En una escuela secundaria, Jake disfruta de cada momento junto a sus amigos. Un chico muy positivo, alegre y con gran sentido del humor. Su peculiar actitud lo lleva a veces a meterse en líos, o en esta ocasión, llevar su curiosidad al límite por un...
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Le doy sorbo a mi gaseosa para después dar una mordida a mi hamburguesa, lo cual causa que un chorro de kétchup salga disparado hacia mis pantalones beige. Con una servilleta trato de quitar el exceso de la salsa, pero solo logro hacer una mancha muy grande que se extiende entre mi entrepierna.
—Oye amigo, usa un par de tampones ¿quieres?—se burla George mientras hace burbujas con la pajita de su gaseosa.
— ¡Dios, chicos! Parecen niños para comer—Logan rueda los ojos, mientras esta cruzado de brazos.
Habíamos quedado hoy después de clases en el Diner del viejo Ron, un lugar muy concurrido por los chicos del colegio, pero por alguna razón Mía aun no llega. Intente invitar a Layla para que nos acompañara, pero como era de esperarse se negó rotundamente.
—Antes de que se me olvide—anuncia Logan mientras saca su tableta—, he logrado hackear la cuenta del Colegio, y he encontrado el nombre completo de Layla.
—Dímelo de una buena vez.
—Nombre completo, Layla Karina Scott. Vive con su padre, huérfana de madre desde los diez años. Dieciséis años actualmente, más grande que tú, con sangre canadiense.
—Por casualidad, ¿estará su número de teléfono?—inmiscuyo acercándome a su tableta con la información.
—Mmm… no, solo el de su padre. Aunque dudo que quieras hablar con él.
—Ya me imagino a Jake ligando al ruco—suelta con mofa el idiota de George.
Mía entra al Diner con aires de diva, llamando la atención de todos alrededor debido al repiqueteo que sus zapatos de tacón causan al chocar contra el piso, además de la llamativa pantaloneta corta y su chaqueta de cuero.
— ¡Hola mis amores!—saluda alzando las manos.
—Hola mami—le responde seductoramente George mientras le coloca un brazo alrededor de su cadera.
— ¡Tranquilo, espacio personal!—dibuja un cuadrado imaginario frente a ella—. No te quieras pasar de listo.
—Creo que ese espacio personal no aplica para Taylor, ¿o sí?
—Cállate idiota—espeta enfadada, cuando el castaño le menciona a su más actual amante.
Ya estando el grupo de amigos completo, empezamos a dialogar con una que otra broma. Mía decidida ordena a la mesera la malteada que habitualmente pide; chocolate con café, crema batida con topping de chocolate por encima. George toma la iniciativa por pagar su bebida.
— ¿Qué cuentan de nuevo chicos?—la única chica de entre nosotros pregunta.
—Pues hasta ahora solo he hackeado la cuenta del colegio—se enorgullece Logan.
—Wow, ¿en serio?—Mía coloca sus codos sobre la mesa inclinándose hacia el experto en tecnología—. Podrías… ¿podrías ponerme un diez en mi examen de español? Es que de verdad creo que me troné esa clase.
—Lo podría hacer, pero me tendrás que pagar—Logan se cruza de brazos de nuevo, negociando recibir algo bueno a cambio.
—Oye espera, no te daré nada físico o sexual—asegura la pelinegra formando una equis con sus brazos sobre su pecho.
— ¡¿Qué crees?! ¡¿Qué soy igual que George?! Lo único que quiero son unos veinte dólares, estoy ahorrando para una súper computadora, niña insolente.
—Ten cuidado con tus palabras, ratón de laboratorio—sentencia George con su mano empuñada.
Mía solo rasca su cabeza muy avergonzada sonriendo, decide cambiar la dirección que lleva nuestra plática.
— ¿Qué tal te va con tu chica?—codea mis costillas.
—Pues no tan bien. Hasta ahora lo único que sé, es que se llama Layla Karina Scott y tiene dieciséis años—suelto el aire en mis pulmones frustrado—. No sé ni su número de teléfono.
—Sabes, tengo unos contactos. Tal vez si les doy el nombre puedan encontrar su número de teléfono.
— ¿En serio? ¿Podrías encontrarlo?
—Creo que sí, te digo mañana que investigue—me guiña un ojo—. Ahora Logan, quince dólares y me pones un nueve. ¿Qué te parece?
💙💜💙
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