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Las festividades Navideñas, Fin de Año y Día de Reyes por fin habían terminado y mi último semestre en la universidad por fin había comenzado. Había esperado este momento por tanto tiempo y ahora estaba a nada de lograrlo.

Nuestras clases eran menos, pues casi todo era pura práctica y tenía que ver lo de mi servicio social. Seguramente me iría a alguna comunidad a alfabetizar a niños y adultos, y eso me emocionaba demasiado.

Por el momento había logrado conseguir empleo en un kínder en donde estaba como auxiliar de una profesora.

Lo único bueno de que ya casi no tenía clases, era que no salía tan tarde como los semestres anteriores.

―¿Cómo les fue en Italia? ―preguntó Miguel.

―Estuvo increíble, ojalá vayamos juntos algún día, seguro te va a encantar ―sonreí y palmeé su hombro suavemente.

A Miguel lo conocí cuando teníamos trece años; yo me acababa de cambiar de escuela y no conocía a nadie. Jamás me he llevado con las chicas, a excepción de Dani a quien conozco desde que estábamos en el kínder. Los chicos han ocupado un papel muy importante en mi vida, pues desde pequeña pasaba más tiempo con mi papá y gracias a eso conseguí muy buenos amigos, entre ellos Miguel.

―Ale ―saludó Freddy uno de los mejores amigos de Mike y un buen amigo mío―. ¿Qué tal Italia? ¿Muchos chicos guapos?

―Muy bonito ―sonreí y me acomodé en la silla―. Y había bastantes chicos guapos pero ninguno como tú ―hice un puchero fingiendo tristeza. Mi relación con Freddy era bastante extraña, solíamos coquetear pero sabíamos que ninguno de los dos buscaba nada más que amistad por lo que este tipo de comentarios eran bastante usuales―. ¿Cómo la pasaste en la playa?

―Muchas chicas guapas ―jugueteó con la basura del popote que yo estaba utilizando para beber del jugo de naranja que había comprado―. Te extrañé mucho ―me miró.

Me reí ante su comentario, sabía que estaba bromeando pero cuando su expresión se tornó seria me callé. Intercambié miradas con Mike y luego volvimos a ver a Freddy.

―Iré por unos libros a la biblioteca, nos vemos al rato ―Freddy se levantó de la silla y después de acomodarla se retiró.

―¿Y ahora qué le pasó? ―fruncí el ceño y miré a Mike.

―No lo sé ―se encogió de hombros―. Se puso muy raro ¿no? ―asentí.

―Bastante.



Luego de ir a servicios escolares a pedir informes acerca de mi servicio social, fui a la biblioteca a sacar un libro que iba a ocupar para una tarea.

Me estaba paseando por los pasillos cuando vi la cabellera de Freddy.

―¡Bu! ―coloqué mis manos sobre su cadera.

―Hey ―dijo sin mucho interés.

―¿Qué tienes? ―me recargué en un muro que estaba en medio del pasillo―. Desde hace rato andas raro ―fruncí el ceño.

―Nada, solo tengo muchos proyectos por hacer ―no apartó la mirada del libro que acababa de sacar del librero.

―¡Freddy! ―puse mi mano sobre el libro y me miró de mala manera―. Perdón.

Quité mi mano de su libro, me enderecé y caminé al pasillo en donde estaba el libro que buscaba. Cuando lo encontré me quedé viendo otros libros, tal vez llevaría alguno a casa y lo leería en mis ratos libres.

This Love |Jos Canela|Where stories live. Discover now