Aquella misma tarde, al levantarme del colchón donde había dormido la siesta, escuché voces, por lo que me dirigí hacia el lugar de donde provenían.
Vi a Jonan y Rocky hablar, por lo que entendí que estarían hablando de lo ocurrido aquella mañana, ya que pude comprender que Rocky estaba algo agresiva hacia Jonan, quien supuse que estaba disculpándose.
―Lo siento ―escuché decir a Jonan―. Mi intención no era que te sintieses culpada de la muerte de Oksana, sólo quería hacerte ver que la opción que tomaste no fue la correcta.
―Yo sentí que sí ―arrebató ella―. Que tú no lo pienses no quiere decir que no lo sea ―añadió―. Yo, en aquél momento, sentí que lo adecuado era irme con Vanessa y Zoey, para poder conseguir que no te mandasen al ejército, para conseguir librarte ―le explicó y Jonan respiró hondo.
―Entiendo que quisieses salvarme, pero, ¿no hubiese sido mejor para todos que te fueses con Beth y Oksana?
―¿Por qué? A mi parecer, Oksana si lo que quería era morir, habría ido a Vanessa, estando yo allí o no, ¿no crees? ―dijo Rocky, y eso me dolió.Me dolió porque sabía que era verdad. Sabía que Oksana había querido que Vanessa la matase, así que entendí que quería conseguir algo con aquello, cosa que no supe qué era en aquél momento.
Entendí que aquello era entre hermanos, así que di media vuelta y me dirigí hacia el gimnasio, en busca de poder hacer algo que matase el aburrimiento, con lo cual, cogí la pequeña libretita que había encontrado y analicé lo poco que había escrito de mi venganza.
Me paré a darle vueltas en mi cabeza al por qué Oksana había decidido que debía ser Vanessa quién la matase. Y no fui capaz de llegar a ninguna conclusión, pero noté que algo dentro de mí cambiaba; algo estaba haciéndome cambiar. Pero no sabía el qué.
Jonan apareció por la puerta del gimnasio sin darme tiempo a cerrar la libreta.
―"Venganza a una rubia oxigenada" ―leyó en voz alta, a lo que yo noté mis mejillas arder, mientras asentía con la cabeza lentamente―. ¿Tienes un plan para vengarte de Vanessa? ―me preguntó, con los ojos bien abiertos, a lo que yo negué con la cabeza.
―No, aún lo estoy ideando ―me limité a responder y él se acomodó a mi lado.
―¿Y te importaría que te diésemos alguna idea nosotros? ―oí entonces que me preguntó Rocky.
―No ―negué sonriendo―. Adelante, quiero oíros ―reí.
―Pues bien ―empezó Rocky―, si no es mucho, yo creo que lo mejor sería ir y secuestrar a Vanessa ―explicó, encogiéndose de hombros.
―Y una vez que la tengamos, la llevaríamos al refugio subterráneo en el que pasamos unos días metidos ―añadió Jonan.
―Y allí, la podríamos torturar hasta que nos suplicase la muerte ―acabé yo.
―Bueno ―rio Jonan―, mi plan no era tan sádico, pero igualmente me parece bien.
―Sí, el mío tampoco ―corroboró Rocky riendo―, pero si tú te ves con fuerzas de torturarla, adelante ―rio de nuevo.Me sonrojé ante sus palabras y después pensé en lo que había dicho, dándome cuenta de que quizá sí era algo sádico.
―Vale ―asentí―, quizá es algo sádico, pero yo creo que se lo merece ―me encogí de hombros―. Ha ahorcado a Oksana, quien no se merecía morir, así que, a mi parecer, se merece ser torturada hasta la muerte, yo no le veo el problema ―les expliqué, mirándolos intercaladamente.
―Es posible que se lo merezca ―empezó Jonan―, pero, ¿eres tú capaz de torturar a alguien? ―me preguntó y yo pensé tranquilamente la respuesta.
―Sí, sí lo soy ―respondí al fin―. Pero sólo si me haces algo muy cruel ―añadí―; no soy una psicópata ―reí.
―Ya, ya lo sabemos ―rieron al unísono.Sonreí y cerré la libreta, sentándome a lo indio en el colchón.
―Y bien, ¿cuál es el plan entonces? ―lancé, a lo que ellos me miraron.
―Entrar en el recinto ―empezó Rocky.
―Secuestrar a Vanessa ―siguió Jonan.
―Y llevarla al refugio donde pasamos unos días ―acabé yo, sonriendo.
―Exacto ―me corroboraron.Sonreí y ellos se levantaron del colchón.
―Ahora, Rocky, vamos a enseñarte a pelear, porque creo que es mejor que tú te quedes aquí y solamente vayamos nosotros dos a secuestrar a Vanessa ―le dije y ella me miró con cara interrogante.
―¿Por qué?
―Hombre ―reí―. Creo recordar que le has traicionado, así que me da que será mejor que te quedes aquí con Kilian y nos esperes ―me encogí de hombros y supe que lo entendía.
―Está bien ―aceptó bufando―, pero si cuando volváis alguno de los dos no viene, iré yo misma a extrangular a esa puta malparida ―amenazó y yo reí.
―Por eso mismo debo enseñarte a luchar ―dije, dando a entender que tenía la impresión de que, en aquel recinto, iba a ser yo quien muriese.
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Ese fue el fin de nuestro mundo
PertualanganBeth es una chica normal, con una vida normal y todas esas cosas. Hasta que, un día, Vanessa Werst asalta la ciudad en la que vive, sumiéndola en una locura absoluta. Beth deberá convertirse en una asesina para poder mantenerse con vida, junto con l...