Capítulo 39 - Una mala idea

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Los minutos pasaban y con ellos la esperanza de que me descubrieran.

¿De verdad se habían ido sin mi?

Mi cuerpo seguía atado a una de las esquinas de la cama, mi culo tocaba el suelo y las malditas cadenas hacían presión en mi estómago, impidiendo moverme.

Frustrada, grité con todas mis fuerzas. Las habitaciones estaban insonorizadas, por lo que no servía de mucho.

Recosté mi cabeza contra la cama y llevé mis manos de nuevos hasta las cadenas, intentando tirar de ellas. Otro grito salió de mi garganta cuando la plata quemó mis manos. Instintivamente, aparté mis manos de las cadenas.

Cuando viera a Ryan lo iba a matar.

Me rendí, no iba a salir de ahí, no me quedaba otra que esperar. Pasaron lo que parecieron horas, sin una pista, sin saber absolutamente nada, la espera me estaba matando.

Fue entonces cuando escuché la manilla de la puerta girarse. Me recoloqué en mi sitio rápidamente esperando que fuera Ryan, esperando que me desatase para poder patearle el culo.

Pero nada de eso, en su lugar, pude ver a Markell entrando a la habitación tranquilamente. Observé un trozo de papel en su mano y una actitud decidida, hasta que su mirada se encontró con la mía.

- ¿Sophie? - Pronunció confuso.

- Tienes que sacarme de aquí, rápido.

Pude ver cómo guardaba el trozo de papel en su bolsillo del pantalón trasero y se acercaba a mi rápidamente.

- ¿Se puede saber que haces aquí? Ryan ha dicho que habíais discutido y te habías largado.

- El muy imbécil me ha atado. - Le expliqué rápidamente mientras llegaba hasta a mi. - Necesitas encontrar algo para romper las cadenas.

Miró por la habitación unos segundos.

- Lo tengo, ahora vuelvo. - Se levantó y salió de la habitación a toda prisa.

Unos segundos más tardes, volvió a aparecer con unos alicates gigantes de podar.

- Cuidado, no quiero darte a ti. - Murmuró mientras colocaba las cadenas entre los alicates.

- Ya. - Lo avisé cuando las tenía cogidas.

De un rápido movimiento rompió las cadenas, me las quité de encima rápidamente y me levanté.

- Tenemos que ir, ya.

- Se han ido hace horas. - Contestó

- Entonces démonos prisa.

Cogí todo lo necesario y corrimos hasta el coche, dónde me dispuse a conducir.

Tardamos unos diez minutos en llegar a la localización.

- Será mejor que dejemos el coche aquí. - Murmuré al ver la casa a unos metros. - Daremos la vuelta y nos acercaremos por la parte de atrás, hay un bosque así que podremos acercarnos.

- ¿A que esperamos entonces? - Me bajé del vehículo y anduve hasta una parte de la acera, para después adentrarme en el bosque.

Markell me siguió de cerca, dimos una vuelta al bosque, adentrándonos todo lo posible para después dar la vuelta y situarnos en la parte trasera.

- Ten cuidado, no sabemos que podemos encontrarnos. - Me susurró.

Tragué saliva, preocupada ante la posibilidad de que algo haya podido salir mal y avanzamos hasta la casa, haciendo zig zag entre los numerosos árboles.

Aleación [SANGRE & ACERO #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora