Capítulo 3

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Al día siguiente, al despertar, descubrí que ambos estaban desayunando en una de las mesas, sentados y en silencio.

―Buenos días ―dije, sentándome al lado de Oksana y ella se limitó a mover la cabeza a modo de saludo―. ¿Por qué tanto silencio? ―inquirí, a lo que Oksana se encogió de hombros, pero supe que sí lo sabía.
―Oksana ya me lo ha dicho ―escuché decir a Jonan y giré mi cabeza hacia él, con expresión de asombro.
―¿Qué te ha dicho? ―inquirí.
―Lo de Rocky ―esa fue Oksana, y la respuesta me sorprendió aún más.
―Sí, lo de Rocky ―corroboró Jonan―. Recuerdo una vez que me enfadé con mi hermana por una simple gilipollez ―empezó―, pero ésta vez tengo muchos motivos para enfadarme con ella. ¿Por qué cojones se ha ido con ellos? ¿Tan difícil era venirse con vosotras? Estaría aquí conmigo si no hubiese sido una cabezota y se hubiese ido con los secuaces de Vanessa ―añadió, y noté que cada vez se molestaba más.
―Quizá lo hizo por ti ―solté, defendiendo a quien una vez había sido mi mejor amiga.
―Beth, ella no suele pensar en mí, ella debió venir a vosotras.
―Sí, debió, pero no lo hizo ―intervino Oksana―. Quizá tenía sus motivos, ¿no crees? También es posible que le hayan comido la cabeza. Rocky es fácil de manipular ―añadió.
―Oksana, tú estabas muy unida a ella, ¿cómo puedes decir eso? ―inquirió Jonan y yo lo miré.
―¡Venga ya, Jonan! ―bufé―. Bien sabes cómo es tu hermana, Oksana no ha dicho ninguna mentira.

Jonan acabó su desayuno y se levantó.

―Voy a dar una vuelta, pasaré por vuestra casa para coger el espejo ese ―se limitó a decir mientras yo negué con la cabeza, algo frustrada con la situación y con su reacción a lo de Rocky; en mi opinión, es inmaduro por su parte.
―Eres más cabezota... ―murmuré lo suficientemente alto como para que me pudiese oír.
―¿Dónde tienes el espejo? ―le preguntó a Oksana, ignorando mi comentario.
―Flipo contigo ―le solté, mientras Oksana le dijo dónde estaba el espejo.

Acabé de desayunar y me fui a la habitación, no sin antes coger de una de las bolsas que cogió ayer Oksana unas mallas negras y una camiseta también negra de manga corta. Me calcé mis bambas blancas (las cuales estaban más que rotas) y me puse una sudadera granate sin capucha, me peiné el pelo haciéndome un moño mal hecho.

Me senté en el sofá y miré una de las grietas que dejaban ver el cielo azul claro.

―Jonan me dijo que mataste a un chico la noche que lo llamaste ―solté de repente.
―Sí ―corroboró ella, en tono frío e inexpresivo.
―¿Por qué no me lo constaste? ―pregunté, sin dirigir mi mirada a ella.
―No quería asustarte ―respondió, encogiéndose de hombros, sin darle mayor importancia.
―Ya ―ironicé, poniendo los ojos en blanco―. Siempre es por el bien de los demás, ¿no? Nunca es porque no quieres aceptarlo ―bufé―. Mataste a un hombre, Oksana, decírmelo debería haberte sido fácil, soy tu mejor amiga.
―¿Acaso piensas que llevar una puta muerte a las espaldas es fácil? Tengo las manos manchadas de sangre, Beth, no es para nada fácil aceptar que eres una asesina ―dijo a la vez que se levantaba y se dirigía hacia su habitación, dándome a entender que estaba bastante afectada por sentirse una asesina.

No, no era la mejor mañana que se podía tener, pero si hubiésemos sabido el día que nos esperaba, quizá no nos fuésemos puesto tan bordes como nos pusimos.

***

Horas después, los tres estábamos en la sala de entrenamiento, enseñándome a disparar de cerca, la clase que estábamos haciendo ayer justo cuando vinieron a buscarnos.

―De cerca normalmente es más fácil matar a alguien ―empezó Jonan, ya que Oksana había hecho voto de silencio conmigo―. Pero, al estar más cerca de la persona que vas a matar, también es más impactante ―añadió, a lo que Oksana dirigó su mirada al suelo, por lo que supuse que así mató al hombre que se coló en casa.

Miré al maniquí, el cual tenía a menos de medio metro. Respiré hondo y me centré en disparar la pistola en su sien, cerrando los ojos.

―El maniquí no habla ―escuché a Oksana―, así que haré la voz de la persona que vas a matar ―añadió, lo que me dio a entender que intentaría con todas sus fuerzas hacer que no fuese capaz de disparar, pero tan sólo por joderla, lo haría.

La vi moverse hasta quedar detrás del maniquí, de pie y a una distancia prudencial por si se me desviaba el tiro.

―Por favor, no me mates ―suplicó, fingiendo que era el maniquí―. Mi hermano pequeño fue reclutado para ser un robot que obedece a gente putamente loca de la cabeza; mataron a mis padres y sólo intentaba buscar refugio, mi intención no era molestarte, sino aliarme contigo ―siguió, cada vez con la voz más entrecortada―. No quise asustarte, no me mates, sólo venía para conseguir que alguien me acompañe a por mi hermano, no quiero que le metan ideales en la cabeza que no son los buenos, quiero criarlo si es necesario, por favor no me mates ―la última frase le costó tanto decirla que miré a Jonan, quien tragó saliva, acercándose a Oksana.
―¿Estás bien? ―le preguntó.
―De puta madre ―respondió ella, y yo jamás le había visto sonreír tan falsamente como hizo en ese momento, y eso que llevaba toda la vida con ella.

Me acerqué y levanté su cabeza poniendo mi mano bajo su barbilla. Miré sus ojos, los cuales estaban húmedos. Estaba aguantando las ganas de llorar.

―Oksana ―susurré―. ¿Quién era aquel hombre?

Justo cuando acabé la pregunta, las lágrimas le empezaron a caer mejillas abajo y rodeó mi cuello con sus brazos, abrazándome como jamás antes lo había hecho. Miré a Jonan, aunque ya me encontraba devolviéndole el abrazo a Oksana. Él se acercó a nosotras y se unió al abrazo.

Oksana se separó poco después y se secó las lágrimas.

―He intentado con todas mis fuerzas superar el hecho de haberlo matado ―empezó―. No quise hacerlo, en serio que no, pero... sentí que estaba mintiéndome, sentí que estaba riéndose de mí en mi cara. Dijo que mi hermano se había rebelado contra Vanessa y que iban a ejecutarlo, dijo que había salido del recinto donde viven los que están del lado de Vanessa para informarme. No me lo creí, pensé que estaba mintiéndome, que intentaba hacer que fuese a la boca del lobo. Cogí la pistola y, mirándome a los ojos mientras yo mantenía la pistola en dirección a su frente, soltó: «Al final sí me gustaste». Disparé justo después de que pronunciase la última sílaba, y, cuando su cuerpo sin vida cayó al suelo, procesé sus palabras; busqué el móvil para llamar a Jonan y... no quise decirle a quién había matado, así que me inventé que era un loco que se había colado en casa ―una vez acabó el relato, me miró a los ojos y yo tuve miedo.
―¿Era...? ―empecé, pero no quise terminar la pregunta.
―Sí, era él.

N/A
¡¡Feliiz añoo nuevoo 2017!!
Espero que este año os vaya a todos muy bien, y que tengáis un buen año :3
Ala, adiió ajaja

―My_Little_Freedom

Ese fue el fin de nuestro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora