Aleación [SANGRE & ACERO #3]

Capítulo 14 - Castigo

Antes que nada enhorabuena a mi ídola, mi reina y mi mayor inspiración. Beyoncé está embarazada de gemelos y yo estoy en shock. Congratulations Queen, the Hive loves you🐝❤️

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Me tiré en la cama y coloqué mis manos en la cara, estresada con toda la situación.

- ¡¿Me puedes explicar que demonios hacías hablando con dos criminales?! - Exclamó Hunter mientras que entraba justo detrás de mi.

- ¿¡Y como iba a saber yo que eran los criminales más buscados de la ciudad?!

- Bueno, iban enmascarados y con una mochila llena de armas a sus pies, tampoco era tan difícil.

- ¡Claro! ¡Porque es muy difícil ver a dos enmascarados en carnaval!

- ¡Deberías haber tenido más cuidado!- Levantó la voz de nuevo.

- ¡No ha pasado nada! ¡Deja de gritar!

- No, ¡Deja tú de gritar!

- ¡No estoy gritando! - Grité.

Su rostro cambió al instante, y sus hombros se relajaron, mientras que una sonrisa apareció en su boca.

- ¿Y ahora que te pasa?

- Nuestra primera discusión de pareja. - Soltó mientras se apoyaba en el mueble.

Abrí la boca con sorpresa, sin creerme sus palabras, y le tiré un zapato.

Lo esquivó rápidamente y corrió hacia mi, saltó en la cama y se posicionó encima de mi, de nuevo. Cogió mis manos y las colocó encima de cabeza.

- ¿Y esta extraña manía de inmovilizarme? - Dije mientras observaba sus suaves labios a centímetros.

- Dilo. - Susurró.

- ¿Que diga el que?

- Que somos pareja.

- Pero no lo somos. - Reí.

Levantó una ceja y acercó sus labios a los míos, aún sin soltar mis manos.

Dejó sus labios a centímetros de los míos y cerré los ojos, esperando el beso, un beso que no llegó. Abrí los ojos y lo encontré riendo sutilmente, con una media sonrisa, con sus labios aún cerca de los míos.

- Dime que estamos juntos y te beso.- Susurró aún con una sonrisa.

No pude evitar reír.

- No estamos juntos. - Contesté.

- Respuesta incorrecta. - Abrió mis piernas y se colocó entre ellas, cogió mis manos más fuerte y acercó su cuerpo contra el mío. - Dilo, y te beso. - Susurró acercándose un poco más.

No iba rendirme, no tan fácil, así que me mantuve callada, me acomodé sobre la cama y miré sus ojos azules como el cielo por un buen rato.

- A la mierda, no lo digas. - Dijo al cabo de unos segundos, y juntó sus labios con los míos.

Nuestras lenguas bailaron en silencio, sin más ruido que el leve sonido de los coches en el exterior.

Soltó mis manos y las llevé a su cuello, acariciándolo lentamente, al mismo ritmo que nuestros besos, los cuales poco a poco, fueron aumentando de ritmo.

Enredé mis dedos en su pelo platino y él separó sus labios de los míos, para después besar la comisura de mis labios y bajar por mi mandíbula hasta mi cuello.

Cuando sus labios llegaron hasta la parte superior de mi jersey se separó rápidamente y tiró de él, lanzándolo a alguna parte de la habitación.