Epílogo
Era una tarde calurosa, los sinsajos volaban por el cielo dejando su encantador canto a su paso, el suave viento de verano mecía las flores y hacía volar los dientes de león, llenando la pradera de una belleza inigualable. Y en medio de toda esa hermosura corría una pequeña niña de pelo oscuro, con dos pequeñas trencitas a los lados, con unos ojos azules como el mar; tras ella corría su padre, ambos jugaban sin parar.
-Dandy, cariño, no corras tanto, que a papá le cuesta seguirte el ritmo- Le pidió Peeta a su adorada niña de tres años cuando ya no podía más.
-Vamos papi, quiero llegar antes de que mamá regrese.
-Lo sé, cielo, y te prometo que llegaremos antes- Le dijo, alcanzándola al fin y cogiéndola en brazos- Tu madre en el bosque puede estar horas sin que se dé cuenta, el bosque forma parte de ella.
-Papi, ¿por qué no puedo ir nunca con mamá?
-Porqué aun eres muy pequeña- Besó sus finos cabellos- Cuando seas mayor mamá te enseñará a usar el arco y a cazar- La niña sonrió y dejó que su padre la colocara en sus hombros, juntos fueron hacia su hermosa casa.
Tras la guerra, Katniss había decidido que, aunque vivirían en el 12 porque ese era su hogar, ella no quería vivir ni en La Veta como vivía ella, ni en el centro del pueblo, como vivía Peeta, ni en la aldea de los vencedores, esos lugares les traían a los dos demasiados recuerdos de la peor época de sus vidas. Por ello, una vez volvieron al distrito comenzaron a construir una hermosa casa junto a ese maravilloso prado, justo al otro lado de lo que habían sido las alambradas, cerca del bosque y a la vez junto al pueblo.
Para Katniss era más fácil vivir allí, todo el mundo los conocía, cada vez que los veían los saludaban y los paraban para decirles alguna cosa, o simplemente aplaudían cuando los veían, y eso no hacía que se sintiera muy cómoda. Normalmente, Peeta conseguía que los dejaran tranquilos con unas palabras amables, pero eso no hacía que Katniss estuviera de mejor humor.
Ese día era el cumpleaños de Katniss, y por ese motivo, lo primero que había hecho nada más levantarse había sido vestirse y correr al bosque, no queriendo que nadie la felicitara, sobretodo gente que no fuera de su familia.
Aun así, Peeta y Dandelion se habían propuesto darle una pequeña fiesta de cumpleaños, así que en cuanto llegaron a casa, los dos se metieron en la cocina y se dispusieron a preparar un buen pastel, unos bollos y algo para cenar que fuera especial. La pequeña Dandelion tenía el regalo de su madre escondido en su habitación, y esperaba ansiosa el momento para dárselo.
Una vez dejaron los bollos en el horno, Peeta mandó a su hija a bañarse mientras él leía un poco las noticias. No había muchas cosas interesantes, algunas columnas sobre el estado de los distritos, algunas columnas cómicas… Solo hubo una noticia que llamó su atención.
<<GALE HAWTHORNE ES PUESTO EN LIBERTAD
El convicto Gale Hawthorne, condenado a diez años de cárcel por traidor y por conspirar contra El Sinsajo, ha sido puesto en libertad tras tres años de condena por buen comportamiento, dándole una libertad condicional de otros tres años. Se están firmando los permisos y las autorizaciones necesarias, y en un plazo de dos días, el señor Hawthorne estará de nuevo en lo que una vez fue su hogar, el distrito 12.
Según el juez, no podrá abandonar el distrito durante el tiempo que dure su condicional, y deberá permanecer a un mínimo de 20 metros de distancia de “El Sinsajo” y su familia.
No sabemos como tomarán nuestros trágicos amantes esta noticia, pero lo cierto es que todo Panem no apartará los ojos del señor Hawthorne tras lo ocurrido durante la guerra…>>