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¿Qué tenía que perder? Me seguían enviando cartas, y mis dos mejores amigas me dejaron de lado cuando más las necesitaba. No me quedaba otra más que estar con Jenny. Seguramente Charles también se habría enfadado conmigo por lo cruel que fui con Blair y Alice, pero me daba igual. La atracción de mi metáfora completamente se rompió. Ya no estaba ni en la cima ni el el subsuelo, de repente ya ni funcionaba. Pero me daba igual, todo me daba igual. Se acercaba la semana santa, y ya era el último día de clase hasta las vacaciones de primavera, lo que concluía que recibiría mi última nota hasta la vuelta de las vacaciones. Y así fue, parecía que ya hasta les había cogido cariño a estas, porque ya ni me importaba ni quién era el o la de las notas, y mucho menos lo que ponía en ellas. Cada vez iba más asumiendo de que era un zorra sin corazón que no se merecía nada, y la verdad es que me gustaba. He de admitir que nunca me sentí más viva, ni más cómoda ni mejor conmigo misma a la largo de mi vida, nadie se esperaba nada de mí. Hasta que decidí leer mi última nota de momento:

No te creas que vas a estar de vacaciones solo porque no haya clase, sé dónde vives. Y pronto todos sabrán lo que hiciste. Últimamente te veo más "feliz", a ver si se te quita esa "felicidad" de un golpe, zorra. PD: Parece ser que Blair es la nueva mejor amiga de tu quierida Alice, habrá que matarla como hiciste con Jade, ¿No? Nunca descansarás en paz.

Fue un golpe que no me esperaba para nada, tuve miedo. Si revelaban lo que hice, no saldría viva de la cárcel, o del centro de menores. No quería, y solo se me ocurrió una cosa: acudir a Charles.

—Que quieres, Jasmine.

—Vámonos, vámonos a Springfield por favor—Con las lágrimas en los ojos.

—¿Por qué debería de irme yo contigo?

—Mírame a los ojos, Charles, y dime qué ves.

—Veo a una persona a través de esos ojos marrones, veo a una persona rota, sin saber a dónde ir, y mucho menos sin saber qué hacer con su vida. Pero lo que más me preocupa es que no te veo a ti. Demonios, ¿Qué es lo que te pasa!

—Te necesito Charles. Eres el único que me puede ayudar.

—¿Por qué? Dime una razón, una buena razón y te juro que nos vamos ahora mismo.

No se me ocurrió nada más que besarle, delante de todos.

—No quiero acabar explotando.

—Te llevo a tu casa y prepara las maletas—Nunca me habló en mi vida con tanta seriedad, pero a la vez con tanto miedo.—A las siete en punto en la estación.

Quedamos en la estación, y estábamos los dos con la mochila, con algo de dinero y cagados de miedo. La verdad es que ninguno de los dos sabía lo que hacía, pero tampoco me apetecía pensar en ello. Charles y yo estábamos solos, escapando de la realidad, y después de tanto tiempo me sentí a gusto y a salvo al lado de él. Quién lo diría, Jasmine Waldorf sin sus amigas y con Charles, la persona a la que más odiaba hasta hace poco. Cuántas vueltas da la vida.

—¿Estás segura? No estamos a muchos kilómetros de Chicago, podemos volver...

—Yo no quiero volver, si quieres puedes volver tú, pero yo no vuelvo.

—Me hablas como si estuvieses huyendo por un crimen que has cometido—Fue muy gracioso que me dijese eso, ya que era lo que estaba haciendo. Me sabía un poco mal utilizarle.

—No me seas bobo.

Pasaron horas y llegamos a nuestro destino. Cogimos el hotel que cogimos la otra vez que nos cruzamos, era realmente un buen hotel, barato y no veían si eras mayor de edad o no(yo tenía 16 años y él cumplía 17 en tres semanas). Tuvimos que compartir cama para ahorrar más dinero, y la verdad es que yo no tenía ninguna pega con eso. A Charles le veía un poco avergonzado.

—Vamos Charlie, demos una vuelta por aquí, ¿Conoces bien este sitio? Si quieres te puedo guiar yo.

—No, para nada Jasmine, he vivido aquí media vida y no me sé situar, qué va. Te recuerdo que nos conocimos aquí por decirlo de alguna manera. Liam y yo vivíamos aquí hasta que se separaron mis padres. Liam se mudó porque lo adoptaron sus tutores legales de ahora.

—No lo sabía, y ahora que lo pienso... ¿No te da mala espina Liam? Sé que es tu amigo de siempre, pero no sé, hay algo de él que no acaba de convencerme.

—Liam ha tenido una vida muy difícil, vio a sus padres morir a sus 7 años, y desde allí se ha pasado de familia en familia, hasta esta última de Chicago. Raro es, no te lo niego, pero no es malo. Sus padres murieron justo donde te pasó lo de ese señor que quiso violarte.

—Jo-der, no sé qué decirte...

—No es malo, solo hay que conocerle bien.

—Bueno, ¿Damos una vuelta entonces o no?

—Chica qué cortante que eres a veces. Pero dale vamos.

Fuimos a dar una pequeña vuelta por la cuidad, y nos lo pasamos genial, pero volvimos temprano porque ambos estábamos cansados. En ese momento en mi mente solo entraba la diversión y el sueño, no tuve tiempo de pensar ni en mis padres, ni mis supuestas amigas. Solo estábamos Charles y yo.

Mi Gran ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora