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¿Que quién tocó el timbre de la casa? Sí, fue Alan, ese chico con el que estuve en la fiesta de Jason.

-Alan, ¿Pero qué haces aquí? ¿Cómo me has localizado?-Le pregunté, con una expresión de sorprendida en mi cara.

-Lo primero hola, Jasmine. Me alegra verte otra vez. He estado dando una vuelta por esta zona y te he visto. Como tenía ganas de verte otra vez, he decidido seguirte. Y aquí estoy ahora.

-Alan, estás loco. Y yo también me quedé con ganas de verte otra vez, me caíste muy bien.

-Por cierto, te perdí. Cuando le dieron el botellazo a tu amigo no te vi más.

-Charles no es mi amigo. Ese, es un chico que me odia. Y sí, tuve que irme al hospital junto a él, ya que ese botellazo iba dirigido a mí, pero Charles se interpuso en el medio. No me quedaba más.

-Así que me estás diciendo que ese chico, Charles, te odia, pero que te ha salvado la vida, por decirlo de alguna manera... Vaya.

-De hecho, es la tercera vez que lo hace. Y yo le agradezco por haberlo hecho, pero tú no ves cómo me trata, Alan. Ese chico me desprecia, se cree mejor que yo y es algo que no le voy a permitir.

-Haces bien. ¿Te apetece si quedamos el viernes para ir al cine? He oído que se estrenará una película muy buena.

-Me parece perfecto, ahí estaremos.

-mmmmhhhhmmm... ¿Quién es, Jas? Si es algún vendedor, no tengo dinero.

-Nadie tía, ahora se iba. Pues nos vemos allí, Alan. Ahora vete. -Alan asintió, y se fue.

Le dije a mi tía que me hubiera gustado estar más en su casa, pero me tenía que ir, al día siguiente tenía un examen y me quitaban la escayola. Cómo no, la desgracia se apodera de Jasmine Waldorf. Adivinad con quién me encontré en el autobús. Con ese chico que me odia y desprecia pero me ha salvado el pellejo tres veces. Esta vez ni decidí acercarme a él, no merecía la pena y no tenía muchas ganas de hablar. Pero con la buena suerte que tengo, fue él quien decidió acercarse a mí.

-Jazzy.

-Chico de verdad, no me llames así. Tú y yo no somos amigos, no te lo permito.

-Vale Jazzy-Me dijo, con una sonrisa, pero decidí no hacerle caso. Tal vez si no le hacía caso se alejaría de mí.

-Bueno, a lo que venía... -Me equivocaba.

-¿Por qué evitaste que me dieran un botellazo?¿Por qué me has salvado muchas veces de ganarme una buena? Tú y yo nos odiamos-Le pregunté antes de que me dijera algo.

-Ya te lo he dicho, Jas. Gente como tú me da lástima, tan arrogante y estúpida. Pero como también te dije, yo soy mejor persona y si tengo oportunidad de ayudar, pues lo voy a hacer. Debería de recibir un Nobel, ¿No crees Jasmine?

-Eres imbécil, Charles. No necesito tu ayuda, no te necesito. Nadie te necesita, te aseguro que nadie necesita a un imbécil que se cree mejor que los demás en sus vidas.

-Ay, Jasmine. Si tú y yo somos iguales. Tú también te crees mejor que los demás, te crees que tienes a todos a tus pies y no es así. Pero bueno, no era eso lo que quería decirte. ¿De qué conoces a Alan Hudson?

-Estuvimos el sábado. Se me acercó y empezamos a hablar, me cae muy bien, ¿Por qué lo preguntas?

-No te acerques a él. Lo conozco y está mal de la chaveta. Sé que te odio y que tú me odias y blah blah blar, pero ese tío es un gilipollas. Hazme caso.

-JAJAJAJA, JA, Charles, JA. ¿Hacerte caso a ti? Ni loca. Y deja ya de perseguirme, salvarme el pellejo y protegerme tanto, pareces un moco, hostia-Le dije entre carcajadas.

-Bueno, yo te lo avisé. Luego no me vengas llorando. Y me paro aquí, adiós Jas.

-Espera Charles...

-¿Sí?

-Gracias.

-¿Por qué?

-Por salvarme la vida, inútil. Te odio, pero no sé qué sería de mí ahora mismo si no hubieras estado tú.

-Ya sabes por qué lo hago.

-En serio te lo digo. Me da absolutamente igual por qué lo haces, el caso es que lo has hecho, y gracias-No me creía lo que salía de mi boca, pero necesitaba decírselo, me sonrió.

-De nada. Y deja de decirme éstas mariconadas, estás más buena cuando me odias. No te me pongas dulce.

-Agh, eres un estúpido. Sal ya del bús, me irritas.

-Venga Jasmine, suerte mañana.

-Venga.

Llegué a casa, me conecté al Facebook y les conté todo a Alice y a Blair. Como siempre, decían que yo le gusto a Charles y más tonterías, pero yo les decía que no.

Me desconecté de todos los aparatos electrónicos, y me puse a estudiar. El tema yo ya lo tenía muy dominado, pero siempre era mejor dar un repaso para asegurarse. Y cuando terminé, me vino a la cabeza mi pasado. De hecho, la atracción de la que os hablé hace tiempo, iba subiendo, y la verdad, es que me sentía muchísimo mejor. Pero no podía evitar pensar en ese error que cometí, cómo me sentía y lo mal que lo pasé durante un mes. Intentaba olvidarme de él, pero sólo pasaron dos semanas desde mi viaje y la subida de la atracción, era bastante reciente todo. Pero no podía permitir pensar en eso. A ese error, le llamaba Mi Gran Error. Puede parecer demasiado exagerado, pero cada uno puede interpretarlo a su manera. El caso no fue el error, sino mi manera de actuar a él. Y qué mal estuve. Lo peor, es que nadie lo sabía. Ni siquiera Alice, ni Blair, no podía contarles lo que hice. No era porque no quería que lo supieran, sino porque necesitaba el momento preciso para hacerlo. No podía permitirme sentirme como me sentí.

Mi Gran ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora