Aleación [SANGRE & ACERO #3]

Interludio - Una carta para Sophie

La cabeza me daba vueltas, abrí los ojos con dificultad, provocando que una luz me cegara una vez más.

Intenté levantarme del suelo en el que me encontraba, pero mis piernas me fallaban, no tenía fuerzas ni para sostenerme en pie.

Cuando por fin mis ojos se adaptaron al entorno, pude observar mejor dónde me encontraba. Era una vieja celda, rodeada por barrotes de plata y un enorme foco de luz solar en el techo, iluminando la habitación. Esa era la causa de mi debilidad.

Llevaba lo que parecía una bata de hospital, y estaba descalza, no tenía ni idea de dónde se encontraba mi ropa.

Mis alarmas se activaron cuando observe a Markell a escasos metros de mi, tirado en el suelo. Avancé hacia él, arrastrándome, intentando recaudar toda la fuerza que tenía.

Levanté levemente su cabeza la cual se encontraba contra el suelo, dejándolo así boca arriba.

- No. - Susurré al encontrar un agujero de bala en su frente.-No Markell porfavor. - Cogí su cabeza entre mis brazos mientras las lágrimas comenzaban a deslizarse entre mis mejillas. - No me hagas esto. - Sollocé observándolo fijamente.

Sabía que no había nada que hacer, la bala era de plata.

Cerré sus ojos entre lágrimas y dejé su cabeza descansar en el suelo para alejarme unos centímetros, apoyándome en la pared aún con mi mirada fija en él.

Observé el trozo de papel que se había guardado en el pantalón cuando entró en mi habitación cayéndose del mismo, y sin más dilación, lo cogí rápidamente.

Volví a apoyarme en la pared y lo observé por unos segundos. Me armé de valor y lo abrí, observando su letra en el interior.

Me sorprendí al ver mi nombre en la primera línea, comencé a leerlo mientras las lágrimas seguían cayendo, empapando el papel.

''Querida Sophie,

No sé como agradecerte todo lo que has hecho por mi estos días, simplemente es imposible. Me has hecho creer que tengo algo por lo que vivir, me has dado el valor para continuar, y una razón para hacerlo.
Me he sentido como en casa bajo estas cuatro paredes, gracias a tí, gracias a Anna y a todos los integrantes de esta increíble familia. Pero como tú misma dijiste cuando me conociste; debo encontrar mi lugar, y no creo que este sea el mío.
Por eso me voy, aún no se a dónde, al Sur, seguramente, estoy harto de el frío de Alaska y California suena genial. ¿No crees?
No soy muy bueno con las despedidas, por eso he decidido dejarte estas letras, te mereces una explicación, de hecho, te mereces todo lo mejor.
Volveremos a vernos, te lo aseguro.

Con cariño, Markell.''

Arrugué el papel el papel, frustrada, mientras que las lágrimas salían con más fuerza de mis ojos y lo lancé a algún lugar de la habitación.

Iba a irse, iba a encontrar su lugar, su destino, iba a tener la oportunidad una nueva vida, y ahora estaba muerto, una vez más por mi culpa.

Grité con todas mis fuerzas mientras golpeaba la pared detrás de mi.

La frustración, el enfado y la pena se mezclaron en mi cuerpo, provocando una sensación explosiva, tanto que por un segundo creí que ni siquiera la destellante luz me molestaba.

Escuché el sonido de una puerta abrirse, y una silueta apareció desde el pasillo.

Pude observar a una chica no mucho más mayor que no, sus ojos rojizos me inspeccionaron con calma y se sentó en una de las sillas fuera de la celda.

La inspeccioné mejor, su cabello rubio caía con gracia sobre sus hombros, y sus ojos azules me miraban con odio. Sin saber porque me recordaba a alguien.

-Siento haber dejado el cuerpo de tu amigo ahí, sé que és de mal gusto, pero para que mentir, quiero hacerte sufrir. - La observé mientras una media sonrisa se situaba en su estúpida cara. - Voy a dejarte morir de hambre, y después voy a salir ahí fuera y voy a acabar de completar mi lista, no voy a parar hasta que todos estéis muerto.

- Eso no va a pasar. - Murmuré.

- ¿Y cómo estás tan segura?

- Porque voy a salir de aquí y te voy a matar. - Unas fuertes carcajadas indundaron el lugar.

- Sé que lo intentarás.- A medida que acababa de hablar, dos guardias entraron en la sala. - Vas a pagar por haber matado a mi padre.

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Otro capítulo en una hora.