pelo, tirando de él, Damon gruñó, y pasó la lengua sobre mi entrada.

Me retorcí agarrándome a las sabanas con fuerza. Cada vez respiraba con más necesitad y la presión en la parte baja de mi vientre aumentaba.

Levanté la cadera pegándome más a su lengua.

- Oh, si.- pusé los ojos en blanco y me dejé caer permitiendo que el orgasmo me recorriese entera.

Me introdujo su lengua y volví a tensarme al completo. Me corrí, estremeciéndose así todo mi cuerpo. Su gruñido gutural me erizó el vello.

Me metió dos dedos de golpe, y grité sorprendida. Le miré, se mordía el labio inferior conteniendo su lujuria y sus claros ojos azules eran completamente oscuros.

Love is power.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora