Alex

10. Conflicto

— Ya he estado aquí antes. — susurró, Sophie, luego de recuperar el aire. Su respiración, a diferencia de la de Barry, resultaba sumamente irregular.

— ¿Alex te trajo? — Indagó silenciosamente, él a la vez que inspeccionaba el pasillo principal del gran edificio.

— Así es — Sophie estaba literalmente pegada al cuerpo de Barry, sujetaba su brazo y estaba un tanto escondida detrás de él.

Los pasos que ambos daban eran lentos y precisos, aunque no tan cautelosos como hubieran deseado.

— ¿Qué es lo que está pasando? — murmuró Sophie.

— Sophie, este no es un buen momento. — Y, siempre era igual. Porque nunca parecía ser un buen momento y, eso no era algo que una persona impaciente pudiera soportar.

— ¡Cuándo diantres será un buen momento? — Estalló Sophie. Barry le hizo señas para que bajara la voz, pero el calor ya había inundado sus mejillas y el enojo había alborotado su interior completamente. — No me pidas algo más esperado que lo realice sin darme una explicación que me lleve a saber qué rayos estoy haciendo, porque ¡No lo voy a hacer!

— Sophie por favor... — Unos pasos se escucharon del interior de uno de los cuartos y ambos guardaron silencio, una figura se asomó por allí y antes de que Barry pudiera hacer nada, un objeto de bronce golpeó la cabeza del joven que se acercaba, provocando que este cayera.

— ¿De dónde sacaste eso? — Cuestionó sorprendido, señalando con la vista otro objeto que la chica sostenía en sus manos.

— De ahí. — respondió mostrando un pequeño estante que se encontraba incrustado en la pared, sobre sus cabezas. — ¿Ahora es un buen momento?

— Tienes buena puntería — asintió, Barry, encogiéndose de hombros. — Pero antes... — Añadió atisbando el cuerpo que yacía un par de metros, se acercó a pasos acelerados, empuñando bien el arma en caso de ser necesario. Sophie venía detrás de él, estaba aterrada y, sentía que su sangre circulaba más rápido de lo normal —. Parece que esta inconsciente — Gritó Barry a poco más de unos cuatro metros de distancia del cuerpo inmóvil. Se giró hacia Sophie divertido. — Debía estar muy débil para que lo hayas derribado con un solo golpe.

Sophie estuvo a punto de replicar, con la voz más grave que sus cuerdas vocales accedieran a imitar, algo como "¿Es que estás insinuando que soy un enclenque?" Pero, Barry, no le dio la oportunidad, ya que su cara paso de tener una bonita sonrisa de burla a una expresión de asombro; sus ojos abiertos como platos, mirando fijamente un punto inexistente cambiaron la situación por completo.

— ¡Alex! — Gritó, de pronto, sin medir el volumen que tendría su voz. Corrió hasta él joven aún inconsciente y se arrojó a su lado, mientras que la joven se mantuvo estática. Era difícil descifrar cuál de todos los sentimientos negativos invadió su ser; ¿Miedo? ¿culpa? ¿nervios? ¿dolor, incluso preocupación? ¿O, tal vez todas?

Bien, solo había una cosa segura en el momento y esa era que no era un momento oportuno para nada más que ayudar a Alex y, esperar que él, a diferencia de los demás, pueda explicarle qué sucedía.

Ambos llevaron a Alex hacia la habitación que ya no resultaba extraña para la chica, había estado acostada en la misma cama matrimonial en la que ahora se encontraba el joven, la palabra Malhuneis se hizo presente en su cabeza nuevamente en cuanto miró sobre la cabeza de él y encontró nuevamente en aquella cabecera de cedro "Malhuneis Xhel".

La necesidad de indagar en ello la invadió, y, Barry había asegurado que le contaría todo cuando estuvieran en calma. Aquello incluso hacía que su impaciencia aumentara a gran medida. Pero, no podía ir sin más y comenzar un cuestionario interminable esperando encontrar respuestas con palabras que pudiera entender, porque en ese momento había algo que le resultaba más satisfactorio y encantador que encontrar respuestas: ser testigo de la paz que llenaba a Alex cuando el descansaba. O, como de momento, estaba inconsciente.