XII. Broken.

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- No puedo creer que hayas vuelto con sólo cuatro días de baja, Kathleen.- dice ella a mis espaldas.

Mi empleada, Natalie Morris, me llevaba siguiendo desde hacía ya unos minutos y nos dirigimos al despacho de Joseph Trey, mi jefe me había convocado, una estúpida reunión para hacerme perder mi preciado tiempo. Había elegido a Natalie, la más calmada de mis empleados para hacer frente a Trey ya que si fuese yo sola seguramente acabaría despedida, nadie aparte de ella podía aguantar a ese incompetente.

- Pues creetelo, se os ha acabado el tiempo libre.

Damon me había tenido encerrada en su ático durante cuatro días, solo recibiendo visitas de Christine y de la policía. Los detectives Sheila Harris y Travis Ryan se estaban encargando de mi caso, denunciado por mi jefe como intento de asesinato, habían estado viniendo diariamente al apartamento y esta mañana habíamos quedado para concertar una cita en mi despacho, Damon y Christine debían asistir, se supone que tengo a mi mejor amiga como teléfono de contactos de emergencia y Damon, bueno, es Damon.

Abro la puerta sin molestarme en llamar y Morris se queda impactada con la boca abierta, la directora de personal, Tracy Carey, estaba cerca de nuestro queridísimo jefe, con su boca pegada al oído de Carey y ella con una sonrisa despreocupada. Toso con fuerza para hacerme notar, sus miradas se posan en nosotras y Tracy nos mira con horror, se baja de un salto de la mesa, tiene las mejillas de color carmesí y mi jefe no puede respirar con normalidad.

- Doctora Bennett siempre tan oportuna.- murmura recolocándose la camisa, mi sonrisa de superioridad no hace más que ampliarse y la situación no puede divertirme más.

- Lo siento, Trey no sabía que estaba tan ocupado.- miro a la mujer, como se puede rebajar a eso. Ella se abrocha el botón del escote de la blusa y sale avergonzada sale por la puerta escondida tras su pelo, ya no la voy a mirar a esa mujer de la misma manera.

- Se llama a la puerta antes de entrar.- me gruñe colocando las hojas desperdigadas por toda su mesa. Me acerco y pongo las dos manos encima de la mesa para intimidar, suelo conseguir el efecto deseado.

- A lo mejor debo de hacerle trabajos extra para que me trate mejor.- me burlo, él me fulmina con la mirada y clava sus ojos en los míos retándome, pero ambos sabemos quien ha ganado esta batalla.- Bien, ahora que está todo aclarado, ¿ por qué demonios desgasta mi tiempo, señor Trey?.- me vuelvo a poner recta cerca de Natalie.

- La policía ha hablado conmigo, me ha pedido que les entregue la lista de sus pacientes y cuando he entrado a la base de datos me he dado cuenta de que las historias no estaban actualizadas.- instantáneamente miro a Natalie y ella se encoje de hombros, ella suele ser la encargada de hacer mi papeleo.- Pero lo voy a dejar pasar por el incidente.- me fastidia la forma en lo que lo dice, me fastidia que me hagan favores, no me gusta decir gracias.- Aún así lo quiero para antes del final de esta semana.- avisa.- O si no...

- No me gusta que me den ultimátums, Trey.- gruño.- Cuando lo tenga lo tendré.- él bufa. Puede que él sea el jefe pero yo sé que no puede conmigo hay demasiado inconvenientes que le dificultan hacer sus funciones.- ¿ Algo más o esto es todo?.

- No, no es todo.- con un movimiento de muñeca del cajón saca unas carpetas y las esparce por la mesa, yo le indico a Natalie que las cosas por mi.

- Son denuncias, denuncias por mala praxis, o técnicas ofensivas, la última tiene fecha de la semana pasada.- dice leyendo, yo ruedo lo ojos, no me lo puedo creer, me gustaría saber cuantos  de estos pacientes se salvaron gracias a mi.- Si me permite decirlo señor.- pide educadamente mi empleada repasando cada una de ellas, en total he podido contar seis. Trey asiente dejándola continuar.- Estas denuncias no tienen base legal, ni siquiera tendría que comparecer ante un jurado.- declara ella parándose en una de ellas.- Incluso el hospital podría ganar dinero ganando los juicios.

Love is power.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora