Aleación [SANGRE & ACERO #3]

Capítulo 7 - Vamos a averiguarlo.

- ¿Estáis seguros? - Preguntó James de nuevo.

- Sí.- Aseguró Jayce.

- No. - Protesté.

Todos me miraron mal.

- ¿Que? Jayce sólo ha visto el cadáver, no los agresores. - Me defendí.

- ¿Hay muchos vampiros más por la universidad, Sophie? Creo que es obvio. - Interrumpió Xavier.

- ¿Puedes describir otra vez la escena? - Preguntó Lexa.

Rodé los ojos y me acomodé mejor en el sofá de casa.

- Vi a un chico colgado de una cancha de baloncesto, era obra de un vampiro, sin duda. Había sangre por todos lados.

Lexa y James se miraron por unos segundos.

- Ya es el tercer asesinato con ese mismo método en la ciudad. - Confesó James.

- ¿Entonces ha ocurrido antes? - Dijo Aiden.

- Dos veces, una de ellas en un bosque en las afueras, la otra en plena ciudad apenas hace unos días. - Aseguró Lexa.

- Y justo cuando aparecen los Walker.- Soltó Jayce.

Me levanté y cogí mi teléfono de encima de la mesa.

- Seguid con vuestra pequeña lista de sospechosos los cuales se reducen a uno, mientras tanto hay una persona inocente que está en peligro. Yo de vosotros pararía la investigación antes de que vengan Andrew y Anna. - Habíamos preferido dejarlos al margen, al menos de momento.

Salí del salón y me dirigí hacia mi habitación, evitando los problemas por unos segundos.

Llegué y cerré mi puerta para evitar escucharlos y simplemente me puse a revisar mi teléfono.

Se me olvidaba, mi vida social era prácticamente nula y no me hablaba ni la virgen maría. Dejé el teléfono a un lado y me tiré en la cama, observando el techo.

Me encantaban los momentos así, de soledad, de poder hablar conmigo misma, recolocar mis pensamiento y emociones y olvidarme de todo lo de mi alrededor.

Cerré los ojos y me relajé completamente.

De repente la cama se hundió, y abrí los ojos rápidamente mirando hacia mi lado.

Su presencia me desconcertó e intimidó por igual.

- Ryan. - Dije a modo de saludo.

Se encontraba tumbado de lado, con la cabeza apoyada por su mano, mirándome sonriente.

- ¿Se te olvida que no puedes dormir? - Bromeó.

- Sólo estaba pensando.

- Piensas demasiado. - Se levantó de la cama y se colocó enfrente de mi. - Levanta. - Me tendió la mano.

La cogí y me levanté junto a él.

- Pon tus manos sobre mis hombros. -Soltó.

- ¿Que? - Dije totalmente confundida.

- Vamos, ¿No confías en mi?

Suspiré y hice lo que me pedía.

- Ahora cierra los ojos.

Cerré los ojos y mis nervios se multiplicaron por diez.

- ¿Porque estás tan tensa? Relájate.

Si tu supieras ...

Intenté relajarme y suspiré varias veces para conseguirlo.

-Sigue mis pasos sin abrir los ojos.