-6-

153 33 24
                                    

Tomo uno de los tacos de la porción que me he comprado en la cafetería

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tomo uno de los tacos de la porción que me he comprado en la cafetería. Acerco la bandeja ofreciéndole uno a Layla, pero solo niega con la cabeza. Viéndola como mueve de rápido sus dedos sobre la pantalla de su celular, recuerdo que aún no tengo su número.

—Oye, ¿cuál es tu número de teléfono?—pregunto limpiando mi boca con una servilleta.

—Por supuesto, que no te lo daré—responde mientras sigue pegada a la pantalla del celular.

— ¿Y tú dirección?

—Oye, ¿eres imbécil o qué? Si no te di mi número, crees que te daré mi dirección—afirma viéndome seriamente a los ojos.

—Está bien, solo quería intentar—alzo los hombros restándole importancia—. ¿Qué cosas te gustan hacer Layla?

—Okay, ¿por qué quieres saber tanto de mí?

—Para saber que tenemos en común y así tener temas de qué hablar—aseguro inocentemente.

— ¿Para que luego digas que tú también haces eso, con tal de que llames mi atención?

Cada una de sus respuestas es tajante hasta la medula. Creo que es una chica muy astuta y no negare que sus pensamientos me sorprenden. Decido concentrarme en mi comida y dejarla en paz por un momento, al acabar observo de reojo que habla con alguien por el chat.

— ¿Acaso es tu novio?—curioseo.

—Es una amiga, tarado—responde con un rodamiento de ojos.

— ¿Tu? ¿Amigas? ¿En serio?

—Sí, la verdad, no siempre fui la chica solitaria...—habla restándole importancia a lo que dice

—Entonces... ¿Qué fue lo que te paso?

Me ve fijamente con esos ojos castaños entreabriendo su boca a punto de hablar, pero solo exhala una bocanada de aire. Empieza a jugar con sus dedos y lleva parte de sus mechones que cuelgan detrás de su oreja.

— No creas que estoy aquí simplemente para molestarte, puedes contarme lo que quieras. Prometo ser tu confidente—informo con una sonrisa.

—Gracias pero, he aprendido que la mejor solución es aprender a superarlo todo sola. La gente suele clavarte un cuchillo por la espalda.

Otro silencio incomodo se apodera del momento, Layla reposa sus brazos sobre la mesa.

—Entonces...—digo retomando el tema— ¿Me darás tu numero?

—No.

— ¿Y tú dirección?

—Okay, te la daré—acepta exasperada.

— ¿Enserio? ¿No estás jugando?

—No, escucha, es calle vete al carajo, avenida púdrete.

—Y yo pensé que no tenías sentido del humor—afirmo soltando una carcajada.

—Hay muchas cosas que no sabes de mí—forma una pequeña sonrisa que rápidamente niega.

— ¿Te acabas de reír?

—Claro que no.

—Bien, lo hiciste.

—Que no.



💙💜💙

¡Gracias por leer!

No olvides votar si te ha gustado y dejar tu opinión en los comentarios.

—Se Despide Fer🎈

Retando a tu corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora