El reencuentro (parte 1)

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Pov Harry



Uno de los Carroñeros avanzó hacia las rejas y las sacudió.
-¿Cómo entramos? Están cerradas, Greyback, no puedo... ¿¡Pero qué!?



Apartó las manos. El hierro estaba cambiando y doblándose, y una voz metálica y retumbante se escuchó-¡Especifica tus intenciones!

-Traemos a Potter –dijo Greyback petulante.

No se escuchó nada más pero las puertas se abrieron.


-¡Vamos! –ordenó Greyback. Nos metieron por las rejas y avanzamos entre altos arbustos y estatus de apariencia antigua.



 Vi algo blanco y por instinto intenté alcanzar mi varita aun sabiendo que me la habían quitado y que tenía las manos amarradas. Después me di cuenta de que era un pavo real albino ¿Cuánto dinero tenían los Malfoys? Siempre supe que era una de las familias más ricas pero ¿en verdad podían permitirse realizar gastos tan innecesarios? Me tropecé y tuve que avanzar tambaleante ya que estaba atado a la espalda de los otros prisioneros. Mi cara se sentía hinchada y sentía un fuerte dolor en la cicatriz; ojala Voldemort aún no se hubiera enterado de que nos habían atrapado...



-¿Qué hacen aquí? –preguntó una voz que conocía muy bien, una voz parecida a la de Draco pero más fría y parca; Lucius Malfoy.
-Dicen que traen a Potter –dijo la esposa del rubio.
-Traemos –dijo Greyback para reafirmar –a Potter, a sus dos perros falderos y a otros dos prisioneros.
-¿Y cuál de esos se supone es Potter? Ninguno cumple con sus características –dijo Narcissa.
-Verá, creemos que el de la cara hinchada es Potter...
-¡CREEN! ¿¡Ustedes "creen" y aun así quieren que informemos al Señor Tenebroso!?
-No, no, estamos casi seguros –dijo uno de los acompañantes del hombre lobo –el pelirrojo y la otra son sus amigos.
-Sí, tiene razón, son Weasley y Granger –dijo Lucius –recuerdo haberlos visto en la librería del Callejón Diagon.



Una quietud se había instalado en la sala. Mi cicatriz estaba completamente dolorida, pero luché con todas mis fuerzas para resistirme a los pensamientos de Voldemort.


-Que Draco no se entere de esto –dijo el rubio a su esposa.






Pov Draco



Había pasado tanto tiempo. Alrededor de unos cinco meses desde que estoy aquí. 


Eventualmente había llegado a un estado de "paz" con los demás, como un trato silencioso para evitar pleitos mayores; no hablábamos, no interactuábamos pero ya salía de mi cuarto y aunque sólo hablaba con Dobby, que venía de vez en cuando para darme comida, el silencio constante no me molestaba.



Estaba sentado en uno de mis cuartos preferidos; el estudio. Había un librero enorme que abarcaba toda una pared, unos sillones suaves y una chimenea. El aroma del cuarto era de hojas viejas, madera quemada e incienso de lavanda. 

Recuperando a mi EnemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora