Confrontación

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Pov Narcissa



No podía moverme de mi lugar. Me sentía... petrificada.

La manera en que Draco me había volteado a ver antes de desaparecer con Potter me había afectado. Una mirada de odio y a la vez de nostalgia.


Había visto todo como en cámara lenta; el momento en que el candelabro cayó, cuando Draco, sin dudar, se fue con sus amigos y como mi hermana lanzaba el cuchillo, ¿le habría dado a alguien?


-¿Querida? –dijo mi esposo.


¿Acaso estaba haciendo mal?
¿Qué se suponía que hiciera en estos momentos?
Nunca había dudado de mis acciones, siempre había sido precisa y consciente de lo que hacía; desde que Bella y yo habíamos decidido borrar a Andrómeda, nuestra hermana, del árbol familiar hasta cuando apoyé a mi marido durante la Primera Guerra Mágica, estando del lado de Voldemort.


¿Entonces por qué sentía esta opresión en mi pecho?
Bueno... eso sí lo sabía. 

Draco.

¿Acaso me perdonaría en un futuro? ¿Volvería a verme como su madre y no como una enemiga? ¿Por qué había tenido que forzar a Draco a tantas cosas? Ni siquiera yo me había hecho la Marca...


¡Demonios! Despreciaba a los sangre sucia pero no para llegar a estos extremos.
La vida de Draco peligraba otra vez, ¿en verdad iba a seguir fingiendo que no me daba cuenta? Justo ahorita quería llorar pero no podía, no frente a quienes estaban en mi casa.


...¿En verdad era tan malo que Draco quisiera estar con Potter?
La respuesta debería ser "sí", pero en este momento preferiría tener a mi hijo bajo mi cuidado sin importar nada más.


-¿Querida, estás bien? –volvió a preguntar Lucius.
-¿Está bien? –pregunté con voz baja, esperando que nadie más me escuchará.
-¿A qué te refieres? –preguntó él.
-A... todo, todo lo que estamos haciendo.
-¡Pues claro que sí! –dijo él –lo hacemos porque es lo correcto. Es nuestro deber.


¿Sería eso cierto? ¿Qué era lo correcto? ¿Cómo podíamos dictar que era correcto y que no?


Amaba a mi esposo; claro que lo hacía, aún cuando se supone que nuestro matrimonio era con el fin de mantener el estatus de sangre limpia, nunca había dudado del amor que sentíamos el uno por el otro. 

Aun así me costaba mirarlo ahora, tan absorto en un mundo de magia oscura, tan hundido en esos viejos ideales que nunca habíamos dejado atrás.


Y en ese momento me di cuenta de la situación en que nos encontrábamos. Esto era malo...


-¿Merlín, que acabas de hacer, Bella? –justo cuando acababa de decir esto cuando un remolino apareció en el centro del salón, el cual rápidamente se disipó, dejando a Voldemot imponiendo su reciente presencia en mi casa.


Y Harry Potter no estaba.


–Espero que tengan una buena razón para haberme interrumpido – comenzó a decir Voldemort; su voz era fría e inexpresiva.
-Mi señor –dijo mi esposo –verá... lo que pasa... nosotros...
-¡Habla de una vez! –ordenó sobresaltándonos a todos.
-Mi amo, habíamos capturado a Potter pero... ¡escapo! –dijo Bella.
-¿CÓMO QUE ESCAPÓ? ¿Cómo pudieron permitirlo?
-Mi Lord –dijo Greyback –nosotros capturamos a Potter pero los Malfoy permitieron que la escoria de Draco los ayudara a escapar.
-¿Draco? –preguntó Voldemort.
-Sí, señor, ya le había comentado que no era de confiar, por lo que pude ver el año pasado él ya había decidido pelear del lado de Potter y Dumbledore...
-¡Suficiente! –dijo el Señor Tenebroso callando al hombre lobo –Narcisa y Lucius, hace unos meses ustedes vinieron a rogarme, a suplicar, que perdonara a su hijo. Dijeron que se encargarían de que me fuera un fiel ayudante, aseguraron que lograrían hacerlo ver con claridad...
-Sí, sí, señor... -dijo Lucius para ser interrumpido.
-Y como soy una persona misericordiosa y ustedes siempre me han sido leales, decidí darles una oportunidad. Los deje jugar a los buenos padres. Nosotros los mortífagos somos una familia, Draco era como mi propio hijo y por eso decidí darle una oportunidad... Y ahora mismo, me ha vuelto a fallar. Han dejado que Potter, mi amenaza más grande, mi destino y mi condena, escapara. Me han vuelto a fallar –dijo mirándome a mí y a mi esposo.
-Mi Lord –intentó hablar Bella –le juro que esto fue un accidente y que no volverá a ocurrir, la familia Black siempre ha estado a su disposición y no hay nada que me haga más feliz que poder servirle y...
-¡SUFICIENTE BELLATRIX! –rugió Voldemort –esas son muchas palabras pero me sigues decepcionando con tus acciones. 

Bella bajó la cabeza y no dijo nada más.

-Y en cuanto a ustedes dos –dijo mirándonos otra vez –les voy avisando que no necesito traidores a mi lado; la próxima vez que vea a Draco... no dudaré en acabar con él.

Mi sangre se heló. Mi corazón empezó a latir más deprisa.


-Necesito que aprendan la lección –dijo Voldemort, alzó su varita y apuntó a mi esposo –¡Crucio!


Las piernas de Lucius se doblaron, comenzó a temblar y cayó al suelo de manera sonora. Horribles gritos salían de su boca mientras que sus ojos, completamente abiertos, comenzaban a derramar lágrimas. Sus brazos se estiraron y sus uñas comenzaron a arañar el suelo de manera desesperada. Comenzaba a estremecerse y a retorcerse más violentamente. Su cara estaba roja y comenzaba a sacar espuma de la boca; se ahogaba con su propia baba.


Caí al suelo cubriéndome la cara con las manos –Deténgase –dije en apenas un susurro –Ya basta –repetí ahora más fuerte.
Voldemort reía y no dejaba de apuntar su varita a mi Lucius. 

-Fallarle al mago más poderoso no es un pequeño error. Tu esposo tendrá que aprender a ser más eficiente, aunque sufra en el proceso –una sonrisa siniestra adornó su cara.






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¿Alguien vio el nuevo capítulo de Sherlock?

No estaba preparada para... eso.
Me encuentro emocionalmente inestable T.T


-Sempai

Recuperando a mi EnemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora