Capítulo 5

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Busqué rápidamente una pistola, no quería salir a enfrentarme a nadie a base de hostias, ya que yo no me sentía fuerte para eso.

Cerré la puerta detrás de mí y cuando ya me sentí mentalmente preparada para disparar una pistola, o eso creí, vi a Kilian protegido por el pequeño cuerpo de su hermana, la cual estaba delante de él.

Desafiaba con la mirada al hombre que estaba apuntando a su hermano, el cual estaba esperando a la señal de Zoey Werst para disparar. Esta última ya había bajado de la furgoneta, acompañada por Rocky, cosa que me afectó y me cabreó a partes iguales. ¿Tan cruel era como para traicionarnos y, además, estar presente en la ejecución de alguien que había apreciado mínimamente? Joder, era el hermano de Oksana, seguro que en su momento le había tenido algo de aprecio, ¿cómo podía ser que estuviese ahí sin inmutarse siquiera?

Vi la rabia arder en los ojos de Oksana al mirar a Rocky, si había algo que ella no soportaba era la traición que Rocky nos había hecho, pero apuesto lo que sea que no se esperaba encontrarla en la ejecución de Kilian, la cual cosa supuse que le había dolido en lo más profundo de su ser.

Me paré a inspreccionar el panorama atentamente, dándome cuenta de que Zoey estaba apuntando a Oksana con una pistola. Debí haber supuesto que, si el hombre no la mataba, lo haría ella, y que, además, Rocky no se lo impediría. ¿Qué mierda estaba pensando esa mujer en aquellos instantes?

―Espera ―dijo Oksana, dejando su pistola en el suelo y levantando ambas manos―. Dejad libre a mi hermano y ejecutarme a mí ―soltó, a lo que yo abrí mis ojos cuales platos.
―¡¿Pero tú estás loca?! ―exclamamos Jonan y yo a la vez.

Oksana nos miró, primero a mí y luego a Jonan, después volvió su mirada a mí.

―Ya os dije que, si debían ejecutar a mi hermano, yo iría primero ―se limitó a decir, frase que casi hace que la matase por ser tan jodidamente leal a sus seres queridos.
―No puedes hacerme esto ―susurré, indignada con la situación, pero más aún con Zoey. Y, por extraño que parezca, también con Rocky.
―Beth, he perdido a mis padres, he matado a Caleb, estoy a punto de perder a mi hermano. No dejaré que me lo arrebaten, Kilian no será ejecutado si lo puedo evitar.

Vi como Zoey sonreía malévola.

―Me da igual a quién matar, pero agradecería algo de rapidez en la decisión.
―Gilipollas ―escupí en un susurro y creo que me escuchó, pero no puedo asegurarlo.

Vi que Oksana le dijo algo a Kilian en el oído, el cual vino hacia mí. Ella se dio la vuelta y quedó de cara a la pared, tal y como lo había estado su hermano minutos antes.

Zoey cargó su pistola, pero yo fui más rápida y, antes de pensar en qué pasaría a continuación o qué consecuencias traería el hecho de hacerlo, le disparé en la sien a Zoey y disparé a la espalda del hombre. Rocky se arrodilló al lado del cuerpo sin vida de Zoey, mientras yo ya había cogido del brazo a Kilian y había empezado a correr hacia la furgoneta. Pude ver que Jonan había hecho lo mismo con Oksana, subimos a la fugoneta y arracó el motor, pisando el acelerador y alejándonos todo lo rápido posible del lugar donde yo me había vuelto una asesina.

***

Casi media hora después, nos encontrábamos entrando en el colegio donde habíamos estudiado cuando éramos niños, no la ESO, sino la primaria, esa etapa que eres completa y absolutamente inocente y te lo crees todo.

Realmente, en mis condiciones, no me hizo ningún bien entrar en ese edificio, pero a nadie se le ocurrió un mejor sitio donde escondernos mientras había gente que me quería muerta, ya que todo el mundo sería consciente en poco tiempo de que había matado a Zoey Werst.

Vanessa querría matarme y, lo que era peor, pensaba que Rocky también. Había matado a su mejor amiga, seguramente me tenía incluso más ganas que Vanessa.

―Y, más o menos, ¿cuánto tiempo vamos a estar aquí? ―pregunté, con ganas de irme a casa y olvidar que todo esto estaba sucediendo, quizá si me esforzaba lo suficiente conseguía pensar que todo era tan sólo un sueño.

Jonan se encogió de hombros y miró el patio del colegio; Oksana no me hizo caso, se encontraba mirando el suelo, lo que me hizo pensar que ni siquiera me había escuchado; Kilian, por su parte, se encontraba algo impactado aún.

―¿Hola? ¿Oksana? ¿Jonan? ―los llamé.

Me miraron y se encogieron de hombros.

―No sé, quizá ya han empezado tu búsqueda, así que lo mejor será que nos organicemos para poder sobrevivir sin que nadie nos descubra ―suspiró Oksana.
―Podemos tintar los cristales de la furgoneta ―dijo Jonan―, así si salimos a la calle, no podrán reconocernos ―añadió y yo lo miré.
―Sí, es buena idea ―respondió Oksana por mí, pero no le di importancia―, pero también debemos tener cuidado a la hora de que no nos vean aquí dentro, supuestamente esto está abandonado ―añadió.
―También podemos tintar los cristales del edificio ―propuse.
―No, eso levantaría sospechas ―negó Oksana.
―Quizá, pero así no tendríamos miedo a que nos viesen ―me apoyó Jonan, así que noté que Oksana se dejó convencer.
―Está bien ―aceptó―. Dudo que por aquí haya comida, así que alguien debería ir a robar comida.
―Iré yo ―dijo Jonan―, así podré pasar a por la pintura para tintar los cristales ―añadió.
―Está bien ―aceptó Oksana―, pero ten cuidado.
―Eso, ten cuidado ―corroboré y le sonreí, mientras él se limitó a despedirse de nosotras con un movimiento de cabeza y una breve sonrisa.

Miré a Oksana.

―¿A ti te pasa algo? ―le pregunté y poco después escuché el motor de la furgoneta alejándose.
―No, ¿por qué? ―respondió preguntándome de vuelta.
―Porque, aunque sean cosas sin importancia, siento que no me dejas tomar decisiones, y, siendo sin importancia, debería poder opinar sin problemas ―le expliqué desde mi punto de vista.
―Supuse que en tu estado, te sería mejor no pensar ―dijo, encogiéndose de hombros y dándome a entender que no le importaba lo que le estaba diciendo.
―¿Mi estado? ¿Qué estado?
―Bueno, acabas de matar a alguien ―soltó y, la verdad, me dolió.
―Sí, y tú también has hecho eso ―reí irónicamente.
―Sí, pero lo tuyo no era necesario.
―De acuerdo, la próxima vez dejaré que te maten, si tan innecesario era ―solté y me alejé de ella, subiendo a los pisos superiores, intentando recordar dónde se situaba la clase en la que había estudiado 6to de primaria.

Me froté la cara y respiré hondo. Para mí, la situación se volvía cada vez más tensa.

Ese fue el fin de nuestro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora