VI. Happy New Year, Kathleen Bennett!.

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- Darle corticoides y ponerle una bolsa de suero para intentar revocar la ictericia mientras intentamos averiguar que ha causado los problemas en el hígado.

Mis tres médicos adjuntos, se levantan y cierran las carpetas, salen de la sala, todos menos Stephanie, la incorporación más reciente a mi equipo, recién salida de la universidad, rubia, con cuerpo de modelo, como no un obstáculo de mi jefe, el director administrativo Joseph Trey, un antiguo conocido. Hago como si no estuviera y empiezo a revisar las historias e informes pendientes.

- Doctora Bennett.- me llama, levanto la vista del papel, ella se retuerce el pelo nerviosa.- Ya que es fin de año, querría tener una noche libre.- me suelta de golpe, como si tuviese miedo a mi reacción ante su petición.

Aunque mi historial de jefa no es bastante moral, mis métodos son efectivos y mis médicos los mejores, no suelo ser muy liberal, hacia tiempo que ni yo me tomaba un día libre hasta que llegaron las navidades.

- Lo siento tenemos un paciente grave.- digo perdiendo interés y volviendo al papeleo. Ella no parece darse por vencida y sigue plantada delante de mi, aún sabiendo que si insiste me cansará y voy a mantener mi decisión. Recorre la mesa acercándose a mí, un movimiento poco inteligente.

- Trabajé todo el día de Navidad cuando todos os fuisteis, no pude ir a ver a mi familia.- intenta darme pena, se piensa que me voy a ablandar, pero en realidad me alegro por ella, no ha tenido que aguantar lo que yo.

- Estuviste vigilando a un paciente fuera de peligro, no creo que hicieses mucho.- le digo indiferente.

No se si está enfadada o triste, tiene lágrimas en los ojos que amenazan con salir, aunque su mandíbula está apretada y sus manos se aferran con rabia contenida a la chaqueta. Si, una lucha de emociones que sinceramente me da igual. Lo que me importa es que no se ha enterado como llevo las cosas aquí y eso es un problema.

- Me voy a quejar al director, doctora.- amenaza y eso llama mi atención, levanto la vista de los papeles y la miro a los ojos, ella da un paso atrás.

- No, no lo harás, estás despedida. - le suelto de golle, al oír la noticia emite un sonido parecido a un sollozo y se lleva la mano al pecho.- Deja la identificación en recepción.

- Eres una zorra amargada.- me insulta antes de quitarse la bata y tirármela a la cara, yo la esquivo y ella sale taconeando con fuerza y frustración el suelo de mi despacho, abre con rabia la puerta, sin darse cuenta de que casi le da con ella a la jefa de cirugía.

Christine Zheng. La única persona, parte de Damon que me soporta desinteresadamente, ¿ sabéis porqué? Somos exactamente iguales, excepto por el contacto físico y el seguimiento de las normas, ella repugna que la toquen al igual que yo que me den ordenes estúpidas.

Ella es divertida, insolente y habladora con los que conoce, básicamente solo conmigo, reservada, tímida y respetuosa con el resto del universo. Nos conocimos en la fiesta de San Valentín de la residencia hace tres años, las dos estabamos solteras y ella lo sigue estando, no necesita a un hombre para ser feliz, yo antes creía que tampoco, ahora no podría imaginarme sin él.

-¿ Que le pasa a esa rubia?- pregunta Christine entrando como si nada en mi despacho. Anda hacia la esquina de la mesa en la que hace un momento mi antigua empleada estaba y con total confianza aparta unos papeles que estaba revisando solo para que me centre en ella, reprimo una sonrisa, ella con su ego.- ¿ Me estás escuchando Kath?.

- Si, Chris, te estoy escuchando.- contesto cogiendo los impresos apartados y firmando el primero. Al ver que sigo pasando de ella, tengo que decir intencionadamente, me quita el bolígrafo de la mano.- ¡Ey!.- me quejo.

Love is power.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora