5: ¿Cómo Podría Compensar Tal Comportamiento?

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Phoebe me mira fijamente, con los labios finos como una línea.

—¡¿Vas a decir algo?! —exclamo exasperada.

—¡Oh, por Dios! —exclama reaccionando después de tres años— ¡Él...! ¡Le gustas!

Shhh... —digo poniendo una mano sobre su boca—. No le gusto Phoebe, es un profesor, y por si no recuerdas lo que dijo Sophie, yo no soy agradable a la vista del sexo apuesto... él es... un dios Griego, Nórdico, de Júpiter, Pho. No hay posibilidad de que yo le pueda siquiera parecer linda.

—¡Te acorraló en la puerta de su oficina! ¡Por favor! —exclama— ¡Si dices eso una vez más aplasto tu cara con las llantas de mi coche para que así tengas una razón de llamarte a ti misma fea!

—¿Podrías bajar tu volumen? —le pregunto exasperada al ver que varios nos ven— No quiero que nadie lo sepa.

—¿Ah, tú no puedes presumir de tu momento caliente con el profesor de literatura, pero Sophie sí? —dice casi indignada.

—Para empezar, no fue un momento caliente, la que en realidad tuvo un momento caliente fue Sophie —le digo—. Y para terminar, él tal vez... espera... ¿Cómo que Sophie presume de eso?

Se encoge de hombros.

—La acabo de oír mencionar a su querido señor Gallagher —dice dándole un mordisco a su hamburguesa.

Busco a Sophie y a su séquito con la mirada.

Distingo su cabellera larga y roja desde aquí. Se ríe con sus amigas, y cuchichean entre ellas.

—Esa estúpida no entiende que si el director se entera que besó al profesor, pueden despedirlo —gruño.

—Hace unos días detestabas al profesor y querías que se fuera... ¿Qué te hace querer defenderlo ahora? —pregunta pícara.

—Aún lo detesto, es solo que no me parece apropiado que Sophie hable sobre ese beso, es decir... Puede ir a prisión, incluso si dice la verdad y fue ella la que empezó nadie lo creería —digo en voz baja.

—Anda, admite que quieres que te vuelva a poner cinta, pero esta vez no en la boca —dice ella codeándome.

—¿Cómo? —pregunto confundida.

—Me refiero a ponerla alrededor de tus muñecas, ya sabes, mientras...

—¡No! ¡No quiero oír más acerca de eso! —exclamo tapándome los oídos— ¡Deja el porno, Lasky!

—Bueno, no a tal punto, pero admite que él está... —dice mientras suspira.

—Sí, lo admito está más bueno que el pan tostado con queso derretido, pero eso no quita que sea un profesor y merezca respeto—digo.

—Anda, respétalo metiéndole la lengua hasta la garganta —dice dándome un empujón,

Me rio.

—Eso no es respeto —digo riendo.

—Bueno, solo hay dos razones por las que te puso contra la puerta —dice acomodándose—. Uno, tenías un piojo en la cabeza y él quería sacarlo -pongo los ojos en blanco-, o dos, quería besarte, pero se controló y no lo hizo.

—Él no quería...

—Tu cabello está mojado, se te ve sexy si ignoramos el hecho de que traes ropa de tu hermano. Querida, hasta yo te besaría... —dice palmeando mi espalda.

¡Profe, No Borre El Pizarrón!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora