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Layla ya se encuentra limpiando las mesas con un trapo deshilado que le ha prestado la cocinera Guerty

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Layla ya se encuentra limpiando las mesas con un trapo deshilado que le ha prestado la cocinera Guerty. Se ha estado portando un tanto diferente desde su confesión de ayer, aunque eso no quiere decir que ahora sea un pan de Dios. Pero por lo menos... La intención cuenta ¿no?

—Layla, ¿me podrías traer la pala para recoger la basura?

— ¡Mueve el culo Andrea! Que me gustes no quiere decir que me vaya a convertir en tu pupa—y este es el momento en que me arrepiento de haberle dicho mi segundo nombre.

—Tu siempre tan empalagosa—bromeo.

Busco la pala por mi cuenta y empiezo a recoger la basura que han dejado tirada por toda la cafetería. Me pregunto seriamente si aquí estudiaran cerdos o adolescentes, o tal vez cerdos adolescentes; si, es lo más seguro.

Escucho el ring ton de un celular, Layla lo saca de su bolsillo. La veo atentamente y observo que es un celular antiguo; claro, de esos que solo servían para llamar y escribir mensajes de texto. Lo guarda cuando percata que la observo.

—Has conseguido celular, ¿eh?

—Sí, mi tío siempre mantiene un celular de emergencia en casa, para que este siempre comunicada con él.

— ¿Tu tío?—una duda se cuela en mi cabeza—. Entonces, el tipo del otro día, el que parece gemelo de James Bond, ¿es tu tío? Pensé que era tu padre.

—Pues sí, aunque en teoría es como mi padre. Él se hizo cargo de mí desde los diez años, cuando mi madre murió. Desde entonces he sido una carga para él, y todo porque mi padre nunca quiso hacerse cargo de mí— de su boca se escapa un sollozo—. Nunca le importe. Solo le importo abandonarnos para irse con la primera tonta adinerada que le hiciera caso.

—No creo que tu tío piense eso de ti. Eres una niña linda que sabe cuidarse sola, no creo que le seas una carga. Además, no es problema tuyo si tu padre no vio a la hermosa hija que tenía.

Mi comentario la calma. Se aferra a mi brazo con fuerza, y no hago más que darle un beso en la coronilla de su cabeza.

—Solo puedo decir, que hasta los corazones más bondadosos pueden ser corrompidos por la avaricia.

—Tienes razón, pero de nada te sirve tener dinero si no tienes amor—aseguro alzando los hombros.

—Es por eso que me gusta tenerte a ti siempre cerca... O bueno, casi siempre.


💙💜💙

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—Se Despide Fer🎈

Retando a tu corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora