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―Creo que deberíamos cambiar esta actividad ―señalé un recuadro sobre la hoja de planeación―. Son niños pequeños y pueden lastimarse.

―Sí, tienes razón ¿qué sugieres que hagamos? ―preguntó Gina, mi compañera.

―Podríamos ha...

―Hola bonita ―el aliento de Freddy chocó contra mi cuello provocándome un cosquilleo a lo largo de mi espina dorsal.

―Freddy ―murmuré sin dejar de sonreír. Este chico me estaba volviendo loca.

―Lo discutimos después ¿te parece?

―Si Gina ―sonreí.

Mi compañera se despidió dejándonos a Freddy y a mí, solos en el aula.

―¿Qué hacían? ―tomó la hoja que estaba detrás de mí.

―Es nuestro proyecto final ―me recargué en el escritorio―. ¿Quieres comer algo? ―asintió. ―Pues vamos ― lo tomé de la mano y lo llevé conmigo hasta la cafetería.

De camino nos encontramos con Mike y Dani así que decidimos que sería buena idea almorzar todos juntos. Al final, nuestro almuerzo giró en torno al incidente con las abejas y Freddy.

―Eres tan estúpido, Freddy ―dijo Mike entre risas y el chico a mi lado casi lo mató con la mirada.

―Bueno, y ustedes dos ―nos señaló Dani―, ¿ya están saliendo? ―ambos negamos con la cabeza―. ¿Cuánto tiempo más van a esperar? No me gustaría que terminen mal incluso antes de comenzar a salir.

―Daniela, te dije que no te metieras en mis asuntos con Freddy ―junté todas las cosas que tenía en la mesa y las guardé en mi mochila―. Con permiso.

Me levanté de la silla y abandoné el lugar.

¿Por qué mi amiga no entendía que mis asuntos eran mis asuntos y que no debía meterse en ellos? ¿Cómo se lo tenía que explicar?, ¿con manzanas?

Caminé al estacionamiento para irme a algún otro lugar que no fuese este o donde Daniela pudiese estar. No tenía ganas de verla.

Descarté la primera opción: el café del centro comercial, porque seguramente sería el primer lugar en el que me buscaría, si es que lo hacía.

Conduje durante casi una hora hasta que llegué a una plaza comercial que no conocía. Estacioné el auto y luego caminé alrededor de la plaza buscando un lugar en donde tomar algo.

―Hola, te dejo la carta.

―Gracias ―sonreí y tomé la carta que me ofrecía.

Me decidí por un frappé y un pastel de chocolate.

Estaba esperando a que el chico llevara lo que le había pedido cuando Dani llamó pero no respondí.

―Tú teléfono está sonando.

¿Qué?

Me giré tan rápido que algo en mi cuello hizo crack. De inmediato me llevé la mano derecha al cuello y me sobé.

―No sé mucho de fisioterapia pero déjame ver que pasó.

―No, no. No me duele ―mientes.

―¿No vas a responder? ―señaló el teléfono.

―La verdad no ―negué―. ¿Quieres sentarte?

―¿Por qué no vas a responder el teléfono? ―preguntó mientras se sentaba frente a mí.

―Tuve una discusión con mi amiga.

This Love |Jos Canela|Where stories live. Discover now