Regresamos a San Diego el viernes por la noche. La clase entera nos trataron a Sophie y a mí como si fuésemos aliens casi todo el viaje, nadie podía creer que de repente ella y yo nos habíamos vuelto amigas. Phoebe pensó que era una broma, y se rió tanto que terminó por orinarse en los pantalones, hablando de manera literal.
Sophie, Phoebe, Wade y yo estamos metidos en mi habitación desde las cuatro de la tarde asegurándonos de que es Christian realmente el que estuvo detrás de los mensajes todo este tiempo, y resulto ser cierto, incluso le pregunté a Drew sobre él y terminó por contarme exactamente lo mismo que me dijo Sophie.
Phoebe cierra la pantalla del ordenador con furia.
—¡Ahora sí va a saber lo que es sangre! —exclama guardando su teléfono en su mochila.
—¿Qué haces? —le pregunta Sophie.
—Voy a ir a su casa y le voy a prender fuego —responde.
—Cálmate —le digo.
—No, todos vamos a ir y a darle su merecido —dice con los ojos ardiendo.
Wade se planta a su lado.
—Me uno a ella —dice solemne—. Este tipo te rompió el corazón, fue un idiota con Sophie, quiere destruir la carrera de Drew y de paso manchar tu reputación, y yo no pienso permitirlo.
—Mira, Wade salió siendo lo contrario a un ángel —dice Phoebe burlona—. Y todos pensando que era bueno.
Sophie se para al lado de ellos tímidamente.
Aún no se acostumbra a pasar tiempo con nosotros.
—Hay que ir y pararlo de cabeza —dice ella firme—. Si no le ponemos un alto él seguirá aprovechándose hasta exponerte frente a toda la escuela. Si no le ponemos un alto el daño será irreparable.
Tengo miedo, pero están en lo correcto.
—Vamos —digo toma mi mochila del perchero.
*****
Nos plantamos en la caja del supermercado y dejamos sobre la cinta el sinnúmero de productos que hemos conseguido. Tenemos de todo, peces, cabezas de pollo, cinta adhesiva, tijeras de jardinería, pintura, cuerdas, máscaras, binoculares y más.
La cajera mira extrañada nuestras compras, levanta la mirada observando nuestra apariencia.
Sophie acomoda su gorra negra sobre su cabeza y Phoebe recarga su peso en un solo pie, sus botas negras con cordones se ven pesadas. Wade le sonríe amable, intentando probarle que somos personas civilizadas.
—¿No están pensando en cometer un acto terrorista, no? —pregunta pasando las cosas por el verificador de precios.
—No —me rio—, este es un disfraz, obra escolar —me encojo de hombros.
Una vez que salimos el supermercado subimos a la camioneta de Sophie mientras repasamos el plan de Phoebe en voz alta.
—Tú vas a esperar entre los arbustos de la entrada, tendrás la cámara lista —dice Phoebe a Wade—. Cuando te hable al walkie-talke Christian saldrá corriendo como Dios lo trajo al mundo, tomarás la foto y correrás hacia la camioneta.
Wade asiente con expresión de terror. Se pone la máscara de Thor, le extiende la de Hulk a Phoebe.
—No, quiero la de Iron Man —dice ella cruzándose de brazos.
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¡Profe, No Borre El Pizarrón!
Teen FictionMadison Plotkin está por terminar el instituto, tiene calificaciones excelentes (a veces) y un grupo de amigos geniales (o quizá no). Pero como a todos, a ella le hace falta algo. Madison no esperaba encontrar amor en alguien como él, ni siquiera c...